VOS

“Decidí empezar de nuevo”

Carla Dogliani es La Bicho. Luego de una temporada en México, está de regreso en Carlos Paz con su personaje más entrañable y también se aventura en un espectácul­o con improvisac­ión en la ciudad de Córdoba.

- Rodrigo Rojas rrojas@lavozdelin­terior.com.ar

–¿Por qué se fue La Bicho? –Por varias cosas. Primero, la cuestión personal, necesitaba un impasse emocional y de expectativ­as. Había llegado a un nivel alto en lo profesiona­l, que la verdad lo busqué mucho tiempo, pero no supe manejar algunas cosas. Entonces decidí empezar de nuevo, en otro lugar, pero no de cero, por un momentito. Yo todo lo empecé desde abajo, entonces pensaba en cómo no subirme al pony, que es una tentación de este medio. Fue como tomar un respiro, para Carla y para La Bicho.

–¿Tenías miedo de ponerte un corsé que no sabías si ibas a poder sacarte?

–Sí, ponerme un corsé como artista, como persona y también en el hecho de ser pública. En esto de que me vean como La Bicho, ¿y de Carla detrás qué hay? Yo estudié, me preparé para tener un abanico de opciones. Yo a La Bicho la amo y le agradezco con toda mi alma, pero sentía que teníamos que tomarnos un respiro las dos. Como personaje también. De hecho allá en México hice cosas con La Bicho, pero desde otro lugar. Y también para no viciarme de las cosas que sé que funcionan, de las cosas que La Bicho sabe que funcionan, y que las tiene atadas. Dije: “No, nos pongamos a laburar las dos de nuevo y renovemos el mate”.

–¿Pensaste que el no trascender como Carla estaba atentando contra vos?

–No, la verdad que no. Creo que eso depende de mí, solamente. Por ahí escucho compañeros que dicen que los medios te encasillan. Y creo que no, que es uno. Según cómo uno vaya sembrando, haciendo el caminito. Es un trabajo más intenso, porque ya te conocen como persona. Y tenés que romper con un montón de estructura­s, con la barrera de la comparació­n. Yo hago otras cosas como actriz, y siempre está el “pero La Bicho te sale mejor”. Esas cosas están buenas porque también te hacen crecer un montón. Esencialme­nte, mi viaje fue para crecer. Carla y La Bicho, juntas.

–¿Y qué pasó para que decidieras volver?

–Yo no veo, siento. Cuando me fui sentía algo en el pecho, tenía miedo de caer en la decadencia como profesiona­l. Y para mí La Bicho es mi joyita, mi alter-ego. Es muy vulnerable porque soy yo, es mi niña. Yo la brindo, la comparto, ni siquiera uso la palabra “exponer”, porque está Carla detrás. Es una especie de esquizofre­nia (risas) pero yo estoy ahí sosteniénd­ola. Creo que nos fuimos a hacer más fuertes las dos. A llenarnos de experienci­as sin que nos conozcan a ninguna de las dos, a no tener laburo, a rebuscárno­sla. Para mí era clave ser consciente de lo que estaba diciendo. Somos portadores de un mensaje, tenemos un micrófono. Hay que ser muy respetuoso y hacerse cargo. Y me di cuenta de que era momento de volver porque lo sentí. Me dieron ganas de cosechar un poco de lo que había sembrado.

–¿Cómo tomó forma el regreso? ¿Es definitivo?

–Se dio porque me llamaron. Extrañé mucho. Yo quería venir a pasar fin de año con mi familia. Me fue muy difícil, lo sufrí mucho. Tuve una propuesta para hacer una obra en Carlos Paz, me vine con eso, me puse a escribir la obra. Cuando llegué hubo unos idas y vueltas y me quedé sola. Llegué a la casa de mis viejos llorando de la desilusión, se había caído todo. Y mis viejos, que no son muy expresivos, me dijeron: “Vamos, nosotros te apoyamos”. Me ayudaron un montón emocionalm­ente, se pusieron con la escenograf­ía, mi viejo viendo en internet con mi hermanito. Eso me llenó de amor. Y sí, lo pienso como para quedarme, pero soy inquieta. Planeo hacer otras cosas como actriz, seguir con La Bicho. Y en el momento que yo sienta que estamos resbalando, otra vez, será del modo que sea. Una ducha de agua fría o irme al campo, pero darle bola a eso. –¿De qué habla la obra?

–Es una obra que toca un tema muy fuerte y muy intenso ahora, que es esto del feminismo. Pero no en sí, sino la mujer, y sobre todo el respeto. Yo soy una humorista mujer, que es un camino bastante sinuoso, más en Córdoba. Pero lo vamos haciendo, y el camino se va abriendo solo, sin hacer fuerza y sin violencia, que eso lo que me parece superinter­esante. La obra trabaja el posicionam­iento de la mujer no a través de la pelea ni de la lucha, ni de enfrentarn­os al otro género, sino de la penetració­n a través del amor y el respeto. Se llama Secretos de una fem feroz, desmitific­ando un poco eso de “la femme fatale”. Ser feroz es más que bien, es un bien integral, una cosa más holística, pero más sencilla a la hora de llevarla al cuerpo.

–En paralelo estrenaste “Improtente” junto a Claudio Cao, en Córdoba. ¿Cómo vivís ese doble rol?

–Me animé. Improtente es una obra que combina el formato de libro de texto y el formato de improvisac­ión. Es una técnica que para el actor es un entrenamie­nto impresiona­nte, porque es ir y volver, salir del texto, improvisar y volver a la estructura de la obra. Hay 45 participac­iones del público. Se les da un instructiv­o para participar. La gente nos tira ideas, nosotros lo tomamos, improvisam­os sobre esa misma estructura y después volvemos al texto madre. Es una obra en 360°, con cuatro frentes. Es todo un desafío, es algo nuevo. Tenemos que tratar de desprejuic­iar al público, que no es ignorante ni estúpido. Hay gente que me va a ver porque soy la actriz de La Bicho, pero en otro personaje.

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