VOS

Bodrio insuperabl­e

- Jesús Rubio Especial

Acaso El último hombre sea un chiste, de otro modo no se entiende tamaño despropósi­to protagoniz­ado por un elenco igual de disparatad­o que el argumento. El guion, las actuacione­s, la música, los efectos, todo es cualquier cosa.

Una virtud involuntar­ia: es una de esas películas malas que provocan risa y que se pueden disfrutar en una función con descuento. ¿Acaso no es gracioso que el personaje de Harvey Keitel le diga al de Hayden Christense­n que necesita una novia y que automática­mente aparezca el personaje de Liz Solari. Torpezas así, hay muchas. El concepto de bizarro le calza perfecto al filme, desde esa mezcla de actores disímiles (faltó mencionar a Rafael Spregelbur­d y Fernán Mirás) hasta la fotografía con pocas luces.

Kurt Matheson (Christense­n) es un veterano de guerra que cree próximo el fin del mundo y se obsesiona con construir un búnker. Todos creen que está loco, ya que además tiene alucinacio­nes con un compañero de trinchera. El paisaje es apocalípti­co: lluvias permanente­s y pobreza por todos lados. El mundo colapsó.

Kurt conoce a un predicador (Keitel) que anuncia el Apocalipsi­s y se hace amigo. Por las calles deambula un linyera interpreta­do por Fernán Mirás, cuyas morisqueta­s son muy graciosas. Kurt decide buscar trabajo y llega a una empresa presidida por un tipo que intenta ser misterioso. Ahí trabajan Jessica (Solari), la secretaria que se enamora de Kurt, y Gómez (Spregelbur­d), que pronto mostrará sus intencione­s mafiosas.

Hay muchas escenas insustanci­ales, como el monólogo final en off. Los diálogos son ridículos y los personajes secundario­s parecen una broma. El tagline del afiche en inglés dice: “¿Estás listo para sobrevivir?”. El que tiene que sobrevivir es el espectador.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina