Dolores de Alza,
LOS VIAJES DAN UNA APERTURA MENTAL, AYUDAN A EXPANDIRTE, A VER NUEVAS IDEAS Y A ACTUALIZAR TU GUSTO. AHORA, POR EJEMPLO, ESTOY EN UNA ONDA MÁS DEPURADA: ME GUSTA PONER OBJETOS DE MUCHA CALIDAD EN POCA CANTIDAD
Esta diseñadora de interiores busca revalorizar aquellos detalles perdidos.
Su infancia acomodada fue el pilar de una carrera que la eligió a ella. A través del diseño de interiores, esta AUTODIDACTA busca revalorizar aquellos detalles que se fueron perdiendo con el tiempo y, de este modo, transformar casas en HOGARES capaces de llenar de entusiasmo a cada uno que las habite
virtió, sin querer, en su portafolio de diseño de interiores. Em- belesados con la calidez de los espacios, los huéspedes pronto se transformaron en clientes. No titubeó, encaró los primeros proyectos con la confianza de una experta. Hoy, reconoce la osadía, esa cuota justa de inconsciencia que la empujó a decir que sí y, por otro lado, el miedo que le hacía de barrera de con- tención a su creatividad. Pero ya son cosa del pasado.
Le siguieron otros proyectos, tanto residenciales como comer- ciales, en Carmelo, Buenos Aires y Nueva York. Incluso, abrió una tienda de decoración, Loló, que más tarde se vio obligada a cerrar por los viajes laborales cada vez más frecuentes, fuentes inagotables de inspiración. Se convirtió en una asidua de Mai- son & Objet y Art Basel Miami Beach, con algunas visitas esporá- dicas al Salone del Mobile en Mi- lán. “Milán es para tener un pano- rama más global, ver nuevas ideas e inspirarse. Es más excéntrico. En Maison & Objet, en cambio, busco lo más tangible, descubrir emprendimientos a los que luego recurro”, resume así el circuito.
Con tantas nuevas experiencias, su estética atravesó un proceso de maduración. Lejos de esos prime- ros pasos, se anima a mezclar esti- los, aunque siempre con una base clásica y elegante. “No me gusta lo que está de moda. Me interesa que mis proyectos sean atempo- rales. Que puedas visitarlos en 10 años y aún decir ‘¡Qué divina esta casa!’”, explica. Madera, piedra, lana, rafia, corderito son algunas de las constantes en sus traba- jos. Dolores es una convencida de que la calidez de un ambiente
El buen gusto, ¿nace o se hace? Dolores de Alzaga rompe esta dicotomía y plantea una tercera alternativa: se vive. Lo dice con conocimiento de causa. Los días de su infancia se repar- tían entre un departamento francés en Buenos Aires, las estan- cias de su familia y un departamento supermoderno en Miami. Su hogar era reflejo de la vida social de una aristócrata, su ma- dre, y ella observaba con atención cómo todo se orquestaba antes de que arribaran los invitados: copas, platos, cubiertos, flores, todo en su lugar. Por otra parte, devoraba las revistas de decoración que llegaban a sus manos y se divertía imaginando en qué sitio ubicaría aquellos objetos impresos. Los juegos de los primeros años de vida… ahí está la clave. Y a pesar de que quiso engañar a su destino estudiando Periodismo, la vida la llevó de regreso a su talento innato.
A los 23 años, volcó todo ese bagaje en su propio hotel bou- tique en Punta del Este, Uruguay. Posada de Piedra se con-
AUNQUE LE ESCAPE AL RÓTULO DE UN ESTILO EN PARTICULAR, SU SELLO ES LO CLÁSICO Y ELEGANTE. DE ESA BASE PARTE PARA CREAR AMBIENTES MODERNOS, DECADENTES O CAMPESTRES, DEPENDIENDO DE LA ARQUITECTURA
parte de las texturas. Por eso, para crearlas, elige los materia- les más nobles. La máxima calidad es su mantra. Y esto apli- ca hasta para las sábanas (sí, sus proyectos son integrales, en mayúscula y negrita). Insiste en que pasamos casi la mitad del día en una cama, razón suficiente para hacerse de unas de lino, además de almohadas, colchón y edredón buenos. No hay concesiones. Y esa búsqueda de la excelencia se refleja tam- bién en espacios más depurados, más limpios, más simples y con menos adornos. Niega que esto haya sido producto de la fiebre Marie Kondo, aunque sí reconoce el efecto de un viaje a Japón que hizo el año pasado, donde la limpidez y el orden de los ambientes resignificaron su concepto de belleza.
“La casa habla de uno mismo, cuenta lo que eres, cómo es tu estilo de vida y tu personalidad. Diría que la casa refleja un 90% lo que uno es o lo que uno quiere ser”, enfatiza esto último para que quede resonando en el aire. Por eso, cada trabajo empieza con una entrevista. Y ahí es cuando sale a la luz esa faceta de psicólogo que todo decorador tiene. Una vez que entiende la dinámica familiar, la rutina, los gustos y los anhelos, pone ma- nos a la obra. Tiene la suerte de que, muchas veces, cuenta con
presupuestos inagotables. Bueno, según como se vea: “Tener un presupuesto ilimitado es un sueño pero, a la vez, hay tan- to para elegir que todo el tiempo te replanteas lo que podrías haber comprado. Tienes que dar lo mejor, demostrar todo tu potencial y el limitante no es excusa. El presupuesto limitado, en cambio, te deja con la tranquilidad de que elegiste lo mejor dentro de esas posibilidades”. Sin embargo, puede darse el lujo de encargar un empapelado pintado a mano en la exquisita de Gournay o comprar un sillón de la firma de la archiconocida India Mahdavi, elementos que combina con las creaciones de jóvenes talentos como el portugués Sergio Prieto.
Muchos de sus clientes, en su mayoría hombres solteros o di- vorciados, incluso le entregan la tarea de dar vida a sus casas, ya no mediante los muebles u objetos, sino los detalles. Esos que Dolores aprendió desde pequeña. Entonces, su equipo y ella se ocupan de llenar los espacios con flores, dejar la mesa dispues- ta para una comida especial, preparar los cuartos de invitados con cuidado según sus gustos y demás pormenores que hacen a una estadía (y una vida) placentera. Gracias a ello, encontró un nuevo título a su métier: “Designer –Home Creator– Mood Enhacer”, ya que su arte explora otros territorios que exceden al diseño de interiores.