Un cambio interior
Con “Siddharta”, Flavio Mendoza se juega por el musical en una gran puesta con su sello.
Por primera vez en su larga historia de temporadas en Villa Carlos Paz, Flavio Mendoza pone definitivamente la historia de la obra por sobre el despliegue acrobático. Siddharta es un musical con una producción imponente, un gran despliegue tecnológico y humano, y con espíritu de fábula de principio a fin.
Es una apuesta importante la de Mendoza, que si bien mantuvo su particular estética que lo caracteriza, se animó a dos jugadas de peso. Por un lado, poner el foco en el guion de la obra (basada en la novela de Hermann Hesse); y por el otro, correrse del centro de la escena para ceder ese lugar a su “hijo pródigo”, profesionalmente hablando: Facundo Mazzei.
El bailarín, coreógrafo y cantante asume el rol protagónico en una actuación consagratoria. Sostiene el peso de semejante maquinaria en base a su talento, en la piel de Siddharta, el hijo de un tirano que domina el Imperio de la luz, y quiere cederle el trono.
El joven descubre la oscuridad de su progenitor, y junto a sus incondicionales amigos Vida y Go (Pietro Vicentini y Franco Friguglietti, dos talentosos colaboradores que vienen hace años trabajando con Mendoza) se embarca en un viaje en búsqueda de la verdad.
Ahí es cuando debe enfrentarse al río, el personaje espectral que interpreta Flavio, que tiene su enviado terrenal en el barquero, a cargo de El Flaco Pailos, el lógico encargado de la cuota de humor.
La pausa para el verano
La historia se desarrolla en medio de una sucesión impresionante de proyecciones y escenografías virtuales, en conjunción con dos artefactos mecánicos notables: un péndulo gigante que cobija a dos equilibristas (ponen al espectador al borde de la butaca) y el escenario levadizo que también refleja proyecciones.
Para adaptarla al tono veraniego, sí aplicaron una licencia importante cuando Pailos pone literalmente en pausa el transcurrir de la historia para despacharse con una efectiva rutina de chistes. Divertido y con oficio, el humorista saca chapa de su condición de cordobés y se gana una ovación. Le tira un pequeño palito a Macri, y se mueve al límite de la incorrección con algunos chistes como el que cierra su rutina, pero enciende a la platea.
Karina la Princesita vuelve a probar que es una gran cantante, en la piel de Kamala, la muchacha sensual que enamora a Siddharta y logra escapar de la opresión de Kamaswami, en otra gran actuación de Mirta Wons como villana.
Acrobacias, un notable cuerpo de baile y una banda en vivo completan el viaje en el que Flavio Mendoza se embarcó este verano, siguiendo su propia intuición y saliendo de su zona de confort.