Una mancha en el cine argentino
“Camino sinuoso” falla en todos sus rubros, tanto artísticos como técnicos, con diálogos y resoluciones forzadas.
Hay un mérito en esta película, extrañísimo por cierto, y es hacer actuar bien a Juana Viale, pero no gracias a la astuta exploración de su gélido registro actoral, sino gracias a la precarización de la totalidad del elenco. Ver a Arturo Puig explicando la parábola de David y Goliat tomando un whisky con consistencia a jugo de manzana, o a Geraldine Chaplin disfrazada de matriarca decimonónica usando una muleta ortopédica en lugar de un bastón, además de hablar un español imposible, pone al protagónico de Viale en el podio del buen gusto.
Claro que no serán las actuaciones deficientes el conflicto exclusivo, hay una imbecilidad alarmante en el guion, una sucesión de curvas y contracurvas que intentan darle al filme un estado constante de sorpresa sin reparar que en realidad le impone una verosimilitud frágil, cercana al ridículo.
La dirección de Kolodziej (también responsable del guion) jamás intenta remediar las falencias estructurales, más bien las empeora con una ausencia de imaginación para sus puestas. Cada escena queda conformada por planos, contraplanos y planos establecimiento cual tosco manual de narrativa cinematográfica. Las resoluciones a su vez son forzadas y las transiciones poco fluidas, acordes a un tono televisivo que se incrementa a medida que las líneas argumentales se expanden para que del melodrama la película derive al policial pueblerino.
Sobre el final, lo extravagante mutará a bochorno con muertes representadas bajo espasmos de teatro griego. Hay un recurso repetido hasta el hartazgo que consiste en Viale golpeando en la ingle de sus acosadores para escapar, o bien frases indignas dichas al amanecer en un velero que versan lo siguiente: “Acá estaré esperándote para siempre”.
Camino Sinuoso es una mala película. Nada conspira para salvarla y es difícil verla con la ternura de lo mal hecho. Para rematar la avalancha de desatinos, a la música la firma Fito Páez, fabricada con los samplers de un programa de computación en un par de días.