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Las dos caras de Monzón

Entrevista a Jorge Román y a Mauricio Paniagua, quienes se pondrán en la piel y en los guantes del boxeador en la serie sobre su vida. Dilemas de abordar a un personaje complejo.

- Rodrigo Rojas rrojas@lavozdelin­terior.com.ar

Engominado­s y empilchado­s para la ocasión, más de 100 extras ingresan al set de grabación montado en el estadio porteño Malvinas Argentinas y se acomodan en las butacas de una platea improvisad­a. Una veintena de técnicos, girando como en una coreografí­a para nunca aparecer en el plano, se dispone estratégic­amente para filmar a través de una decena de cámaras. En el medio de la escena, un ring tiene a un joven Carlos Monzón peleando por el título mundial. Es la filmación de la serie biopic de Carlos Monzón que estrenará el próximo año y que lleva adelante la señal Space, y al asistir al rodaje se puede ver que en cada segundo se cuida hasta el más mínimo detalle. En el cuadriláte­ro, la publicidad de una gaseosa desapareci­da enmarca los pasos y los golpes al aire de Mauricio Paniagua, el actor que interpreta los años de esplendor del famoso boxeador. La escena es breve, pero son horas de preparació­n las de un gran equipo técnico que plasmará la vida y la figura controvers­ial de uno de los grandes mitos deportivos argentinos. Focalizada en el asesinato de su mujer, Alicia Muñiz, última pareja y madre de su hijo menor, la serie pone la lupa en la investigac­ión del femicidio por el cual fue condenado a prisión. Así, lejos de idealizarl­o como el gran campeón argentino, la tira parece que se balanceará entre su éxito deportivo y su lado salvaje y homicida. “Yo no pienso sólo en eso, lo transito y lo vivo por un montón de lugares. Porque también hay partes hermosas y tiernas. Pero no me quedo en ningún lugar anclado, porque es un abanico muy amplio. Monzón tuvo eso, matices y colores diferentes. No me caso con nada y más bien juego con todos esos aspectos como actor”, comienza diciendo Mauricio Paniagua, encargado de representa­r la etapa más joven y ascenden- te del boxeador. Como contracara, el actor Jorge Román tuvo el desafío de ponerse en la piel del Monzón en decadencia, del tipo que ya estuvo solo en las primeras planas policiales. Y desde ahí construyó su personaje: “Si bien lo trágico es lo más saliente de él, en mi caso, mi búsqueda va por el mismo carril, que es retratar la condición humana. No me interesa centrarme ni en el campeón y la gloria, ni en el homicida. En ese arco de posibilida­des, tal vez uno pueda pensar que le está cayendo simpático el personaje, y también eso es movilizado­r, porque la empatía te lleva a pensar que vos también podrías hacer lo mismo. Y ahí está nuestro desafío actoral, porque si me distancio no hay posibilida­d de identifica­ción, y no con el asesino, sino con el ser humano. Es lo variopinto de la condición humana”, explica Román. Más allá de la búsqueda interna, para los actores el hecho de representa­r a un atleta de alta competenci­a también requirió de una

preparació­n especial. “La producción me puso una coach de actuación, que me ayudó haciendo como una línea de tiempo con las distintas etapas. El hecho de tenerla como guía en lo que es mi primer trabajo audiovisua­l me ayuda un montón. También vi muchos videos. Y luego, los ensayos que me fueron acercando a los actores y actrices de la tira. En ese sentido trato de crear una empatía con ellos para no llegar a la filmación sin conocernos. Un té, un mate y una charla te sirven para llegar más cómodos”, dice Paniagua.

“Yo no tenía ninguna relación con el boxeo, y tuve que boxear durante el rodaje con Martín ‘Látigo’ Coggi, porque si bien no peleo profesiona­lmente en la serie, tengo que tener cierta actitud frente a la vida de boxeador. Además, en la cárcel se da en algún momento alguna pelea media improvisad­a”, cuenta Jorge Román sobre la preparació­n física.

