vivir sin TABÚES
ELLAS SON JÓVENES QUE ABANDERAN A LA GENERACIÓN Z, VIVIENDO BAJO SUS PROPIAS REGLAS, A GOLPE DE LIKES Y CON UNA VIDA: AL DESNUDO
Tratar de entender a la nueva generación de jóvenes —la infame Generación Z— no es opcional para mí, pues tengo una hija en ese paquete. Al parecer vienen equipados con un “sistema operativo” absolutamente nuevo; uno que, aparentemente, les facilita desnudarse. A los millennials los he tenido que vivir (y padecer), muy de cerca. Estoy de acuerdo con la aseveración de que es la generación más talentosa, pero también estoy de acuerdo con que es una generación de ensimismados; también admito que me caen mal, por ser mejores que nosotros, los X. Ellos son los precursores de esta revolución desnuda, pero move
over millennials, porque los Z van a ser los masters. Mi hija va a cumplir 13 años y me cuenta con qué facilidad las niñas de su edad, mandan fotos de su pack (así denominan las
selfies- semi-desnudas) a cualquier joven que les guste. Aquí, estamos hablando de niñas normales, de escuelas normales, con vidas normales. Pero, “¿por qué hacen eso mi vida?”, le cuestiono. “Ellas piensan que no tiene nada de malo ma”, responde. Sí, ellas nacieron en un mundo distinto, ellas saben “todo de todo” al mínimo toque de su smartphone, estas adolescentes decidieron vivir bajo sus reglas y admirar a quienes consideren relevante y, en efecto, no tienen problemas en compartir sus fotos desnudas.
Obsesiva como soy cuando me urge encontrar una respuesta que tenga lógica a una pregunta que tal-vez-no-lo-sea tanto, leí lo más que he podido acerca del tema, no obstante, en esto de la “nueva desnudez” no hay mucha explicación ni respuestas; lo que si hay, son muchísimos desnudos en las redes. Creo que vale la pena preguntarse de qué se trata esta corriente, o si estamos mal nosotras por no posar envueltas en la cortina de la regadera.
Hablando con una amiga feminista, de esas que saben mucho, le hice mis preguntas, ¿esta obsesión por posar desnudas es una mezcla de exhibicionismo con feminismo mal entendido? o ¿es total aceptación, desaparecer los filtros y ser totalmente libres? Ella me respondió, “déjate de cosas, es Kim Kardashian”. ¡Bingo!
Esta respuesta suena fuera de contexto; sin embargo, tiene todo el sentido, sobre todo, cuando en la pasada ceremonia de los premios CFDA, Kim se ganó el premio de influencer del año y citó: “Estoy en shock por haber ganado este premio de moda, cuando la mayor parte del tiempo estoy desnuda”. Tú y todos Kim. Las Kardashian se la pasan desnudándose —no solo quitándose la ropa— sino dejando su vida expuesta y aniquilando el concepto de “una vida privada”. Y tras ellas, están todas las otras protagonistas de la nueva generación: las Hadid, Sofia Richie, Paris Jackson, ¡todas! Ellas son las que deciden qué está de moda, las que con un post mueven masas. Así, desnudas, libres y sin tabúes... Para esas niñas normales que mencioné antes, estas mujeres son sus líderes de opinión, nos guste o no.
Yo nací en otra época, la de tratarse entre personas, no habían filtros para fingir estar contenta, la intimidad iba de la mano con la desnudez. Eso ya no existe. Hoy, los desnudos funcionan como un “vehículo de intimidad inmediata”, pues cada vez hay menos contacto que no sea electrónico. A los Z se les describe como realistas, ambiciosos, persistentes e innovadores, reafirmándose con likes y shares, en marcas tanto como en causas, pues hay jóvenes que se desnudan para combatir los estándares de censura (por ejemplo, la campaña:
Free the nipple), o mujeres de tallas grandes que suben sus fotos en bikini, invitando a la aceptación total. En tales casos, me pregunto: ¿No es una contradicción en esta época, decirle a una mujer qué puede y qué no puede hacer con su cuerpo? Es suyo. Y su poder de decisión, me parece un tanto liberador.
No vamos a pretender que los Z llegarán a entender nuestra forma de intimidar. Creo, firmemente, que nosotros tampoco los suyos. El mundo cambió, no obstante, mi generación se quedó vestida. Por ejemplo, si mi pareja comparte una foto desnuda mía, lo mato... Bueno, si salgo “muy, pero muy bien”, tiene un poco de permiso.