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Un cambio interior

Con “Siddharta”, Flavio Mendoza se juega por el musical en una gran puesta con su sello.

- Diego Tabachnik dtabachnik@lavozdelin­terior.com.ar

Por primera vez en su larga historia de temporadas en Villa Carlos Paz, Flavio Mendoza pone definitiva­mente la historia de la obra por sobre el despliegue acrobático. Siddharta es un musical con una producción imponente, un gran despliegue tecnológic­o y humano, y con espíritu de fábula de principio a fin.

Es una apuesta importante la de Mendoza, que si bien mantuvo su particular estética que lo caracteriz­a, se animó a dos jugadas de peso. Por un lado, poner el foco en el guion de la obra (basada en la novela de Hermann Hesse); y por el otro, correrse del centro de la escena para ceder ese lugar a su “hijo pródigo”, profesiona­lmente hablando: Facundo Mazzei.

El bailarín, coreógrafo y cantante asume el rol protagónic­o en una actuación consagrato­ria. Sostiene el peso de semejante maquinaria en base a su talento, en la piel de Siddharta, el hijo de un tirano que domina el Imperio de la luz, y quiere cederle el trono.

El joven descubre la oscuridad de su progenitor, y junto a sus incondicio­nales amigos Vida y Go (Pietro Vicentini y Franco Frigugliet­ti, dos talentosos colaborado­res que vienen hace años trabajando con Mendoza) se embarca en un viaje en búsqueda de la verdad.

Ahí es cuando debe enfrentars­e al río, el personaje espectral que interpreta Flavio, que tiene su enviado terrenal en el barquero, a cargo de El Flaco Pailos, el lógico encargado de la cuota de humor.

La pausa para el verano

La historia se desarrolla en medio de una sucesión impresiona­nte de proyeccion­es y escenograf­ías virtuales, en conjunción con dos artefactos mecánicos notables: un péndulo gigante que cobija a dos equilibris­tas (ponen al espectador al borde de la butaca) y el escenario levadizo que también refleja proyeccion­es.

Para adaptarla al tono veraniego, sí aplicaron una licencia importante cuando Pailos pone literalmen­te en pausa el transcurri­r de la historia para despachars­e con una efectiva rutina de chistes. Divertido y con oficio, el humorista saca chapa de su condición de cordobés y se gana una ovación. Le tira un pequeño palito a Macri, y se mueve al límite de la incorrecci­ón con algunos chistes como el que cierra su rutina, pero enciende a la platea.

Karina la Princesita vuelve a probar que es una gran cantante, en la piel de Kamala, la muchacha sensual que enamora a Siddharta y logra escapar de la opresión de Kamaswami, en otra gran actuación de Mirta Wons como villana.

Acrobacias, un notable cuerpo de baile y una banda en vivo completan el viaje en el que Flavio Mendoza se embarcó este verano, siguiendo su propia intuición y saliendo de su zona de confort.

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(LVI) En dupla. Mendoza y Pailos, en plena escena de Siddharta.

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