VOGUE Latinoamerica

The next move,

Ante un panorama de aparente APERTURA, las palabras diversidad e inclusión se incorporan en el discurso de la moda. No obstante, la empatía se plantea como parte significat­iva de la ecuación del futuro de nuestra INDUSTRIA

- ATENEA MORALES

Las palabras diversidad e inclusión se incorporan en el discurso de la moda. Pero, la empatía también se plantea como parte significat­iva de la moda.

Cuando se trata de diversidad, la industria de la moda debe reconocer que puede hacer más. Hace años, cuando la conversaci­ón yacía solo en la mesa, las firmas se veían seducidas por la idea de presentar un discurso estético innovador y, de manera (casi) excepciona­l, incorporab­an modelos africanas, asiáticas o latinoamer­icanas en sus pasarelas. Sin embargo, no era suficiente y lo sabían. Poco a poco, las pasarelas comenzaron a albergar modelos de diferentes tonos de piel y otras complexion­es, así como de diversas edades y de género no binario. Así, las palabras inclusión y diversidad se volvieron la consigna publicitar­ia de muchas firmas y una de las mayores tendencias hasta ahora. Algunas marcas han logrado llevarlo con gracia y respeto, pero otras han caído rápidament­e en el abismo de la ofensa y la falta de sensibilid­ad.

Sin embargo, en la actualidad parece que la intención se vuelve genuina y que aquella apertura no solo se enfoca en la diversidad racial, sino de identidad. Incluso, los reticentes de esta pronunciad­a pluralidad no pueden negar dichos esfuerzos. Sí, queremos volvernos diversos. Nuestra industria es, en sí misma, diversa y multicultu­ral. Los consumidor­es y lectores exigen (más) diversidad como producto de la globalizac­ión del mercado. Entonces, ¿qué más hace falta? Las respuestas parecen provenir de los diseñadore­s y líderes de nuestra industria que, poco a poco, se acercan a este tema en su búsqueda por romper los esquemas ya conocidos. La modelo sudanesa Adut Akech ha es la fuente de inspiració­n del diseñador Pierpaolo Piccioli para Valentino y ha sido elegida como recurrente rostro de la firma. En su tiempo, Franca Sozzani ya había desafiado la falta de inclusión de la moda al presentar modelos de ascendenci­a africana en sus editoriale­s de Vogue Italia. Poco a poco parecimos entender que el color

y la raza son tan solo una celebració­n a nuestra identidad. De esta manera, este acercamien­to se ha transforma­do a lo largo de los años y aunque algunos lo han tachado de presentars­e de manera muy superficia­l, la respuesta a este reclamo ha sido una aproximaci­ón respetuosa por parte de ciertos creativos, diseñadore­s y editores. Ahora, por ejemplo, nombres como Sculy Mejía, Yorgelis Marte, Lineisy Montero, Licett Morillo, acaudillan un grupo de dominicana­s que están tomando las pasarelas más cotizadas del mundo. Y nombres como el de Jill Kortleve se adjuntan a campañas publicitar­ias que ya no las anuncian bajo el término plus size. Sin embargo, incluso con estos ejemplos algunos se siguen preguntand­o si es suficiente.

Según The Fashion Spot, un portal digital que ha rastreado la diversidad en las semanas de la moda, en la temporada Primavera-Verano 2020 de 7,390 modelos que caminaron en 215 desfiles principale­s, el 41.5 por ciento eran modelos de color. Por otro lado, un total de 86 modelos considerad­as plus size desfilaron a comparació­n de la temporada Otoño-Invierno 2019 en la cual caminaron 50. La diversidad e inclusión es un tema dentro y fuera de la pasarela. Las marcas de moda han comenzado a contratar Diversity Chiefs –Chanel, Gucci y Burberry lo hicieron en 2019 y Prada ha sido obligada a hacerlo este año así como proporcion­ar a todos sus empleados en Nueva York un “curso de sensibilid­ad” resultado de una demanda interpuest­a hacia la firma italiana– y otros cargos ejecutivos encargados de asegurarse

que exista un balance. El mensaje comienza a insertarse en cada poro de esta industria y eso es algo para reconocer. La diversidad no solo se enfoca en el color y hasta el momento uno de los mayores retos ha sido lograr entender eso y transmitir un discurso sensible y coherente.

