Espacios que expresan narrativas
Diego Delgado Elías nos invita a conocer su mente, su trabajo y su amor por la historia de singulares escenarios.
Nacido Perú, Diego Delgado Elías creció entre el campo y la ciudad. Hijo de una pintora, vino con talento en las manos. “Vivía pegado al papel, pegado al lápiz”, recuerda Diego sobre su infancia, sonriendo ligeramente. A los diecisiete años se fue a estudiar arte a Estados Unidos, regresando a su ciudad natal tres años después, en busca de algo que le diera más estructura. Diego encontró en la arquitectura el balance entre lo creativo y lo estructural, estudiando la carrera en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
Al graduarse, trabajó por muchos años en Arquitectónica—despacho de arquitectos en Miami fundado en 1977, creadores del edificio que protagoniza la introducción de la serie icónica Miami Vice— donde él ahora es también interiorista, antes se dedicó a la creación y el diseño de estructuras masivas e impresionantes. Su interés por seguir aprendiendo lo trasladó a las oficinas de la misma firma en París, mientras estudiaba un posgrado en el Ecole Spéciale d'Architecture. Regresó a Miami pero algo para él era diferente; ahora quería enfocarse en escalas más pequeñas que le permitieran darle atención a los detalles que convertían los espacios en experiencias para eventualmente poder regresar a lo grande, con una nueva dirección: más detallada y más consciente.
Ahí surgió la idea de crear su propia firma –llamada como él– que nació en el 2014 en París, donde comenzó a crear proyectos pequeños, pero meticulosos que definieron su estilo personal y le dieron renombre a nivel internacional. Comenzó a interesarse por el interiorismo, integrando la arquitectura con el mobiliario para crear espacios únicos e irrepetibles. “Busco la personalidad de
cada espacio y los detalles atemporales ayudan a definirla”, comenta. Diego Delgado es una persona que se interesa mucho por el contexto social, político y cultural de la arquitectura; abraza y respeta lo que otros arquitectos han hecho alrededor de los años y rescata elementos de diseño que mantienen viva la historia bajo la que edificios, casas y espacios fueron creados originalmente, transformándolos con una yuxtaposición de materiales, resultando en algo distinto y relajante, con aires históricos y al mismo tiempo refrescantemente innovadores. Y es que el contexto de la otredad no es lo único que le interesa, también se enfoca en plasmar sus experiencias y las usa como inspiración. “Mi trabajo es bastante personal, sin embargo, hay que conocerme para darse cuenta que tan personal es”, admite el arquitecto, que reside en París.
Las raíces de su infancia se ven reflejadas en todo su trabajo: rescata aromas, recuerdos y momentos. “Mi abuelo tenía su escritorio y no podíamos entrar ahí, estaba prohibido. Tenía una colección de pipas de tabaco y su escritorio tenia una mezcla de olor de cedro antiguo con esas cajas de tabaco, que de olerlo, me vienen todos estos recuerdos a la mente” expresa de manera melancólica con un toque de ternura.
Los espacios que Diego ha transformado y creado a través de los años reflejan una sensibilidad por rescatar detalles previos tropicalizándolos a nuestra contemporaneidad. Su paleta de colores transita en la tranquilidad–beige, blanco, un gris tenue y desaturado–cada armonía indica elegancia y un alto compromiso con los detalles. “Trato de que los espacios que trabajo no se vean como que el arquitecto acaba de pasar. Busco que ese espacio tenga su propia personalidad: porque no hay ese olor en otro lugar; no hay esa luz en otro lugar; no hay esa persona que vive en esa casa en otro lugar”, nos cuenta Delgado Elías.
Su curiosidad por saber sobre otros de su gremio y el porqué de sus obras, convierten a Diego en un arquitecto con gran sensibilidad y sentido de cultura, que hacen de su trabajo algo mucho más significativo y trascendental.
Al preguntarle sobre el futuro de la arquitectura, Diego explica: “La división entre un arquitecto, un interiorista y un decorador es casi inexistente; se está volviendo una totalidad. En el futuro el interiorismo estará más pegada a la visión artística”. Así funciona la firma que lleva su nombre, donde una misma mente lleva a cabo el diseño desde la construcción, hasta la decoración, evitando que haya un corte en el proceso creativo y que resulta en experiencias que se dan de una manera mucho más natural y libre de artificios.
La pasión de Diego se enaltece en su manera de hablar sobre la arquitectura y su relevancia en distintos contextos socioculturales, notándose genuina y atractiva para quien la percibe. Su manera de rescatar elementos con los que se identifica sin caer en la obviedad es lo que hace que su trabajo sea reconocido a nivel internacional, al igual que su incorporación de objetos y piezas únicas que crean una armonía en los espacios que construye.
En un futuro, Diego piensa en la posibilidad de regresar a la creación de espacios grandes, como cuando estuvo en Arquitectónica tiempo atrás, pero por el momento, continúa con estos proyectos convertidos en experiencias, que tanto llaman la atención de la gente por su sutileza y gestos etéreos que cautivan a la escena internacional.-N. V.