La risa, remedio infalible
El doctor Carlos Presman y el actor José Luis Serrano ponen primera a una delirante obra de Doña Jovita que aborda temas como la salud y la tercera edad. Peperina o Clonazepam, esa es la cuestión. La estrenan durante el Festival Pensar con Humor.
E n una esquina de la vida, José Luis Serrano, actor, y Carlos Presman, médico, concretaron un encuentro, “una travesura compartida”, de la que resulta el espectáculo
Doña Jovita, entre la peperina y el Clonazepam.
Al pasar al patio del teatro La Chacarita, cambia el aire. Carlos Presman manipula divertido un corazón de utilería, nacido de las manos mágicas de Fernando Airaldo. El corazón es una de las claves de la obra que estrenan en el 11º Festival Pensar con Humor. Llega Serrano, más atolondrado que Doña Jovita, y comienza la charla previa al ensayo.
Un encuentro en el teatro Real, organizado por el Cepram, los puso en este camino. “Yo hablaba de los adultos mayores y pensamos en que Doña Jovita iba a la consulta”, dice Presman. Cuenta que lo atendió primero a Serrano en esa consulta simulada y después, detrás de un biombo, apareció la Jovita.
Fue tan bueno el resultado que quedó la idea de hacer algo juntos. Pasó el tiempo, siempre apremia- do con las agendas de los dos. “Se armó un clima raro. Él se emocionó, lloró y el teatro lloraba”, recuerda Presman.
Qué vamos a hacer con esto, fue la pregunta de José Luis Serrano. En esa época, Presman andaba rumiando una travesura liberadora que llevaría por título “Dilapidando todo mi prestigio”. “Yo de adolescente quería ser actor cómico, pero con la familia de la que vengo, no pude”, dice. Los genes artísticos de los Briski tiran (es sobrino del gran Norman Briski). “Los que hacen películas en Córdoba me tienen de médico oficial”, se ríe Carlos.
Impredecibles
“El juego, en el fondo, es esquivar lo predecible, en la obra y en la vida. Los saludos son predecibles: ‘Y loco, ¿todo bien?’ En el fondo, no hay gente buscándose y encontrándose. Celebramos esto, que está más allá del éxito. Lo que compartimos, preparando la obra, es muy exitoso. Cuando pienso en el doctor Presman visualizo mi experiencia en otros lugares, como España, Cuba, y digo, ¿qué le pasa al mundo? El hombre de hoy, de 50 años para arriba, quiere que le tiren un pial, una soga, busca la trascendencia de la vida”, dice José Luis Serrano.
Volviendo al inicio del acuerdo, Serrano llamó a Presman una mañana y le dijo la frase matadora: “Quiero que hagamos una obra para que la gente, cuando salga, tenga ganas de vivir”.
“Que en estos momentos tan incómodos la gente recree el teatro del encuentro. Era imposible decir ‘no’”. Y ahí empezó el vértigo de los ensayos.
José Luis escribió la obra, que tiene su versión para Jovita y psiquiatra, con la participación del escritor y doctor santafesino José Ignacio Serralunga. “El tema, en el fondo, es la salud, con médico o sin médico. La obra se podría hacer con un viejo de la montaña, analfabeto, con su sabiduría”, dice Serrano. Y el doctor aclara:
“La obra es impecable. No es sobre la enfermedad. La salud es un complejo que tiene que ver con el medio ambiente, el cuidado de la naturaleza, qué agua tomamos, qué aire respiramos, qué comemos, si estamos quietos o nos movemos. La obra transcurre en torno a la problemática de la salud. En cuanto a la sabiduría, es lo más jugoso que he aprendido en esta experiencia con José Luis. Doy un ejemplo: hacer una buena pasta. Tu vieja no miraba la receta, la aprendió de su madre y su abuela. La vieja tiene un saber, el del serrano, que se da maña con la comida, con la convivencia, con la situación de violencia, la inseguridad, la falta de recursos y la situación que le generamos los médicos. Entonces la Jovita está sufriendo una situación que le impide vivir bien. Se pone en juego el saber entre peperina y Clonazepam, hay un saber transmitido y otro que se legitima en la academia (en el ejemplo de las pastas, la receta). Ella, Jovita, sabe hacer pastas y yo he leído un montón de recetas. Lo mismo pasa con la longevidad. Quién sabe vivir 100 años bien. Los que vivieron. Los médicos estudiamos los mecanismos. En la obra hay un encuentro (suena un poco pretencioso) entre los aspectos científicos y los artísticos”.
Lo primero es la salud
El Clonazepan es el ansiolítico más vendido en el planeta. En la charla surge el concepto de salud en el que está implícito el aspecto afectivo, la biografía de cada uno.
“Yo doy clases y cuando hablo de adultos mayores pongo como ejemplo a Doña Jovita, como modelo de longevidad. Es una mujer encantadora, que querés ver, es divertida, tiene ganas de vivir, te contagia inteligencia, suspicacia. Es la contracara de los mecanismos discriminadores de la vejez. La mayoría de los medios instalan un concepto de disvalor de la vejez: el viejo sale caro, está enfermo, es una carga. Doña Jovita representa el aspecto vital en el adulto mayor”, señala Presman, para quien es muy natural la consulta de Doña Jovita, calcada a las que vive a diario en su consultorio.
“Desde el punto de vista humano, los dos estamos hechos. En este encuentro, renacemos desde otro lugar. Y queremos seguir haciendo la obra porque la intención de nuestros corazones es acompañar los esfuerzos reales. Los dos celebramos que estos son espacios para la expresión, de lucha por la vida. Mi personaje que es muy popular y no se despega de las cosas reales, para que el triunfalismo no nos quite la visión cercana de cómo somos y vivimos. Los dos estamos en eso”, habla Serrano por los dos. Y coinciden, con una sonrisa, en que cada uno ha hecho su camino.