Entre los sueños y la realidad
Ramiro Chaves, cordobés radicado en México, regresa para presentar “Hemiciclos”, una muestra de fotos, poemas, dibujos y esculturas que construyen un complejo imaginario en torno de la laguna de Mar Chiquita. Desde hoy, en The White Lodge.
Como en un camino de iniciación, un objeto detiene la mirada al ingresar a “Hemiciclos” y planta bandera: el proyecto de Ramiro Chaves abre la temporada 2015 de la galería de arte The White Lodge (avenida Olmos 15) hoy a las 18.30. A partir de allí, el espectador será capturado por las imágenes de las fotografías, dibujos, esculturas y la voz pregnante que proviene de una pantalla.
Inmersa en cada movi- miento de “Hemiciclos”, la galerista Georgina Valdez acompaña a VOS en un recorrido por la primera muestra individual de Ramiro Chaves en el país (él es cordobés pero vive en México desde 2002), una variedad que atraviesa tiempos e ideas en una selección de 15 años, con producción realizada aquí y allá especialmente para esta ocasión.
“Hay una forma básica, geométrica, un semicírculo, es una excusa para hablar de ciclos reales, como el que vive la laguna Mar Chiquita, procesos naturales que tienen que ver con la humedad y la sequía, reflexiones sobre el tiempo y los movimientos cíclicos, hay varias imágenes al respecto”, cuenta Chaves.
Al artista se lo identifica con la fotografía. Entonces la pregunta obvia es por qué hay dibujos, algunos de gran tamaño, en la muestra: “Vienen de archivos históricos, son documentos que modifico a veces por completo”, responde Ramiro. Y Georgina aporta sobre la muestra: “Son imágenes de una investigación”.
La base del gran dibujo de Chaves es una ilustración de una revista de una colonia naturista de Mar Chiquita de los años ‘ 30; ahora es su mapa “mental” con alusiones a la laguna, como las “explosiones que hubo en los ‘ 90, imágenes abstractas de memorias personales”, que hoy le recuerdan a las cosmografías mejicanas de los primeros ilustradores. Su mapa registra símbolos que se repiten en su trabajo como la espiral y las torres.
Formas recurrentes
Valdez sostiene que la obra de Chaves “deja leer entre líneas formas que, por repetición, lo van definiendo: la de fotógrafo como espiral, desde México y expandiéndose en todas direcciones; la de artista como una equis, cruce constante entre los destinos heredados y su propia creación del mundo; la de nómade como un círculo, volviendo a sus orígenes en busca de lo ancestral y de vuelta al inicio; la de poeta como un hemiciclo, figura espacial entre el dibujo y el lenguaje, representación de lo escenográfico como alegoría del arte”.
Punto de partida
A Ramiro Chaves siempre le interesó la fotografía como punto de partida, para cuestionarla y pensarla desde otras formas. En las últimas fotos que hizo en Mar Chiquita se descubre allí una extraña perspectiva de una mesa de jardín, por ejemplo. Algunas fotografías generan inquietud: ¿ ese lugar existe realmente? “Lo imaginario quiebra la cuestión documental de la foto, me interesa crear un paisaje imaginario, como son todos los paisajes, de alguna forma”, dirá Chaves.
En otras obras, la imaginación creadora definirá, sobre un azul que va y viene como las olas, situaciones donde los objetos hacen “propuestas casi de arquitectura, edificios orgánicos”. En una serie, la fotografía “mueve” la famosa casa giratoria (“una imagen plenamente documental que a la vez genera duda, y que es una metáfora del tiempo”) que pronto se relaciona con otra foto que está enfrente, de un globo terráqueo suspendido en el espacio interestelar.
Más fotos miran al cielo: explosiones de fuegos artificiales (de 2008, 2010 y 2012, en Córdoba): “Son imágenes a las que regreso, las hago una vez al año, aquí también hay un horizonte y la reflexión sobre el tiempo”, afirma.
Cerca se exhiben obras de su serie heliográfica, que tuvo muy buena repercusión el año pasado en el Barrio Joven de arteBA. La obra también fue realizada en la laguna Mar Chiquita. En ese entorno hay poemas y dibujos, en azul, en rojo otras veces, la ondulación es permanente en la variedad de lenguajes y soportes, en el fuego, en las olas. Ramiro señala una foto y dice: “Los litorales acuáticos, eso es un hemiciclo”. Allí, el agua se arremolina alrededor de uno de los tantos troncos que sobreviven fantasmagóricamente en el mar cordobés.
Para el artista, la muestra es “una revisión de recuerdos, imágenes detonantes, un imaginario entre sueños y realidad”. Y la laguna, “un punto importante en mi vida: aunque no es un mar, fue el primer horizonte marino que vi en mi vida”.
Finalmente, se puede seguir el derrotero del personaje que protagoniza un video en blanco y negro. El hombre está de regreso en un paisaje conocido desde tantas imágenes. Lo acompaña una voz que, como un mantra, va citando al poeta Antonio Porchia. l