Eslabón de lujo
El Teatro Minúsculo presentará “El eslabón perdido” en el Museo de Ciencias Naturales. Una visita guiada delirante y apta para todo público.
El Teatro Minúsculo ha recorrido un largo camino en el que la compañía consolidó un modo de hacer teatro. La improvisación, el ojo atento al estímulo del espacio, el contacto con los públicos y el modo de hacer humor ha derivado en un repertorio ecléctico, loco, efímero y constante.
Programado en el 11º festival Pensar con Humor, el grupo participa en dos instancias. Esta noche
hace un revival del exitazo Maldita Afrodita ,la sitcom recordada por el experimento de una comedia de situaciones a la manera de los programas estadounidenses, combinado con la teatralidad del Minúsculo en vivo. Mañana arman El eslabón
perdido, una visita guiada muy especial en el Museo de Ciencias Naturales, en doble función.
“La visita guiada por el Museo es interrumpida por la aparición del ‘eslabón perdido’, una especie de roca desprendida del Big Bang”, dice Liliana Angelini, vocera en esta oportunidad del grupo que integra desde el inicio. Cuenta y se ríe de la ocurrencia que involucra a científicos y público, fuertemente afectados por la aparición.
Delirio y desmesura
Un par de años atrás, el Minúsculo participó en el festival con una intervención muy festejada en el Museo Evita. “Ficcionalizamos el espacio del Palacio Ferreyra con el propósito de recrear la vida de la familia Ferreyra, con su casa y las historias singulares sobre aparecidos y personajes fantasmales”, recuerda Liliana. También hubo una intervención (más bizarra que la anterior) en la Estancia Jesuítica de Colonia Caroya. “Una monja con voto de silencio ve en el bol donde amasa pan, la palabra ‘Mesías’, aunque después se sabe que no decía eso. La obra es un delirio como el de todos nuestros trabajos. Hacemos humor a partir de lo desmesurado, lo bizarro. Proponemos un espacio fantástico, que saca al espectador de lo real. El humor aparece desde lo desopilante. A veces abordamos temas escabrosos, pero en esta oportunidad, pensamos para el Museo de Ciencias Naturales un espectáculo apto para todo público”.
El Teatro Minúsculo toma un espacio alternativo para hacer lo que funciona como su marca indeleble: improvisar. En este caso, el Museo tiene tres niveles, de dimensiones gigantescas. “Ese espacio permite que sucedan situaciones diferentes. Por ejemplo, descubrimos el ascensor. El lugar es ideal para los grandes monstruos de otra era. Por eso jugamos con la idea de un eslabón extraño, desconocido hasta ahora por la Humanidad”, dice Angelini y recuerda la obra que montaron en la Casona Municipal, también un recorrido por personajes, mitos y leyendas de la ciudad.
Para El eslabón perdido se alinearon los minúsculos en torno a la historia que reúne al científico (Jorge Monteagudo), el ordenan-
(Xavier Del Barco); el asistente (Leopoldo Cáceres), un guardia (Carolina Aguerrido); una estudiante (Valentina Calvimonte) y la maestra (Mariel Soria), entre el público. Liliana Angelini y Ana Balliano son las tramoyistas. Además de Enrico Barbizi, el músico responsable de la ambientación de la historia minúscula.
En el espacio tan amplio, la tramoya permite apariciones y desapariciones.
“Como ocurre en otros espectáculos, está todo expuesto. El Minúsculo siempre trabaja con improvisación y entrenamiento. Así vamos resolviendo la situación en el lugar. También llevamos una máquina de humo”, adelanta Liliana.
Una noche especial
¿Qué fue de Juan y sus esposas Betty y Patricia? ¿Qué fue de Coco y Romina? ¿Qué fue de Maxi y el tío Ale? ¿Qué fue de La chica del delivery? ¿Qué fue del teletubbie que a veces ingresaba a escena sin previo aviso? Los seguidores del Teatro Minúsculo recuerdan las peripecias de Maldita Afrodita, la sitcom teatral que causó sorpresa y enamoró al público en 2006 y 2007 en el Cineclub Municipal.
Juan es un historietista under, fracasado. Su pareja, una exitosa humorista gráfica lo deja y parte hacia Australia, dejando a Juan sin sostén económico y hundido en la depresión. En la ruina económica y amorosa, Juan recibe la convocatoria de una revista femenina top que busca nuevos talentos. A instancias de sus amigos se presenta al certamen con una historieta llamada Maldita Afrodita bajo el seudónimo de Juana Lex Under. Juan gana el concurso y tiene que simular la voz de una mujer ante las lectoras.
“Afrodita (sic) fue un boom, una locura. También hacemos un revival de actores. Invitamos a Mariana Pirra, a Gonzalo Dreizik. La estructura de la sitcom se mantiene en este regreso. La única novedad es que antes se escuchaba la radio, grabada, y en esta función se hará en vivo”, señala Liliana que vuelve a ser ‘la chica del delivery’ de la sitcom que dirigió Luciano Delprato.
La otra gran diferencia con el espectáculo original, que era guionado, es que esta noche harán la comedia a base de improvisación. Es decir, se arma la estructura básica y sobre ella se improvisa.
“La dificultad es el timing (ritmo). Hay que tener presente que la comedia es el timing en una sucesión de chistes. Y eso depenza de de nosotros, de la picardía del actor. Para los que ya conocen Maldita Afrodita, es un retorno”, comenta Angelini.
Para quienes se acercan por primera vez a Afrodita, no hay problema, porque la clave de la sitcom es que el humor se desprende de la situación escénica. El entrenamiento del Minúsculo permite sobrellevar la estructura y su ritmo.
“Llega un momento en que al personaje lo tenés vivido. Afrodita fue un delirio, una sucesión de hechos disparatados que aseguran la comicidad”, dice la actriz.
La participación en un festival dedicado al humor estimula al grupo.
“Nos sucede que la gente va al Minúsculo porque lo considera un espacio de comicidad. No podemos salir de eso, haciendo un teatro extraño o lúgubre. Creo que nos hemos convertido en una posibilidad de humor en Córdoba. No hablamos formalmente, entre nosotros, del humor. Es lo que deviene. Es inherente a Córdoba. El humor sirve para plantear todos los temas. Por lo general le faltamos el respeto a todo. La dificultad más grande aparece cuando hay gente que cuestiona el humor como ‘impropio’. No debería ser tomado literalmente”.