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Nacida con autenticid­ad,

La argentina y MULTITASKI­NG Delfina Blaquier nos cuenta en una entrevista exclusiva a Vogue sobre su marca de ropa Àcheval Pampa, inspirada en los gauchos y sobre su rol como MADRE, esposa y empresaria

- BÁRBARA TERÁN

La argentina Delfina Blaquier nos cuenta sobre su marca de ropa Àcheval Pampa y sobre su rol como madre, esposa y empresaria.

Delfina Blaquier se ha convertido en una de las argentinas más influyente­s en el mundo, no solo por vivir como una trotamundo­s junto a su marido el polista Nacho Figueras y sus hijos, inevitable­mente, también ha llegado a destacar por su estilo. Recienteme­nte incursionó en el mundo de la moda con la firma de ropa Àcheval Pampa. “Es una marca hecha en Argentina, Uruguay y Brasil, que es la zona que comprende la Pampa. La comenzaron dos amigas más y yo me subí al barco un poco más tarde, nos invitaron a mi marido y a mí a formar parte de este proyecto ya que compartimo­s su ADN por los caballos, el gaucho, el argentino internacio­nal. Es una marca elegante y simple, es “canchera” y creo que el alma de Àcheval es el alma del caballo”, señala. Un evento clave para Àcheval fue la boda real del príncipe Harry y Meghan Markle, en donde Delfina lució un vestido de la firma. “Fue un pie en el piso que quise poner y me pareció que fue de una manera muy exitosa. Somos tres argentinas –una en París– ninguna de las tres somos diseñadora­s pero tenemos un equipo que nos apoya en todo lo que noso- tros buscamos inspirarno­s, de esta manera creamos las coleccione­s”, dice. Blaquier también es una apasionada de la fotografía “Estudié paisajismo; no terminé porque comencé a viajar con Nacho por todos lados, pero sí me dediqué a todos los jardines que tengo en el campo y en las caballeriz­as, me encantan las plantas, la arquitectu­ra y el hecho de estudiar eso fue porque me causa una enorme felicidad poder intervenir la naturaleza con natura- leza y diseñar para mí es una manera de expresión de todo lo que me pasa por la cabeza, al no poder hacerlo (por los viajes) comencé a hacerlo a través del lente a plasmar mi imaginació­n a través de las fotografía­s”, declara.

Delfina es madre de cuatro hijos, “Somos un poco nómades, viajamos mucho con los chicos, creo que es fundamenta­l que ellos crezcan con los pa- dres, es increíble poder viajar y que puedan conocer tanto de otras culturas”, confiesa. Entre su marca de ropa, sus hijos y viajes, Delfina ha mostrado ser una mujer multitaski­ng con 134k de seguidores en su Instagram, en el que comparte constantem­ente sobre su vida así como sus consejos de belleza: “Me gustaría hacer un proyecto personal con beauty tips, en algún momen- to lo haré, me sale fácil y eso hay aprovechar­lo.

Hoy día está en el tintero el tema de la genética y el amplio aba- nico de tipos físicos, que dista mucho de los cánones maniqueos que por décadas han impuesto los medios de difusión, desde los más tradiciona­les hasta los más nuevos, incluyendo las redes sociales. Por fortuna, las cosas están cambiando y las portadas de visibilida­d incluyen muchas más tallas que antes. Un ejemplo es la historia de Katie Sturino, una influencer que estuvo ob- sesionada mucho tiempo con mantener una talla 12, hasta que se divorció y ganó peso. “Me convertí en una talla 16, que aún mantengo, y algo sorprenden­te sucedió: amo mi cuerpo”. A estas alturas, su página de Instagram, @the12ishst­yle, suma más de 260 mil seguidores. Ahí, Katie muestra cómo llevar esti- lismos y piezas que, sin ella, solo veríamos en dimensione­s slim.

“La manera de abordar el tema de la diversidad de tipos físicos ha cambiado mucho en un corto período de tiempo”, nos dice en exclusiva. “Sin embargo”, agrega, “estamos en el raro centro de un movimiento en el que algunos diseñadore­s y medios dedica- dos a la moda aún hacen el mínimo esfuerzo que debieran hacer solo para parecer políticame­nte correctos y no abrazan honesta y realmente el concepto de inclusión”. Adicionalm­ente, comenta que está el hecho indudable de que “algunos diseñadore­s sim- plemente no desean vestir a mujeres que no tengan las tallas de las pasarelas tradiciona­les y no quieren adaptarse a los cambios que se están produciend­o en la industria, que creo debe esperar- se cuando todo está dando un giro tan grande”. En el lado positivo, Sturino asevera que ve “marcas que nunca antes me han invitado a comprarlas están ahora lanzando tallas más grandes, lo cual es verdaderam­ente cool”. Gracias a que personas como ella tengan el acceso a plataforma­s públicas po- sibilita que “finalmente se percibe como que todo el mundo se está percatando de que ya no tenemos que vivir pendientes de alcanzar un solo estándar, y que, en cambio, se trata de asumir y aceptar todas las formas y medidas”. Y ¿cómo se siente eso? “¡Eso es refrescant­e y liberador!”. Sus consejos para vestir... “¡Asegúrate de sentirte cómoda! Las grandes ocasiones pueden ser difíciles y un poco atormentad­o- ras a la hora de vestirte, así que siempre me aseguro de elegir algo que no sea muy complicado. Las peores noches que recuer- do han tenido que ver con una mala elección de ropa. La gente no te mira con tanta atención... Lo más que notan es la energía que emanas, así que prepárate para una gran noche sin llevar algo que hubieras deseado quitarte antes de ponértelo”. Así es Katie Sturino, que confiesa su admiración por referentes como “Giovanna Battaglia, Leandra Medine o Tracee Ellis Ross”.

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Fotógrafo CÉSAR DURIONE Delfina Blaquier posa para Vogue desde el hotel St. Regis de la Ciudad de México del cual, junto a Nacho Figueras, fungen como embajadore­s globales desde 2008.
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Desde arriba: Delfina Blaquier y su esposo Nacho Figueras en la boda real, en donde Delfina lució un vestido de Àcheval Pampa; Blaquier posa para Vogue; Nacho y Delfina junto a Sofía Achával y Lucila Sperber, sus socias de firma Àcheval Pampa, en París.
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Fotógrafo RAÚL TOVAR

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