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Otra vez desde arriba

Antes del estreno de “Siddharta” en Carlos Paz, Flavio Mendoza habla de la paternidad, del renovado desafío artístico, de la competenci­a y del proyecto del circo propio.

- Daniel Santos dsantos@lavozdelin­terior.com.ar

Flavio podría al éxito, acostumbra­rse pero no parece que haya decidido bajar los brazos y descansar en los laureles de la fama o los números de las taquillas. Este año estrenará Siddharta en el Luxor, para su octava temporada consecutiv­a desde que aquel 25 de diciembre de 2011 estrenó la primera Stravaganz­a y cambió la historia de la plaza serrana.

Este no será un verano más, y no es casual que lo defina como “una revolución”. Se acaba de construir una casa propia en Carlos Paz, deberá repartir sus tiempos con su hijo Dionisio, y sostener el universo de sus creaciones también desde arriba del escenario.

“A la medianoche se me termina el encanto y me convierto en papá”, dice Flavio, que acaba de llegar a Córdoba y que se encarga de detallar la prioridad de su vida. “Siempre es lindo volver a mi segundo hogar. Si no fuera así, no me hubiera hecho una casa. Eso reafirma el cariño que tengo por Córdoba y todo lo que me pasó ahí”, asegura. Asegura que también vendrá el resto del año, y arriesga que un día hasta podría vivir en Córdoba. “Es un lugar en el que me gusta estar, en el que me siento cómodo. Cada vez que termina la temporada, tengo que dejar las casas alquiladas salir volando”. Para Flavio, su hogar reducirá el estrés de cada año: “Es bueno saber a qué casa voy, también para que mi hijo se acostumbre y no tenga cambios constantes”. ¿La vida de los artistas para los niños puede ser difícil? “Yo tengo una vida lo más normal posible. Siempre trato de respetar sus horarios. Si bien lo hago dormir tarde, a las 12, le hago una vida normal. Lo ven en las redes sociales, en alguna que otra tapa de revista, o cuando fue a ShowMatch, pero no lo expongo tanto. Trato de que tenga una vida más o menos tranquila”.

Mendoza dice que las críticas no le preocupan, incluso que cada vez tiene el cuero más resistente. “La verdad, le doy muy poca bola a eso. El que critica atrás de un teclado es un cobarde... que me lo digan en la cara, si se animan. Subo fotos en Instagram, pero tiene que ver con los cambios. Antes sacábamos fotos con rollo, íbamos a revelarlo y teníamos la imagen. Hoy no existe, todo es muy digital. Entonces

su crecimient­o y sus fotos las voy poniendo en un lugar, aparte de un pendrive para que el día de mañana lo tenga él. Si mañana quiere cerrar el Instagram, que lo cierre. El tema es acumular material”.

Recuerdos de niñez

Flavio asegura que él no tiene fotos de bebé. Su madre, nómada, con el circo, no registró su infancia hasta los cinco años. “Yo no voy a hacer que no tenga fotos mi hijo”. No le reclamó a su madre, que andaba de un lado a otro, pero confiesa que sí le hubiera encantado tener fotos como sus hermanos.

“Los que critican, siempre van a criticar. No hay una receta para que no critiquen. Subo una foto en cuero dándole una mamadera y soy un degenerado, siempre es así. La verdad, sigo subiendo fotos como se me canta y que sigan sufriendo. Porque es gente que sufre con la vida de los demás”.

Flavio agrega que como es una persona pública, su cuenta está abierta. “Lo hago como buena onda. Cómo la gente lo toma, es problema de la gente”. Lamentable­mente, uno se va acostumbra­ndo. Es horrible acostumbra­rse a las cosas feas. No está bueno que digan cosas muy agresivas. Las personas que escriben así, creo que tienen problemas. Hablar de un bebé de la forma que han hablado de Mirko (de Marley), de Matilda (de Luciana) o de Dionisio... me parece que hay una fantasía muy grande de creer que uno nació en una cuna de oro, o nada en champán”.

Para Mendoza, nada está más alejado de la realidad. El éxito de ahora es consecuenc­ia de sacrificio­s, esfuerzos y mucho trabajo. “Si bien tengo gente que me ayuda, a la medianoche se me termina el encanto y me convierto en papá hasta el otro día. Y estoy toda la noche con él, cuando tiene fiebre, cuando hay que cambiarle los pañales, cuando hay que dar la mamadera. Y también durante el día. Capaz que piensan que los crían las niñeras. En mi caso, no. Necesito estar con él”.

La nueva apuesta

El desembarco de Siddharta en la cartelera sigue el mismo camino inverso que Stravaganz­a. Tango, que primero había debutado en los escenarios porteños y luego llegó a las sierras. Sin embargo, para Flavio es casi un debut.

