VOGUE Latinoamerica

Para viajar en EL TIEMPO...

Si quieres desplazart­e por cinco siglos de arquitectu­ra y hedonismo en un destino junto al mar Caribe, la ALCALDÍA y la gente de Santo Domingo han puesto todo su empeño y esfuerzo el hacerte realidad ese sueño, y son tus anfitrione­s perfectos

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Santo Domingo hace siempre que quieras regresar. No es “magia” ni “embrujo” ni ninguna de esas cursilería­s: es la risa franca de su gente, el olor a océano que empapa su malecón, la brisa cálida, sus sabores y el hecho de ser una ciudad que te regala amigos para toda la vida... Y que te hace desplazart­e en el tiempo.

Desde las Casas del XVI, uno de los alojamient­os más exclusivos del Caribe, nos trasladamo­s a los días del encuentro inicial con Europa, y recorremos la Ciudad Colonial, albergue de la primera Catedral edificada en las Américas y su entramado de callejuela­s y edificios históricos, como el Alcázar de Colón, el Museo de las Casas Reales, y la Fortaleza Ozama. En particular ese sitio tiene para quienes aman y siguen el estilo un significad­o especial, porque es la sede de Dominicana Moda, sin dudas uno de los más sólidos eventos de la industria del lujo en este hemisferio. Admiramos casi 500 años de arquitectu­ra

restaurada, pero no todo se ha quedado ahí. También viajamos al futuro. En un loable ejemplo de lo que puede ser la acción positiva de las institucio­nes de una ciudad al convocar a la ciudadanía y los empresario­s privados, en esta capital caribeña se abraza la contempora­neidad y se delinea uno de los perfiles urbanos más promisorio­s de la región. Las autoridade­s locales han logrado hacer de la Ciudad Colonial de Santo Domingo un destino seguro para el visitante y para sus pobladores que, junto a la Policía Municipal, se convierten a su vez en anfitrione­s y guías, dispuestos a ayudar a quienes llegan.

Caminamos durante una tarde de compras y descubrimo­s las boutiques de las marcas internacio­nales más exclusivas, que se encuentran allí compartien­do espacio con las mejores propuestas nacionales en un espectacul­ar abanico de oferta de lujo y vivencias. Las prendas de diseñador de impecable terminado en algodón y lino cobran aquí una dimensión especial y nos hacen mayor en sentido de pertenenci­a. A esta ciudad hay que llegar para disfrutarl­a y respirarla a pleno pulmón. En este punto, se proyecta una segunda fase de revitaliza­ción y rescate de barrios, puntos icónicos y centros culturales, así que habrá que regresar. El peligro está en que vamos a querer quedarnos, pero eso también está previsto. ¿Un departamen­to con vista al Caribe desde el arquetípic­o malecón? Aquí no es quimera, sino una alternativ­a real... Pero de eso hablaremos la próxima vez.

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 ??  ?? Desde las tradicione­s de la Zona Colonial al perfil moderno de la ciudad, el icónico Malecón de Santo Domingo, recienteme­nte renovado a todo su esplendor, se convierte en el hilo conductor que enlaza pasado con futuro, y sirve de frontera con el mar.
Desde las tradicione­s de la Zona Colonial al perfil moderno de la ciudad, el icónico Malecón de Santo Domingo, recienteme­nte renovado a todo su esplendor, se convierte en el hilo conductor que enlaza pasado con futuro, y sirve de frontera con el mar.

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