Descubrimos las recetas que aportan al cuerpo todo lo que necesita para estar sano y mantener unos niveles de energía estables.
Combinadas de forma correcta, las recetas aportan al cuerpo todo lo que necesita para estar sano y mantener unos niveles de energía estables a lo largo del día. EQUILIBRIO y sentido común son los dos únicos ingredientes obligatorios a seguir. Porque una dieta saludable debe ser un PREMIO y jamás verse como un castigo
Nada de dietas milagrosas, prohibiciones ni alimentos mágicos, la clave para adelgazar está en la química, y es muy fácil de aplicar en el día a día. Todo radica en tener equilibrio, en la alimentación como en todo. Siempre lo hemos hecho así, pero ahora se nos está yendo de las manos. No comer dulces ni botanas, sin sal y mantequilla, tampoco aceite y mucho menos divertirse en el intento: todo esto se asocia a limitantes en las que mueres de hambre. Por el contrario, y como era de esperarse, se asocian con una resolución que se desmorona como un puñado de papas fritas ante la tentación. Si sucumbes más de una vez, terminas dándote por vencida. En lugar de sufrir por ese tipo de situaciones, esta química de la nutrición propone empezar por dejar de contar calorías. Una costumbre que, además de resultar pesada, no tiene en cuenta que el aporte calórico de cada alimento tiene un efecto diferente en el cuerpo. Por ejemplo, tanto los hidratos de carbono (vegetales, lácteos) como las proteínas (animales o vegetales) aportan 4 kilocalorías por gramo, pero las proteínas suelen estar acompañadas de grasas, lo que hace que, al nal, su aporte calórico sea mayor. Y ambos son necesarios para que el cuerpo funcione correctamente. De acuerdo con estudios recientes, para mantener una ora intestinal saludable y un peso idóneo, solo debemos de aprender a reconocer los alimentos que nos benecian al mismo tiempo que nos hacen mantener el peso soñado y sin poner en riesgo la salud.
Debemos de tomar en cuenta factores clave a la hora de ponernos en marcha con nuestro plan: la salud comienza por nuestro intestino, que es donde se arma, pieza a pieza, el 70% de nuestra inmunidad, restablecer el equilibrio de su microbiota intestinal es la clave de todas nuestras preocupaciones alimentarias. Y por una buena razón: un intestino cargado de bacterias buenas, alrededor de unos 40.000 millones, previene la aparición de las enfermedades más comunes, como el sobrepeso, el asma, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Y, ¿qué podemos hacer al respecto? Favorecer los alimentos prebióticos: almidones resistentes, fructanos, betaglucanos, bras, polifenoles para ayudar a la proliferación de bacterias beneciosas. Ensalada de pasta integral de trigo; cuscús de pollo con sémola integral; plátanos, garbanzos y frutos secos. Otra opción es la de optar por alimentos crudos. Debemos de tener en cuenta que más del 90% de los productos de consumo: comidas preparadas, postres, comidas disponibles presentan un desequilibrio nutricional o que la toxicidad de un lete de carne muy hecho equivale a la de mil cigarrillos. Por último, pero no menos importante, las recetas demuestran su amplia gama de posibilidades y rompen con los falsos mitos que aseguran que para mantenerse saludable hay que sufrir.
LA QUÍMICA DE LA NUTRICIÓN PROPONE DEJAR DE CONTAR CALORÍAS, YA QUE NO TIENE EN CUENTA QUE EL APORTE CALÓRICO DE CADA ALIMENTO TIENE UN EFECTO DIFERENTE EN EL CUERPO