“No es un show fácil. Mis espectácul­os no son fáciles. Antes de que termine la temporada en Buenos Aires, hablé con el Flaco Pailos, con Mirta Wons, que incorporáb­amos a Siddharta. Ni yo estaba arriba del escenario. Les dije: o nos tenemos que ir un mes antes a Carlos Paz todos, o lo tenemos que estrenar antes. Mis shows no se pueden hacer sin ensayo. ¿Viste que hay gente que viaja a Carlos Paz el lunes y el viernes debuta? Yo no puedo. Técnica, artística y profesiona­lmente, no puedo”.

Zonas de riesgo

De los primeros sucesos nacionales de Susana Giménez y Midachi, la plaza de Carlos Paz tuvo otros hitos: el desembarco de Jorge Guinzburg y Daniel Comba con sus produccion­es, o el estreno de Stravaganz­a y las sucesivas obras. ¿Es posible pensar otro quiebre semejante?

“Los quiebres los producen aquellos que se arriesgan, que se animan a hacer lo que todos dicen que no hay que hacer. Desde el primer Stravaganz­a hasta ahora, nadie me demostró que subieron la vara. Sigue siendo lo mismo, con un refresco, pero no han hecho grandes cosas. Fijate que nosotros seguimos haciendo las grandes produccion­es. No lo digo con soberbia, sino con orgullo. Hoy, con la fama que tengo podría poner mi nombre, cuatro o cinco primeras figuras, hacer una buena comedia y ganaría muchísima más plata, pero no es mi forma, no es lo que me hace bien”, asegura.

Para Flavio, el quiebre lo va a producir el que se juegue. “Desde el primer Stravaganz­a me juego el todo por el todo, no es hacer plata en temporada”.

Aunque entiende que la crisis puede afectar los bolsillos para los meses de este verano, también sostiene que mantienen los precios “económicos” para lo que es el show. “Estamos al valor de otros espectácul­os que no tienen el costo de producción ni a palos. Lo digo sin soberbia: siempre fuimos la primera opción para la gente”.

“Siddharta va con una megaproduc­ción. Tiene más pantallas, más tecnología. Eso hace no tener miedo a una temporada, más allá de que lo económico está mal”.

Con humor cordobés

La elección del Flaco Pailos para el segmento humorístic­o, surgió de que siempre le gustaron las cosas que hacía el cordobés. “Es uno de los grandes humoristas de Córdoba. Y más allá de su talento, hoy me puedo dar ese gusto con la gente que tengo ganas... y que la gente tenga ganas de trabajar conmigo, es un placer. Acá se lo ve desde otro lugar. Todos saben que es actor, pero más allá de sus rutinas me encanta verlo en la parte actoral, con un personaje. Me gusta romper la cosa de todos los días. El Flaco también salió de su zona de confort y se metió a compartir en un espectácul­o para meterse en el personaje”.

Para Mendoza, Pailos es “un dulce de leche”, y aunque esté acostumbra­do a hacer sus espectácul­os solo, también disfruta esta etapa. “Está como en Disneylan- dia, esto lo saca y lo renueva”.

El cuerpo lastimado

¿Cómo resiste el cuerpo con el paso del tiempo a tanta exigencia física? “Mi gran problema es que tengo un cuerpo muy lesionado. Tengo seis hernias de disco, dos veces operacione­s de rodilla, operación de empeine... soy de las personas que lamentable­mente tuvo muchos accidentes y cosas que por ahí otro bailarín no tiene. Me levanto todos los días y hasta que caliento tengo 80 años, más o menos”, dice.

Ahora realiza entrenamie­ntos, de vez en cuando algún “recauchuta­je” con aparatos para estirar la columna y el cuello. “La gente me ve y dice ‘guau’, pero a mí me duele hasta el pelo. Lamentable­mente convivo con esas lesiones”.

Flavio agrega que se imagina en el lugar sólo de director, y que lo ha hecho, pero también entiende que la taquilla no funciona igual si él no está. “Mis productos son muy buenos sin mí. Siddharta estaba redondo, era increíble. Me gusta que la taquilla suba conmigo, pero también me duele porque podría bajarme. Es la empatía que uno tiene con el público”.

Igual dice que el escenario le da una inyección de adrenalina, y que le gustaría probarse en otras cosas. “Mi mayor talento es lograr los espectácul­os que logro. Son emocionale­s, donde la gente ríe, se conecta. No es pochoclero y nada más. Ése es mi mayor talento”.

A DIONISIO LO VEN EN LAS REDES SOCIALES, EN ALGUNA QUE OTRA TAPA DE REVISTA, O POR AHÍ CUANDO FUE A ‘SHOWMATCH’, PERO NO LO EXPONGO TANTO. TRATO DE QUE TENGA UNA VIDA TRANQUILA.

LA VERDAD ES QUE NO LE DOY MUCHA BOLA A ESO. LOS QUE CRITICAN DETRÁS DE UN TECLADO SON COBARDES… QUE ME LO DIGAN EN LA CARA SI SE ANIMAN.

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(LA VOZ) En su nueva casa. Flavio abrió las puertas a VOS para la casa que está estrenando desde ayer.

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