VOGUE Latinoamerica

Todos los caminos llevan al SUR

Para conocer lo que ofrece el Cono Sur, realizamos un recorrido de CONTRASTES en los paisajes que introduce al viajero por los mercados, museos, parques, plazas y áreas naturales de los tres países más AUSTRALES del continente: Chile, Argentina y Uruguay

- IÑIGO MANEIRO LABAYEN

Los navegantes del siglo XVI observaban fogatas en tierra firme cuando cruzaban el indómito estrecho de Magallanes. Eran las hogueras que hacían los legendario­s habitantes de estos inhóspitos territorio­s, y que dieron nombre a esa región: Tierra del Fuego. Agrupados genéricame­nte en onas, los yá- manas, kawéskar, selk´nam o aónikenk –sociedades de nave- gantes, pescadores, recolector­es y cazadores– serían sustitui- dos por los actuales gauchos, orgullosos y solitarios jinetes que recorren las frías pampas de la Patagonia cuidando su ganado mientras consumen su infaltable mate.

Fundada como un penal, Punta Arenas es la ciudad más gran- de de la Patagonia chilena y el punto de inicio para descubrir una región definida por sus lagos y nevados. A orillas de uno de sus lagos, el Pehoé, se ubica el lodge Explora, el epicentro donde arrancan los más de 40 programas y actividade­s que ofrece la ca- dena chilena para descubrir el imponente Parque Nacional Torres del Paine, nombre que proviene de las caracterís­ticas formacione­s geológicas que existen en esta área natural. Sus caminatas, trave- sías por glaciares, cabalgatas con los gauchos, observació­n de fau- na silvestre o la navegación por las aguas turquesas de sus espejos de agua, permiten descubrir lo más cercano al fin del mundo.

Las maletas son de cuero. Las fotos en blanco y negro. Los pasaportes son pequeños y ajados cuadernos de bolsillo de im- pecable letra cursiva escrita con estilográf­ica negra. Y el silencio en el interior de las salas tiene esa densidad que otorga el paso de un tiempo cargado de vivencias de las miles de familias que llegaron a Buenos Aires en las grandes migracione­s europeas. El Museo de la Inmigració­n está ubicado en el ex hotel de los Inmi- grantes, donde se alojaban los recién llegados tras su periplo ma- rítimo desde Europa. En él se exhiben, a través de sus objetos, los anhelos de “hacer las Américas” que tenían los empobrecid­os habitantes de una Europa arruinada por las guerras, el hambre y la miseria de fines del XIX y principios del XX. La época en la que también nacen dos de los lugares más representa­tivos de Buenos Aires: el Teatro Colón y el mercado San Telmo.

La primera piedra de uno de los mejores teatros de América, y cuya superficie es casi del tamaño de un campo de fútbol pro- fesional, se puso en 1890. Por él pasaron desde Strauss hasta von Karajan. Poco después, en 1897, se construye San Telmo, el mercado más emblemátic­o de la ciudad y que ofrece restau- rantes, cafeterías, boutiques, galerías de arte y antigüedad­es. Quizá muchos de los recuerdos que trajeron aquellos antiguos inmigrante­s que definieron la historia del país más grande de Latinoamér­ica y cuya independen­cia se conmemoró 100 años después con la construcci­ón del Obelisco, ubicado en la inter-

sección entre una de las avenidas más anchas y largas del mundo, la 9 de Julio, y Corrientes. Avenidas que en noviembre amane- cen cubiertas de los pétalos azul-violeta de las jacarandas.

Desde Buenos Aires hasta Montevideo, el buquebús atraviesa el río de la Plata, el más ancho del mundo. En La Rambla, mi- rando al horizonte, uno solo puede imaginar dónde puede en- contrarse la otra orilla de un cauce fluvial cuyo nombre proviene del de una montaña, entre mítica y real, en la que los primeros conquistad­ores imaginaban formada de ese precioso metal. En el corazón de la capital uruguaya, las calles en los domingos se llenan de puestos callejeros de antigüedad­es, como se aprecia en el mercado Tristán Narvaja, mientras su población camina abra- zada a sus termos cargados de yerba mate. Hombres, mujeres y niños han adaptado su fisionomía corporal para mantener un pre- ciso equilibrio entre el termo o pava, la bombilla o recipiente para el consumo, y los bolsos, celulares y enseres que transporta­n con ellos. No hay un país que consuma yerba mate como Uruguay, ni Chile ni Argentina. Igual ocurre con el whisky. Hasta la localidad más pequeña, hasta el restaurant­e más rústico, como el Marítimo que mira a un río que parece mar, exhiben decenas de marcas de whisky que hacen de Uruguay el mayor consumidor del mundo de ese destilado, casi 3 litros por habitante al año.

Desde su torre Mirador de la Independen­cia, Montevideo es plano, como lo es el país. Una superficie horizontal cuyo acci- dente más alto, el cerro Catedral, tiene poco más de 500 metros de altura. Independen­cia también es el nombre de la plaza más emblemátic­a de la urbe. Ubicada en el límite de lo que se co- noce como Ciudad Nueva y Ciudad Vieja, destaca la escultura de uno de los héroes libertario­s del país, José Gervasio Arti- gas. Su historia se puede conocer en la biblioteca que el Centro Cultural de España posee en la parte antigua de la ciudad, un espacio cultural que es uno de los ejes de la promoción cultural y artística de Montevideo y en el que se realizan exposicion­es y eventos con artistas provenient­es del país y del mundo entero. Al final, todos llegan a América.

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Fotógrafa MARINA GARCÍA BURGOS
 ??  ?? PATAGONIA CHILENA Arriba: embarcader­o del lodge Explora a orillas del lago Pehoé; derecha: caminata hacia el glaciar Gray; arriba, derecha: en Explora, tienen caballos de raza inglesa, árabe y chilena.
PATAGONIA CHILENA Arriba: embarcader­o del lodge Explora a orillas del lago Pehoé; derecha: caminata hacia el glaciar Gray; arriba, derecha: en Explora, tienen caballos de raza inglesa, árabe y chilena.
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 ??  ?? BUENOS AIRES Arriba: Avenida Corrientes; derecha: aspecto del barrio de San Telmo, conocido por sus bares, restaurant­es y el mercado más emblemátic­o de la ciudad. En página opuesta, en sentido horario: Avenida Callao; el restaurant­e Casa Cavia; el Teatro Colón.
BUENOS AIRES Arriba: Avenida Corrientes; derecha: aspecto del barrio de San Telmo, conocido por sus bares, restaurant­es y el mercado más emblemátic­o de la ciudad. En página opuesta, en sentido horario: Avenida Callao; el restaurant­e Casa Cavia; el Teatro Colón.
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 ??  ?? MONTEVIDEO Abajo: Playa San José de Carrasco, donde se encuentra el restaurant­e Marítimo. En página opuesta, de arriba hacia abajo: el monumento a José Gervasio Artigas en la Plaza Independen­cia; calle peatonal Sarandi en el centro de la ciudad.
MONTEVIDEO Abajo: Playa San José de Carrasco, donde se encuentra el restaurant­e Marítimo. En página opuesta, de arriba hacia abajo: el monumento a José Gervasio Artigas en la Plaza Independen­cia; calle peatonal Sarandi en el centro de la ciudad.
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