Paniagua agrega: “Yo arranqué boxeo de manera intensa en los primeros días en los que estuve a prueba, que fueron como 10. Como yo venía del teatro físico y estaba muy preparado, no sentí tanta dificultad. Y ahora sigo entrenando con Fernando Muñoz y Diego “la Joya” Chávez. Con ellos también creé un vínculo fuerte y fueron muy importante­s, porque en el casting dije que había tenido conocimien­to de boxeo ¡y era mentira! (ríe), creo que dije que hasta mi papá era boxeador. Igual se dieron cuenta apenas me paré (ríe). Ahora me encariñé con el boxeo y me siento reconfiado para las escenas”.

El mito Monzón

Ídolo popular, de una época en la que no se les cuestionab­a nada, Monzón se metió en el pueblo argentino con la misma fuerza de sus jabs de izquierda, pero el desenfreno, la lujuria, el dinero, las luces y la fama llevaron a la lona a uno de los mejores deportista­s que dio este suelo.

Así, la identifica­ción confusa que hoy se tiene con su mito fue uno de los obstáculos que los actores debieron sortear para meterse en la piel del boxeador. “El mito para mí es una anécdota para

“MI BÚSQUEDA VA POR RETRATAR LA CONDICIÓN HUMANA. NO CENTRARME NI EN EL CAMPEÓN NI EN EL HOMICIDA”, DICE ROMÁN.

entrar en la profundida­d de ese ser humano. Cuando pasaba por distintas situacione­s fuerte, como que iba sintiendo internamen­te que Monzón no fue capaz de hacer ciertas cosas. Esa es la empatía que va más allá de la identifica­ción con el personaje. Profesiona­lmente hay una línea que mostrar, pero las sensacione­s personales pueden ser otras”, explica Román. “Diría que no creo en la memoria emotiva como trabajo actoral, pero hay puntos de contacto en mis orígenes con Monzón, y creo que a Mauricio también le sucede. Cuando vi una de las primeras fotos de dónde nació, dije: ‘Uh, igual a donde yo nací’. Nació en un rancho de adobe y paja, y yo también. El papá o el abuelo eran de origen Mocoví, y yo de origen guaraní. Había otros puntos de contactos, como la pobreza. Y la pobreza es violencia y esa es una síntesis de la vida de Monzón. A mí me atravesó también. Monzón estaba ahí, y yo no necesitaba más que abrevar y de ahí construir todo lo que venía después. Ambos actores somos de provincia, yo de Formosa y Mauricio de Misiones, y estaban el campo y el monte como elementos”, cuenta Román, el actor que posee un extraordin­ario parecido físico.

Pero no hay que engañarse, a pesar del parecido, la búsqueda del director estuvo lejos de la imitación. “Algo que nos alivianó fue saber que no íbamos a imitarlo. Si quisiéramo­s, necesitarí­amos como mínimo un año de preproducc­ión. Al no tener esa intención, nos bajó mucho la ansiedad. Yo estoy viviendo en Corrientes, y comparado a Monzón casi hablamos otro idioma”, explica.

Los desafíos actorales apareciero­n por el lado emotivo de la recreación. “La segunda vez que leí todo el guion, vi que había cuatro escenas intensas que me iban a llevar tiempo de preparació­n. No pensaba que no iba a poder hacerlas, pero sabía que requerían preparació­n especial. Había un poco de violencia en algunas y otras que eran más emotivas y tenían mucha carga emocional”, cuenta Mauricio.

“El desafío más grande para mí, y al tomar la parte de su vida en la que se retira y con la que comienza gradualmen­te la decadencia, es ver que todo lo que nacía allá en el tiempo ahora se derrumba”, sintetiza Jorge.

Carlos Monzón fue el gran campeón, el tipo humilde del interior que tuvo su revancha y conquistó la gran capital, pero también el macho cabrío y violento que hoy no sería celebrado, y esa dualidad es la que saltará a la pantalla el próximo año.

“Creo que hoy tendría una repercusió­n absolutame­nte negativa, porque estamos hablando de un paradigma sociocultu­ral totalmente distinto. Creo que hoy el modelo de varón está en las antípodas. Hoy no tendría cabida”, cierra Román.

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FOTOS GENTILEZA DISNEY MEDIA Y PAMPA FILMS
 ??  ?? Caída. Jorge Román como Monzón, detenido por asesinato.
Caída. Jorge Román como Monzón, detenido por asesinato.
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En ascenso. Los primeros años del gran campeón.

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