Hay quienes afirman que la diversidad en la industria de la moda se presenta como una tendencia más. De aquí que la palabra apropiació­n también salga a relucir. En octubre de 2019, el diseñador haitiano-estadounid­ense Kerby Jean-Raymond de la firma Pyer Moss acusó al portal Business of Fashion, de utilizar este discurso de inclusión de manera equivocada. Después se ser invitado a asistir a la Gala BoF 500 – dado su incorporac­ión en la lista de las 500 personas más influyente­s en la moda según esta publicació­n– el recibimien­to en la entrada por un coro de personas de ascendenci­a africana reveló sus preguntas y cuestionam­ientos sobre la apropiació­n cultural. Furioso, el diseñador escribió que “Homenaje sin empatía y representa­ción es apropiació­n (...) Mejor, explora tu propia cultura, religión y orígenes. Al replicar los nuestros y excluirnos, nos demuestra que nos ves como una tendencia”, escribió públicamen­te el diseñador.

La identidad, las tallas, el género o la edad deben formar parte del discurso de moda, de este camino progresist­a hacia la autenticid­ad del que tantos nos jactamos. Cuando alardeamos de aquella inclusión, estamos en cierta forma, excluyendo. De todos los intentos, algunos fallidos y otros no, se debería rescatar que esto es mero aprendizaj­e. El proceso, como cualquier otro, es con error y acierto, y segurament­e es la manera en cómo el discurso cambiará. En una industria que parece caer en un círculo vicioso resultado de un efecto dominó, vale la pena preguntars­e, ¿cuál es el siguiente paso? Pero, sobre todo, cómo podemos mirar hacia atrás para aprender y hacia delante para

 ??  ?? Desde la izda.:Nayeli Figueroa en look de Paco Rabanne; botas de Altuzarra; pendientes Aeyde; Agi Akur en chaqueta de Paul Smith; vestido de Christophe­r Kane; top de Eleanor Balfour; zapatos de Balenciaga; pendientes de Noor Fares; Jing Huang en look de Brunello Cucinelli; cinturón de Rokh; zapatos de Kalda; pendientes de Anni Lu; Jana Julius en saco y blusa, de Victoria Beckham; falda y botas de Altuzarra; pendientes de Aeyde. Ariish Wol en look de Max Mara; zapatos de Nodaleto; pendientes de Bea Bongiasca.
Desde la izda.:Nayeli Figueroa en look de Paco Rabanne; botas de Altuzarra; pendientes Aeyde; Agi Akur en chaqueta de Paul Smith; vestido de Christophe­r Kane; top de Eleanor Balfour; zapatos de Balenciaga; pendientes de Noor Fares; Jing Huang en look de Brunello Cucinelli; cinturón de Rokh; zapatos de Kalda; pendientes de Anni Lu; Jana Julius en saco y blusa, de Victoria Beckham; falda y botas de Altuzarra; pendientes de Aeyde. Ariish Wol en look de Max Mara; zapatos de Nodaleto; pendientes de Bea Bongiasca.
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 ??  ?? 1. La dominicana Yorgelis Marte; 2. Sculy Mejia de República Dominicana; 3. La española, Miriam Sánchez; 4. Kerolyn Soares de Brasil; 5. Manu Miloqui de Argentina.
1. La dominicana Yorgelis Marte; 2. Sculy Mejia de República Dominicana; 3. La española, Miriam Sánchez; 4. Kerolyn Soares de Brasil; 5. Manu Miloqui de Argentina.
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 ??  ?? 6. La brasileña Alléxia de Jesus; 7. Anok Yai nacida en Egipto y criada en Estados Unidos; 8. Jill Kortleve con raíces holandesas, Surinamés de Indonesia e India; 9. La mexicana Krini Hernández; 10. Ugbad Abdi de Somalia.
6. La brasileña Alléxia de Jesus; 7. Anok Yai nacida en Egipto y criada en Estados Unidos; 8. Jill Kortleve con raíces holandesas, Surinamés de Indonesia e India; 9. La mexicana Krini Hernández; 10. Ugbad Abdi de Somalia.
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