VISTAZO AL EDÉN
Al norte de Perú, en Máncora, está Kichic boutique hotel, un spot que se ha convertido en el refugio idóneo para descansar y gozar
Máncora es una pequeña localidad ubicada al norte del Perú, en el departamento de Piura, siendo la llegada a este pueblo un paso que nos acerca al paraíso. Su estética bohemia combinada con la frescura de los pobladores, el color turquesa del mar y el clima cálido todo el año la convierte en una parada imprescindible, sobre todo en el calendario de verano, cuando el sol está más radiante que nunca y el viento corre delicado. Los restaurantes, hoteles y bares reciben con calidez a los visitantes que cada temporada llegan para descubrir los secretos de esta mágica ciudad. Entre los spots más destacados está Kichic boutique hotel, un espacio construido con piedra, madera y barro, elementos inspirados en la tradicional —y un tanto rústica— arquitectura local. Estos materiales se complementan con el minimalismo de la decoración, lo cual resulta en espacios acogedores
que solo hacen nueve habitaciones sentir a cada construyen huésped como este Olimpo, en casa. cada Tan una con una clara personalidad que las hace únicas y casi todas con una increíble vista al mar. Entre estas, cuatro son suites; dos de ellas con piscina privada, otra en altura con vista frontal al mar y con una terraza exterior, y una con un deck que da acceso directo a la playa. Las cortinas blancas vuelan con el viento, las duchas exteriores conectan a los visitantes con la naturaleza,
P
los atardeceres acompañan largas caminatas y los jardines son el espacio ideal para relajarse un poco más.
or tronómica. cocina otro lado, y sabor, Si no Perú podía es en es faltar parte conocido la gracias oferta por gas- a su su propuesta original de la costa norteña compuesta por frescos insumos. Kichic boutique hotel ha creado dos cocinas: la vegetariana que consta de sanas verduras y hierbas de estación recolectadas de su huerto orgánico, y la barra marina con una carta que ofrece pescados y mariscos del día. En los dos casos los platos que crean son adaptaciones de la tradicional cocina peruana, una mezcla perfecta entre lo hecho en casa y la gastronomía contemporánea. Finalmente, este edén no podría estar completo sin una serie de espacios y servicios como la piscina principal — con una privilegiada vista al mar—, salas de masajes y de yoga, un bar y rincones de relajo como jardines y espacios de lectura… Todo lo que se pueda dejar por escrito no le hace justicia a este paradisíaco lugar en Perú. —Romina Guiulfo
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