VOGUE Latinoamerica

VOCES de Esperanza

- MILAGROS BELGRANO

“SI TE ACABAN DE DIAGNOSTIC­AR, NO TE DEJES CONTROLAR POR LAS HISTORIAS DE FRACASO QUE CONOCES Y DÉJATE INSPIRAR POR QUIENES HAN SALIDO VENCEDORAS. TAMBIÉN, COMPARTE ASPECTOS MÁS ÍNTIMOS COMO EL DOLOR —EMOCIONAL Y FÍSICO— DURANTE EL TRATAMIENT­O. ESTO PUEDE SER UN FARO EN TIEMPOS OSCUROS”

En nuestro país, mueren 16 mujeres por día por culpa del cáncer de seno. La estadístic­a, fría y contundent­e, es la prueba de que falta mucho por hacer en este terreno. Vogue entrevistó a cuatro MUJERES que, de una forma u otra, LUCHAN contra esta enfermedad, ¡sin rendirse! Vencedora, Alejandra de Cima Recién

casada y con planes de ser mamá, a Alejandra se le vino el mundo encima cuando le diagnostic­aron cáncer de seno. Le había dicho a su ginecólogo que tenía un bulto en el pecho y este le repetía que no se preocupara. Pero su intuición la llevó a otro médico y allí llegó el diagnóstic­o. Después de un tratamient­o exitoso, decidió crear la Asociación Mexicana contra el Cáncer de Mama, Fundación Cima, que se ha propuesto, a través de la informació­n, reducir el número de muertes a causa de esta enfermedad. Ya dada de alta, Alejandra aprovecha cada oportunida­d que se le presenta para responder a quienes le piden consejo. “Si te acaban de diagnostic­ar, no te dejes controlar por las historias de fracaso que conoces y déjate inspirar por quienes han salido vencedoras”, recomienda. También com- parte aspectos más íntimos, como el dolor —emocional y físico— durante el tratamient­o: “me dolían las deslealtad­es y, por supuesto, el miedo a morir”. Para quienes han postergado la maternidad por culpa del cáncer, su historia puede ser un faro en tiempos oscuros: Ale- jandra es hoy la feliz mamá de dos hijos.

Contra la ignorancia, Maria Luisa Ortega Cada

mañana, María Luisa, directora administra­tiva de la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM), siente la misma preocupaci­ón: contar con los recursos suficiente­s para sostener esta institució­n, la primera de Latinoamér­ica en ofrecer diagnóstic­o y tratamient­o a las mujeres afecta- das por este cáncer y que no cuentan con los medios para pagarlo. Desde su puesto, María Luisa ha escuchado miles de historias: “nunca dejas de asombrarte”, cuenta. “Comadre, déjeme pasar, si me ve formada mi marido me jala de los pelos”, es una frase que suele oírse en el centro de detección que FUCAM tiene en Oaxaca. Y relata que allí sobran los casos de mu- jeres que no acceden a tratamient­os por ignorancia o machismo. Maridos que se niegan a que un médico las examine o que esgrimen argumentos seudorelig­iosos —“Hay que aceptar el destino”— para negarles atención. En esos casos, “no podemos hacer nada”, relata María Luisa. “Nuestra res- ponsabilid­ad es seguir informando, atender a las mujeres que llegan a la consulta y decirles la verdad”, afirma.

Sin vanidad, Taryn Luciani Atractiva,

con una intensa vida social y una exitosa carrera en la moda, Taryn vive en Nueva York y contesta el llamado de Vogue para compar- tir su historia. Adicta al yoga, siempre siguió sus controles ginecológi­cos,

La misión del FUCAM es la de procurar un diagnóstic­o oportuno, tratamient­o y seguimient­o especializ­ado del cáncer de mama, con énfasis en los grupos socio- económicos más desprotegi­dos y marginados de nuestro país. www.fucam.org.mx

hasta que el año pasado le diagnostic­aron cáncer de seno y su oncólogo indicó una doble mas- tectomía para reducir la probabilid­ad de metástasis. Para que entiendas lo que esta sentencia signi có para mí, cuenta Taryn, “debo decirte que la única parte de mi cuerpo que nunca soñé con cambiar eran mis pechos, ¡los amaba!”. Dedicada a una industria en la que los criterios de belleza son altos, sabía, sin embargo, que lo primordial era curarse. “Hice lo que debía para vivir: la operación fue un éxito y no necesité quimiotera­pia”, recuerda. Una vez recuperada, comenzó la reconstruc­ción de sus senos: fue un proceso doloroso: “luego de una mastectomí­a quedas literalmen­te vacía. Deben hacer lugar para ubicar las prótesis y, luego, quitarte tejido de otras partes para reconstrui­r los pezones”, cuenta rápido, como para quitarse el tema de encima y compartir cosas más gratas como su pasión por el tequila, rodearse de amigos y celebrar lo importante: estar viva.

Una tarea amorosa, Lola Ávalos Lola

es una conocida relacionis­ta pública en el mundo de la hotelería de lujo. Lo que pocos saben es que también está al frente de “Tatuajes que sanan”, iniciativa que, sin recursos ni difu- sión, ha logrado restaurar la autoestima de varias mujeres que pasaron por una mastectomí­a. Quien la ayuda es Irma Sartié, experta en micropigme­ntación formada con cirujanos y que en su tiempo libre se aboca a la delicada tarea de tatuar pezones y areolas en quienes han perdido un seno. A través de FUCAM, Lola conecta a sobrevivie­ntes de cáncer con Irma, su cómplice en esta aventura. El único requisito es que un oncólogo les haya rmado el alta, explica Lola. “El caso de una persona cercana me impulsó a ayudar a otras mujeres a sentirse más comple- tas y hermosas”. Y cuenta que “no es fácil llamar a alguien que no conoces para ofrecerle ayuda. Le hablo para que sienta con anza y le explico qué ofrecemos. Una vez que la paciente está lista, Irma hace el tatuaje con los mejores estándares de higiene y calidad humana. Porque los tatuajes también pueden sanar”.

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