Frágil y fatal

Charlize Theron, una de las actrices más reconocibles del actual Hollywood, reincide en cine con “Gringo”.

Es una de las actrices más icónicas del Hollywood presente, y también una de las más impredecibles y versátiles: entre el drama indie y la superacción, la belleza y el grotesco, la femme fatale y la mujer humana, Charlize Theron se apropia de las películas en las que aparece incluso cuando el resultado general resulta mediocre o desparejo. Es lo que sucede con las últimas cintas que la tuvieron entre sus créditos, como la floja Tully (para la que engordó más de 20 kilos, en sintonía con sus roles vulnerables) o las no del todo convincentes Atómica y El cazador y la

reina del hielo (que destilan su costado hierático-fantástico).

Ahora con Gringo la sudafricana se prueba en un terreno menos explorado, la comedia negra, en compañía de David Oyelowo (Martin Luther King en Selma ) y el siempre rendidor Joel Edgerton, hermano del director y doble de riesgo del filme, Nash Edgerton.

En una trama volátil que transita entre Chicago y México y que incluye a empresarios, mercena-

rios y narcotraficantes, Theron encarna a la corporativa Elaine, un personaje a su medida en tanto es inclemente en la superficie y frágil en lo subterráneo. La síntesis perfecta para designar el trabajo fijamente mutante de la actriz, paradigmático en Mad Max: Furia en el camino, Adultos jóvenes y Monster. “Me gusta Elaine porque no tiene filtro y no se arrepiente de nada. De su boca salieron cosas que nunca imaginé que yo podría decir. Hubo momentos en el rodaje en los que me ruborizaba por completo, miraba a mis compañeros y les decía ‘Muchachos, disculpen por decir eso’”, reconoció Theron.

Joel Edgerton definió a la actriz y su rol: “Charlize es hermosa y elegante, pero también lista y con mucho mundo. Elaine es esa parte de Charlize multiplicada por 50”.