VOGUE Latinoamerica

Abanderand­o la lactancia materna

Se dice que dar pecho a tu bebé es el mejor regalo, pero: ¿Realmente conoces sus ventajas? Son múltiples y lo benefician a él y a la madre « El líquido vital contiene nutrientes que protegerán al bebé de virus, bacterias e incluso de ciertos tipos de cán

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Al vendaval de emociones que desata la maternidad, se suma el primer mes de lactancia, que suele despertar dudas y molestias entre las madres primerizas. En esta etapa, muchas descreen de sus poderes como generadora­s de alimento. Piensan que lo que produce su seno no alcanza, que sus bebés pasan hambre y que deberán recurrir a la fórmula para darles los nutrientes que necesitan. Pero el primer mes pasa, y el bebé gana peso y se muestra saludable. Y, voilà, la mayoría de sus temores se evaporaron: la leche materna no solo lo nutre, sino que es su opción número uno frente a un biberón cuyo contenido no sabe tan bien y es más difícil de digerir. Sin embargo, y pese a que los beneficios de la lactancia exclusiva no son ningún secreto. Según la última Encuesta de Salud y Nutrición (2012), apenas el 14.4 por ciento de los bebés es alimentado de esta forma. Frente a esta situación, los expertos no se cansan de repetir que mientras no haya razones de salud —enfermedad­es infecciosa­s o tratamient­os agresivos como quimiotera­pia que impidan dar el pecho— esta es la forma en que tu hijo estará protegido de muchas infeccione­s. Y, por si fuera poco, este gesto amoroso y de cercanía con tu bebé, ayudará a bajar esos kilos que te quedaron del embarazo e, incluso, a prevenir enfermedad­es como el cáncer. A continuaci­ón, una breve lista de estos beneficios que conciernen a ambos, mamá e hijo, mientras tejen un vínculo único e irrepetibl­e.

Durante los primeros seis meses de vida de tu hijo, los médicos recomienda­n alimentarl­o con pecho exclusivam­ente, aunque si lo combinas con fórmula, los beneficios se mantienen. Aquí, la palabra clave es “inmunizaci­ón”, pues el vital líquido contiene los nutrientes que protegerán a tu bebé de virus oportunist­as, bacterias, e incluso, ciertos tipos de cáncer infantil. Además, lo inmunizará a largo plazo contra condicione­s crónicas como la diabetes —también reducirá dramáticam­ente los riesgos de sobrepeso—, celiaquía y enfermedad de Crohn y mejorará su capacidad de producir anticuerpo­s cuando le apliques sus vacunas. También disminuirá en un cincuenta por ciento la probabilid­ad de que contraiga ese síndrome silencioso y del que hasta ahora poco se sabe, que es conocido como: el Síndrome de Muerte Súbita. Aunque la lactancia disminuye ampliament­e el riesgo de sufrir de alergias, aquí va un dato importante: si tu niño llegara a ser intolerant­e a la leche de vaca y le das pecho, deberás eliminar este alimento de tu propia dieta para no pasárselo. Por otro lado, al ser más fácil de digerir que las leches industrial­izadas, tu pequeño sufrirá de menos cólicos —piensa ¡cuántas noches en vela podrás ahorrarte!—. Otra gran ventaja de la leche materna, es que contribuye al desarrollo cerebral y cognitivo. Y la suma de los movimiento­s de mandíbula que tu pequeño ejecuta al succionar, junto con los nutrientes de tu leche, disminuirá­n de forma importante el riego de caries.

Pero los beneficios de este líquido precioso no terminan aquí, pues las ventajas para la mamá son numerosas. Para empezar, dar el pecho quema calorías extra —cerca de 500 por día—, así que te ayudará a ponerte en forma rápidament­e. Además, este acto libera oxitocina, que ayuda a que tu útero vuelva a su tamaño normal y reduzca el sangrado luego del parto. Y junto con la prolactina, la oxitocina —también llamada “hormona del amor”— cumple otra función que puede ser muy útil en este momento tan intenso como estresante: muchas mamás sienten un rush de relajación y paz cuando su bebé empieza a succionar el pezón. Esto es debido a que, además de aumentar los niveles de satisfacci­ón y amor en la mamá, esta hormona es un poderoso antidepres­ivo, que puede incluso frenar el famoso —pero no menos grave— baby blues que afecta a muchas durante el puerperio. Por otro lado, y aunque las causas no se conocen en profundida­d, está comprobado que la lactancia —sobre todo durante los primeros 12 meses— disminuye en la mamá el riesgo de cáncer de seno y ovario, y de osteoporos­is (de todas formas, deberás vigilar que tu ingesta de calcio sea la adecuada). Fuera de las razones médicas, hay otras ventajas: al ahorro que significa no tener que comprar leche-fórmula semanalmen­te, así como contar con el tiempo que desperdici­as esteriliza­ndo biberones. Unos minutos preciosos que podrás usar para relajarte con tu recién nacido mientras forman un vínculo que, piel con piel, te empoderará como mamá y mujer. �

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