Adiós a un duro del cine
Burt Reynolds murió ayer, a los 82 años. Pasó de interpretar personajes ásperos a cómicos. Estaba filmando con Tarantino.
Su bigote fue uno de los más icónicos del cine y lo conservó durante mucho tiempo, incluso en las últimas etapas de su vida, ya canoso y entrado en años.
Burt Reynolds, el actor que fue todo un ícono del cine de la década de 1970, murió ayer a los 82 años. Según informó el sitio Us Weekly, Reynolds murió en un hospital de Florida, por un ataque al corazón y rodeado de su familia. El actor había sido sometido a una cirugía de bypass en el año 2010.
Su salto a la fama fue en el año 1972, con Deliverance (en Argentina se tituló La violencia está en nosotros), considerada una de las mejores películas de la historia por el New York Times y evocada por una inolvidable escena musical de duelo de banjos.
Si bien Reynolds ya venía trabajando en westerns en la década anterior, fue esta película la que popularizó su imagen de tipo duro de filmes de acción, de mirada áspera y pose desafiante.
Desde entonces, la popularidad de Reynolds creció, incluso en películas que le permitieron explorar otras facetas actorales, como Shamus, pasión por el peligro (1973) o la comedia de Woody Allen Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar (1972).
Sin embargo, su imagen de sureño recio lo persiguió de manera recurrente, en otros papeles como el de las películas Los traficantes (1973), Rompehuesos (1974) o Un caradura simpático (1975).
Reynolds había sido una estrella de fútbol americano en su juventud (hasta que una lesión en la rodilla lo obligó a dejar el deporte). Desde entonces forjó un carisma que le abrió las puertas del cine y de los medios.
Su bigote seductor, sus pectorales velludos, su sonrisa amplia y sus jeans ajustados daban en la tecla del estereotipo de sex symbol de esos años, perfil que también supo explotar posando casi desnudo en la revista Cosmopolitan.
Cuando filmó en 1977 Smokey and the Bandit (se tradujo en Latinoamérica como Dos pícaros con suerte), ya era una de las figuras más taquilleras de Hollywood.
Caída y ascenso
Pero en la década de 1980 su carrera empezó a declinar. Según la BBC, empezaron a crecer los rumores de que era difícil trabajar con él y de que era un mujeriego que solía enredarse con sus compañeras de elenco para luego dejarlas sin titubeos.
En la década de 1960 se casó con la actriz Judy Carne, de quien se divorció luego. En 1988, se casó con la también actriz Loni Anderson pero la relación terminó en los peores términos en 1993.
El resurgimiento de Burt Reynolds fue en 1997, con la película Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson, en la que el actor aprovechó la estela de su imagen de seductor vintage para hacer el personaje de un empresario de la industria de la pornografía. Se llegó un Oscar por ese papel.
Entre quienes lamentaron su muerte se encuentran varios actores que, de alguna manera, tomaron su posta en películas de acción de años posteriores. Arnold Schwarzenegger escribió en Twitter que lo consideraba uno de sus héroes. Y agregó: “Mostró el camino de transición de ser un deportista a un actor bien pago. Siempre me inspiró”.
El periodista de Vanity Fair, Ned Zeman, recordó que en una de las entrevistas que le hizo le preguntó a Reynolds si se arrepentía de algo.
El actor le respondió: “Debería haber gastado más dinero y haberme divertido más”.