VOS

El artista inaugura una muestra en la Feria.

Tute habla de la muestra retrospect­iva de más de 20 años de trabajo que abre en Córdoba. La presenta esta tarde.

- Daniel Santos dsantos@lavozdelin­terior.com.ar

Tute nació entre lápices y colores. Con un hermano apenas mayor, Clemente, creado por su padre (Caloi) un año antes de su nacimiento, y otros dos hermanos de carne y hueso para completar una familia ampliada de personas y personajes.

Matías Loiseau convivió con el dibujo toda su vida, hasta que lo eligió como profesión y como arte en el que supo inventarse, reinventar­se, diferencia­rse. Y desafiarse.

Su primer Clemente lo dibujó a los dos años y medio. “Era un círculo con rayas y dos puntitos, pero dije que era Clemente. El dibujo y el deseo de dibujar está desde el principio”, asegura a

VOS antes de subirse a un avión con rumbo a Córdoba, donde abrirá una muestra retrospect­iva por 20 años de laburo. La muestra es un laberinto que atraviesa algunas de las múltiples facetas de su obra. Sus cuadros, sus páginas, sus viñetas, sus personajes, su vida, sus cortometra­jes, su música.

Es fácil perderse en ese laberinto montado en un domo en el corazón de la plaza San Martín, que realizaron María Emilia Marcón (su prima) y Pilar Vellón (su mujer), que abrirá todas las puertas que Tute ha atravesado en estas décadas, como la poesía, el cine, el programa de entrevista­s, las canciones.

Mientras Caloi prácticame­nte sostuvo a su Clemente toda su vida, Tute no parece haber elegido ese mismo camino para quedarse con uno. “En ése sentido tengo un espíritu distinto al de mi viejo, más inquieto, no sé. Sabía que el personaje de Batu no lo iba a dibujar por mucho tiempo. En el diario me pidieron que les asegurara dos años. Se los aseguré, hice cinco y un año de Trifonia y Baldomero y quise volver a la libertad del espacio sin personaje fijo”, asegura.

En la muestra puede verse un poco de esa libertad de la que habla. Las páginas publicadas en la revista de La Nación son tan mágicas como eclécticas. “Siempre fue un espacio lindo y muy libre, al punto que fui diseñándol­o a mi medida y a mi gusto, convirtién­dose en un espacio muy lúdico. Ahí he hecho chistes de un gran cuadro, en blanco y negro o color, con distintas técnicas, cartón corrugado... una vez lo dividí en más de 300 cuadritos; he ilustrado poemas míos, ajenos; chistes, no–chistes. Hasta me despedí de mi viejo desde ese espacio. Imaginate la libertad que siento allí”.

Ese poquito de todo se traduce en un recorrido para perderse entre bocetos olvidados o cajoneados, que alguna vez pueden volver o no; en piezas creadas por la artista y prima Emilia; videoclips, cortometra­jes, un ciclo de entrevista­s, un disco de sociedades artísticas que verá la luz primero en Córdoba (Canciones dibujadas), una especie de diario íntimo en el que muestra los procesos creativos, la familia, los afectos y los sueños.

Hacia atrás

–¿Sos de mirar en retrospect­iva tu obra?

–Estas muestras sirven para eso. Es lindo ver la cantidad de material producido, la diversidad. Es llamativa la extensión de este laberinto, porque definitiva­mente no es cierto que 20 años no es nada. Queda a las claras que hay mucho material, de distintas etapas.

–¿Te reconocés en todo lo que hiciste? ¿En trabajos que tienen 15 o 20 años?

–Me reconozco yo y reconozco a al yo que otras veces fui. Muchas veces leyendo cosas de hace 20 años encuentro al pibe lleno de sueños que fui. Y también reconozco cosas que aún conservo, que este adulto que soy conserva de aquel joven inquieto. La muestra tiene que ver con eso, con la inquietud. –¿Costó en algún momento

ser el hijo de Caloi?

–Hubo una etapa en la que se me hizo difícil, desde el punto de vista de la influencia estilístic­a. Me llevó tiempo, pero fui encontrand­o mi propio camino, mi propia identidad. Uno encuentra un estilo personal en la medida que encuentra su propia identidad. Cuando uno empieza a conocerse y a reconocers­e, empieza a dibujar sobre esas cosas que a uno le interesan o lo interpelan de alguna manera. Naturalmen­te, se va gestando una voz personal, una voz propia.

–Supongo que es lo mismo que nos pasa a todos los hijos, no sólo a los artistas.

–A todo el mundo... Oscar Wilde decía que todos somos hijos de alguien, y en mi caso doblemente: soy artística y sanguíneam­ente hijo de mi viejo.

Impulso creador

Hay mañanas en las que Tute se despierta con una melodía en la cabeza y la graba con su celular para otra oportunida­d. Para dibujar y escribir es distinto. Si está, como ayer, en un aeropuerto, normalment­e elige llevarse libros para leer, pero no dibuja. “Puede ser en un bar, en un viaje distendido, que me ponga a escribir o a sacar ideas, pero lo más habitual es que me siente frente al tablero y me ponga a laburar”.

¿Riguroso con los horarios de trabajo? “Para nada, pero sí tengo una suerte de caos funcional. Puedo perder un avión, pero siempre voy a llegar con el dibujo antes del cierre... o sobre el cierre”, dice Tute.

La música llegó activament­e a su vida en los últimos años, aunque lo acompaña desde siempre. Su ingreso casi formal se produjo hace unos años con el tango, junto al amigo cantante Hernán Lucero. “Me ofreció ponerle letras a unas músicas que él tenía. Era un desafío que no sabía si lo podría hacer, porque nunca me había puesto a escribir una canción. Lo intenté, funcionó, y terminamos haciendo 30 tangos que grabamos en Tangos nuevos. Letras mías, música suya, dibujos míos, él cantaba”.

Comenzó a pasar que, de tanto trabajar con melodías, empezaron a aparecer en su cabeza. Esa fue la semilla que germinó en

Canciones dibujadas, disco/libro/DVD/videoclips que se editará antes de fin de año pero que tendrá un anticipo en la sala de proyección del domo en la feria.

“Empecé a ponerle letras a las melodías que me iban apareciend­o, y las fui uniendo para armar canciones. Eso se terminó convirtien­do en este proyecto audiovisua­l de 11 canciones, 11 videoclips de dibujos animados, hechos por mí o por dibujantes que convoqué (Jorge González, Lucas Nine, Max Aguirre), en distintas técnicas. Uno de los videoclips lo hizo mi hermana Aldana en arcilla, con la técnica de stop motion”.

Jaime Torres, Ricardo Mollo, Inés Estévez, Rolo Sartorio, Gillespie, Charo Bogarín, Víctor Heredia, Kevin Johansen, Miss Bolivia o Lisandro Aristimuño son algunos de los “socios” elegidos para el proyecto. “Armé un selecciona­do”, asegura.

Ver (o escuchar) para creer.

OSCAR WILDE DECÍA QUE TODOS SOMOS HIJOS DE ALGUIEN, Y EN MI CASO SOY ARTÍSTICA Y SANGUÍNEAM­ENTE HIJO DE MI VIEJO.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina