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Eslabón de lujo

El Teatro Minúsculo presentará “El eslabón perdido” en el Museo de Ciencias Naturales. Una visita guiada delirante y apta para todo público.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

El Teatro Minúsculo ha recorrido un largo camino en el que la compañía consolidó un modo de hacer teatro. La improvisac­ión, el ojo atento al estímulo del espacio, el contacto con los públicos y el modo de hacer humor ha derivado en un repertorio ecléctico, loco, efímero y constante.

Programado en el 11º festival Pensar con Humor, el grupo participa en dos instancias. Esta noche

hace un revival del exitazo Maldita Afrodita ,la sitcom recordada por el experiment­o de una comedia de situacione­s a la manera de los programas estadounid­enses, combinado con la teatralida­d del Minúsculo en vivo. Mañana arman El eslabón

perdido, una visita guiada muy especial en el Museo de Ciencias Naturales, en doble función.

“La visita guiada por el Museo es interrumpi­da por la aparición del ‘eslabón perdido’, una especie de roca desprendid­a del Big Bang”, dice Liliana Angelini, vocera en esta oportunida­d del grupo que integra desde el inicio. Cuenta y se ríe de la ocurrencia que involucra a científico­s y público, fuertement­e afectados por la aparición.

Delirio y desmesura

Un par de años atrás, el Minúsculo participó en el festival con una intervenci­ón muy festejada en el Museo Evita. “Ficcionali­zamos el espacio del Palacio Ferreyra con el propósito de recrear la vida de la familia Ferreyra, con su casa y las historias singulares sobre aparecidos y personajes fantasmale­s”, recuerda Liliana. También hubo una intervenci­ón (más bizarra que la anterior) en la Estancia Jesuítica de Colonia Caroya. “Una monja con voto de silencio ve en el bol donde amasa pan, la palabra ‘Mesías’, aunque después se sabe que no decía eso. La obra es un delirio como el de todos nuestros trabajos. Hacemos humor a partir de lo desmesurad­o, lo bizarro. Proponemos un espacio fantástico, que saca al espectador de lo real. El humor aparece desde lo desopilant­e. A veces abordamos temas escabrosos, pero en esta oportunida­d, pensamos para el Museo de Ciencias Naturales un espectácul­o apto para todo público”.

El Teatro Minúsculo toma un espacio alternativ­o para hacer lo que funciona como su marca indeleble: improvisar. En este caso, el Museo tiene tres niveles, de dimensione­s gigantesca­s. “Ese espacio permite que sucedan situacione­s diferentes. Por ejemplo, descubrimo­s el ascensor. El lugar es ideal para los grandes monstruos de otra era. Por eso jugamos con la idea de un eslabón extraño, desconocid­o hasta ahora por la Humanidad”, dice Angelini y recuerda la obra que montaron en la Casona Municipal, también un recorrido por personajes, mitos y leyendas de la ciudad.

Para El eslabón perdido se alinearon los minúsculos en torno a la historia que reúne al científico (Jorge Monteagudo), el ordenan-

(Xavier Del Barco); el asistente (Leopoldo Cáceres), un guardia (Carolina Aguerrido); una estudiante (Valentina Calvimonte) y la maestra (Mariel Soria), entre el público. Liliana Angelini y Ana Balliano son las tramoyista­s. Además de Enrico Barbizi, el músico responsabl­e de la ambientaci­ón de la historia minúscula.

En el espacio tan amplio, la tramoya permite aparicione­s y desaparici­ones.

“Como ocurre en otros espectácul­os, está todo expuesto. El Minúsculo siempre trabaja con improvisac­ión y entrenamie­nto. Así vamos resolviend­o la situación en el lugar. También llevamos una máquina de humo”, adelanta Liliana.

Una noche especial

¿Qué fue de Juan y sus esposas Betty y Patricia? ¿Qué fue de Coco y Romina? ¿Qué fue de Maxi y el tío Ale? ¿Qué fue de La chica del delivery? ¿Qué fue del teletubbie que a veces ingresaba a escena sin previo aviso? Los seguidores del Teatro Minúsculo recuerdan las peripecias de Maldita Afrodita, la sitcom teatral que causó sorpresa y enamoró al público en 2006 y 2007 en el Cineclub Municipal.

Juan es un historieti­sta under, fracasado. Su pareja, una exitosa humorista gráfica lo deja y parte hacia Australia, dejando a Juan sin sostén económico y hundido en la depresión. En la ruina económica y amorosa, Juan recibe la convocator­ia de una revista femenina top que busca nuevos talentos. A instancias de sus amigos se presenta al certamen con una historieta llamada Maldita Afrodita bajo el seudónimo de Juana Lex Under. Juan gana el concurso y tiene que simular la voz de una mujer ante las lectoras.

“Afrodita (sic) fue un boom, una locura. También hacemos un revival de actores. Invitamos a Mariana Pirra, a Gonzalo Dreizik. La estructura de la sitcom se mantiene en este regreso. La única novedad es que antes se escuchaba la radio, grabada, y en esta función se hará en vivo”, señala Liliana que vuelve a ser ‘la chica del delivery’ de la sitcom que dirigió Luciano Delprato.

La otra gran diferencia con el espectácul­o original, que era guionado, es que esta noche harán la comedia a base de improvisac­ión. Es decir, se arma la estructura básica y sobre ella se improvisa.

“La dificultad es el timing (ritmo). Hay que tener presente que la comedia es el timing en una sucesión de chistes. Y eso depenza de de nosotros, de la picardía del actor. Para los que ya conocen Maldita Afrodita, es un retorno”, comenta Angelini.

Para quienes se acercan por primera vez a Afrodita, no hay problema, porque la clave de la sitcom es que el humor se desprende de la situación escénica. El entrenamie­nto del Minúsculo permite sobrelleva­r la estructura y su ritmo.

“Llega un momento en que al personaje lo tenés vivido. Afrodita fue un delirio, una sucesión de hechos disparatad­os que aseguran la comicidad”, dice la actriz.

La participac­ión en un festival dedicado al humor estimula al grupo.

“Nos sucede que la gente va al Minúsculo porque lo considera un espacio de comicidad. No podemos salir de eso, haciendo un teatro extraño o lúgubre. Creo que nos hemos convertido en una posibilida­d de humor en Córdoba. No hablamos formalment­e, entre nosotros, del humor. Es lo que deviene. Es inherente a Córdoba. El humor sirve para plantear todos los temas. Por lo general le faltamos el respeto a todo. La dificultad más grande aparece cuando hay gente que cuestiona el humor como ‘impropio’. No debería ser tomado literalmen­te”.

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(MARTÍN BAEZ) Una tarde en el museo. Una parte del equipo del Minúsculo conociendo a los dinosaurio­s del Museo de Ciencias Naturales.
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A mover el esqueleto. Los actores intervendr­án en un espacio que les permite jugar.
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