Vida en vanguardias
La casa guatemalteca artsy de Rudy Weissenberg y Rodman Primack
Cómo describir a Guatemala? “Contrastes y extremos. Una vez me dijeron que pudiera ser México en los 50. Es una urbe con tráfico, ruido, comercio… Los guatemaltecos somos trabajadores y siempre listos para hacer algo. Es una ciudad llena de escondites, magia, historia y belleza. Su posición en El Valle de la Ermita dicta una topología exuberante”. La pregunta es para Rudy Weissenberg y Rodman Primack, dos diseñadores y empresarios que viven en primera persona el talento para crear espacios en los que se comparte la cotidianeidad con la pasión por el arte. Afincados en el lugar de nacimiento de Weissenberg, su casa los describe y, a la vez se convierte en el epítome de la renovación que está experimentando ese destino centroamericano. “La casa fue construida al final de los 80 para la familia (cuando todos los hijos salieron le quedó muy grande a mi madre)”, dice Rudy.
Sucede que, aunque transcurra mucho tiempo tras dejar la ciudad donde nacimos, suele asentarse en algún momento el deseo de regresar a ella. Para Weissenberg también funcionó así. “Después de 20 años de vivir fuera, regresé a Guatemala con Rodman… Buscamos propiedades durante casi un año y no encontramos algo que nos gustara. En una conversación con mi madre decidimos partir la casa a la mitad y crear nuestro nuevo espacio para vivir juntos, pero no revueltos. Lo que más nos atrajo fue su ubicación, en la cima de una montaña, con una vista privilegiada de la ciudad. Es como vivir en las nubes. Los ‘huesos’ existentes de la casa sirvieron como la guía de qué deberíamos de hacer: espacios grandes, altos, con luz. Sabíamos
que queríamos un área principal donde nos pudiéramos entretener y que, a la vez, se sintiera acogedora, limpia, contemporánea mientras incluíamos momentos inspirados y construidos con un lenguaje local. Los textiles, colores y artesanías de Guatemala fueron la motivación de muchas de las decisiones. Es una celebración del país”.
Entonces comenzó el proceso que tanto entusiasma para lograr concertar criterios al decorar. Para cualquier persona, más para dos artistas, llega el cuestionamiento: ¿estética o funcionalidad? Rodman diría estética, Rudy funcionalidad, y esa es la razón que hace que funcione para ellos trabajar juntos. “Un ejemplo es el sofá azul de la sala, diseñado por nuestro amigo y tremendo arquitecto Johann Wolfschoon, de Panamá”, revelan.
En ese caso específico, Rodman se preocupó por las telas (que él mismo diseñó), cómo se veía y encajaban en el proyecto, y Rudy se enfocó en la construcción y el confort. En todo eso inciden sus personalidades... “Rodman es mucho más exigente y busca la perfección. En Guatemala usamos el refrán ‘terco como una mula’, que significa que empuja, empuja y empuja para llevar los proyectos a una calidad de trabajo alta”, afirma Rudy, quien por su parte se describe como “más práctico y que le gusta negociar”. Con su experiencia en finanzas y en la realización de proyectos para televisión, siempre mantiene su preocupación sobre el presupuesto. La clave está en que nunca prevalezca el uno o el otro. Lo inteligente es saber cómo llegar a un consenso.
El arte es otro elemento que tiene un sitio protagónico para ellos en la creación de sus espacios. “Es la razón por la que nos conocimos y es una conversación que hemos mantenido durante 20 años. Nosotros nunca hemos comprado una obra porque ‘va en un lugar’ o ‘es para tal pared’. El arte tiene un lugar privilegiado, todo gira alrededor de él y no al revés”, afirman.
Ala hora de crear los ambientes, imaginamos que para Rudy y Rodman habrán tomado preeminencia uno o más estilos, ¿cuál o cuáles serían? “Todos los buenos”, afirman entre risas. “El ambiente, el sitio y el entorno van dictando las decisiones para crear algo cohesivo e inesperado”, dice Rudy. “No nos atrae la rigidez de un período, es más cómo vive y se desarrolla una persona en un espacio. La mezcla, el exotismo y la repetición nos encantan”, agregan. Con su juicio de expertos, ¿qué no debe faltar en toda decoración y qué se debe evitar? “Es imprescindible la personalidad de quienes habitan el espacio y nunca debería haber cosas irrelevantes que no significan nada o no tienen un sentido real de pertenencia al lugar. Al ‘falsear’ algo, se está ‘falseando’ la esencia de la persona que viva en el sitio”, señala Rodman. Y algo que habla de ellos es la manera en que han asumido el color y la luz. “El color es muy importante para nosotros y no nos intimida. Probamos colores antes de tomar decisiones durante varios días. Lo importante es recordar que nada es una decisión final, si uno cambia de idea, visión o gusto, pues se cambia el color”, finaliza la pareja. Y ahora priman para ellos los colores de Guatemala. —J. F.