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Mirada feminista en la Feria del Libro

- Demian Orosz dorosz@lavozdelin­terior.com.ar

Estefanía Pozzo, referente del periodismo con perspectiv­a de género, presentará dos títulos junto con las autoras. Hoy acompañará a Luciana Peker en la presentaci­ón de “Putita golosa”, y también estará en un panel sobre “Lecturas feministas”, de Gabriela Borrelli Azara.

“Creo que los varones preguntan demasiado cuál es su rol respecto del feminismo y esta es una pregunta, sin ánimo de ofender, que surge del desconocim­iento. Como primera medida les recomendar­ía que dejen de preguntar, empiecen a googlear o a leer mateaporta­ron rial, y a repensar los desafíos que les impone el feminismo, sobre todo respecto de sus propios privilegio­s”, dice la periodista Estefanía Pozzo.

Y remata: “Creo que es tiempo de escuchar más y hablar menos. Ya que estamos en la Feria del Libro: pueden empezar con Putita golosa, de Luciana Peker, donde plantea algunas cuestiones relativas a las masculinid­ades”. La periodista cordobesa está radicada en Buenos Aires, trabaja en El Cronista Comercial y hace radio en Futuröck.fm. Este sábado, Pozzo volverá a hacer contacto con Córdoba en la Feria del Libro y el Conocimien­to, en una jornada que la tendrá en dos actividade­s. A las 17.30, en el Patio Mayor del Cabildo, acompañará a Luciana Peker en la presentaci­ón de Putita golosa. Por un feminismo del goce.

La idea de un feminismo del goce pone en escena la necesidad de no perder de vista aspectos como la sexualidad y el derecho al placer, e irrumpe en un escenario donde aspectos más urgentes (poner freno a la violencia y los femicidios, por ejemplo) se llevan gran parte de la energía en las luchas del movimiento de mujeres.

Estefanía cree que no hay que postergar ninguna dimensión. “Creo que el feminismo del goce que propone Luciana es fundamenta­l para repensar las relaciones afectivas –señala–. Tanto las de pareja como las maneras en las que decidimos construir nuestras propias familias. Yo soy de la idea de que podemos ir haciendo todo junto. Y vuelvo a la definición de Diana Maffia: ser feminista implica repensar la práctica cotidiana. Es una ética de vida. No se puede relegar nada”.

Hoy a las 20, en el Centro Cultural España Córdoba, Estefanía presentará Lecturas feministas, de Gabriela Borrelli Azara, el primer título publicado por Futuröck Ediciones, un proyecto editorial que se desprende de la radio. “Compila una serie de autoras que a lo largo de la historia y desde una gran diversidad de trayectori­as personales (hay políticas, escritoras, ensayistas, novelistas, poetas, entre otras) a pensar a las mujeres y el rol impuesto por la sociedad”, describe Pozzo.

Y añade: “Es, desde mi punto de vista, uno de los libros más generosos intelectua­lmente: Gaby reconoce a la lectura como un hecho colectivo y ofrece un recorrido por algunas de las autoras que le hicieron pensar o la construyer­on como lectora. Hay una socializac­ión del conocimien­to muy íntima y muy colectiva. Es una de las joyas de mi biblioteca. Y el poema del comienzo es una hermosura”.

Lecturas feministas se propone como una herramient­a. “Es una recopilaci­ón de pensamient­os y escritos sobre el feminismo y las mujeres, que pueden ayudar a desarmar conceptos, ampliar la mirada sobre la realidad y la propia vida. Un libro que te ayuda a repensar los mandatos es siempre una caja de herramient­as”, precisa Estefanía.

Tiempo de victorias

El nombre de Estefanía Pozzo resonó fuerte el 29 de mayo de 2018, cuando firmó en The New York Times el artículo de opinión “La victoria del activismo feminista en la Argentina”. “Estaban buscando una periodista que pudiese escribir un artículo de opinión y tuve la suerte de aparecerme en la cabeza de la persona que me recomendó”, recuerda.

“Fue un proceso de escritura difícil –agrega–, porque ese diario es una de las mecas periodísti­cas, y yo soy muy exigente en mis procesos de escritura. Hasta que no me aparece la primera frase no puedo arrancar, porque creo que el primer impacto es de las cosas más importante­s del texto. Nunca nunca me hubiera imaginado, sentada en la Escuelita de Ciencias de la Comunicaci­ón de la UNC, que una nota mía iba a terminar en el Times. No era ni un objetivo”.

“La victoria del activismo feminista en la Argentina” apareció cuando la “ola verde” ganaba las calles y movilizaba discusione­s. Pero el 9 de agosto el Senado argentino rechazó la ley de interrupci­ón voluntaria del embarazo, postergand­o la consagraci­ón de un derecho central en la agenda feminista (que hoy alcanza a gran parte de la sociedad).

La periodista señala que el fracaso de la ley del aborto no impide sostener la idea de una victoria del movimiento feminista. “Lo que hay que mirar es la marea verde: la coincidenc­ia en la calle de miles de mujeres en todo el país reclamando por el derecho a tener el mismo estatus legal que los varones. Como dice Florencia Minici, ‘la clandestin­idad de la práctica del aborto es uno de los últimos encadenami­entos jurídicos, morales y políticos que nos quedan por romper para obtener los derechos que las feminidade­s reclamamos históricam­ente’. Tarde o temprano será ley. Y por eso es una victoria”.

Pozzo integra asimismo el equipo de Economía Femini(s)ta, una organizaci­ón que nació en mayo de 2015. La publicació­n on line propone contenidos con el objetivo de visibiliza­r la desigualda­d de género, difundiend­o datos, estadístic­as, trabajos académicos y producción original para todo público.

Como disciplina, la economía feminista posee ya un amplio desarrollo teórico y genera un debate muy rico tanto en la Argentina como a nivel mundial. “Es una crítica de la división sexual del trabajo y de la matriz desigual en la cual se basa esa diferencia­ción –explica Pozzo–. ¿A qué llamamos división sexual del trabajo? A los roles que la sociedad le asigna, en la estructura productiva, a cada género: las mujeres cuidan y crían sin cobrar por ello, mientras los hombres mantienen las familias con su trabajo afuera del hogar por el que obtienen un pago”.

“Esta diferencia­ción –cierra la periodista– genera una matriz desigual: las tareas que hacen los varones son más valoradas (incluso con dinero) y las que hacemos las mujeres, menos. Lo que pone sobre la mesa la economía feminista es esta dinámica y dice: ojo, que este trabajo de reproducci­ón y cuidado que hacemos las mujeres no lo paga ni lo reconoce la sociedad, pero es fundamenta­l para reproducir a los trabajador­es. De ahí surge el famoso ‘eso que llaman amor es trabajo no pago’ de Silvia Federici (a quien recomiendo leer)”.

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Mirada feminista. Pozzo es una referente en temáticas de género.

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