Carne y FUEGO
Desde Carolina del Norte hasta Texas, la BARBACOA estadounidense muta sus ingredientes hasta convertirse en un re ejo de la sociedad en la que se lleva a cabo. Considerada despectivamente como comida de pueblo hasta hace unos años, hoy se ha CONVERTIDO en uno de los best-sellers de la escena culinaria mundial
EL BÉISBOL, EL PASTEL DE MANZANA Y LA BARBACOA FORMAN LA SANTÍSIMA TRINIDAD DEL ‘AMERICAN WAY OF LIFE’. PODRÍA PENSARSE QUE HAY MUCHAS SIMILITUDES EN SU PREPARACIÓN; SIN EMBARGO, LAS DIFERENCIAS EXISTENTES ENTRE ESTADOS COMO TEXAS, KANSAS O TENNESSEE HAN TRANSFORMADO LAS RECETAS TRADICIONALES EN SECRETOS QUE NECESITAN SER PROTEGIDOS CON MADERA, HUMO Y MUCHA PACIENCIA
En 2014, en Austin, Barack Obama hizo uso de sus privilegios para evitar la la de Franklin BBQ; era la primera vez en la his- toria que alguien lo lograba. Con esta visita, el expresidente re- tomaba una costumbre que ya es tradición entre los inquilinos de la Casa Blanca (reales y cticios). Bill y Hillary Clinton serían incapaces de sobrevivir al establishment de Washington DC sin su correspondiente dosis mensual de Mclard’s Bar-b- Q Sau- ce, fabricada desde 1928 en Hot Springs, Arkansas; Frank Un- derwood, protagonista de House of Cards (2013), comienza su avalancha de conspiraciones políticas degustando unas costillitas con salsa en la terraza de Freddy’s BBQ Joint, y John Travolta, en la olvidada Primary Colors (1998), una suerte de trampantojo de Clinton, refuerza su campaña electoral tras degustar pollo ahu- mado y costillas de cerdo en Fat Willie’s BBQ. Béisbol, pastel de manzana y BBQ. La santísima trinidad del
American Way of Life se resume en tres trascendentales con- ceptos que se sitúan en el hipotálamo del imaginario colectivo, especialmente al sur de la Línea Mason-dixon. Un no habitual podría pensar que son todas iguales; un habitante de las Caroli- nas, Texas, Kansas o Tennessee podría llevarte ante un juez solo por pensarlo. En Memphis, la especialidad son las costillas de cerdo secas; en Carolina del Norte introducen un cerdo entero en la parrilla que más tarde será degustado con una salsa a base de cayena, pimienta negra, pimentón y sal; en Carolina del Sur, la diferencia la marca el uso de la mostaza dulce, tanto para el marinado como para las salsas; en Kansas, la proteína principal se convierte en res, cuyo exterior queda tan chamuscado que po- dría asustar al más incauto, mientras que la salsa se caracteriza por su acidez y el uso de especias como comino y curry; en Texas, el brisket es el rey del ahumador, aunque seguido muy de cerca por las costillas (de res y cerdo) y las salchichas de res que se ba- ñan en salsas que evolucionan desde las más picantes del este del estado, hasta las más dulces y equilibradas de la zona centro.
Solo dos años después de aquella visita a Franklin BBQ, Obama fue fotograado a bordo de un megayate en la Polinesia Francesa. Como el presidente más cool de la historia de Estados Unidos, hoy la BBQ ha abandonado el territorio rural del sur es- tadounidense para ocupar espacio en las cocinas más prestigiosas del mundo. Bienvenida al mainstream.