Una temporada sin brillo no es temporada

Comencemos por un dato cierto: los números no mienten y la actual temporada teatral no sólo que no fue de las mejores, sino que puede recordarse entre las peores de la última década al menos, por no decir del actual siglo.

Por otra parte, lejos de hacer ese análisis meramente económico, por diversos factores, el verano 2019 será recordado por ser una de las temporadas con menos brillo en muchos años.

Y una cosa no tiene que ver con la otra, o sí, pero no deberían estar directamente relacionadas.

Festejos, escándalos mediáticos, romances, las presencias y ausencias en los premios, los programas en vivo, los fans buscando autógrafos a la salida, las fiestas en los boliches, los encuentros casuales, los causados y muchas cosas más podrían sumarse a la lista de eventos y situaciones que le ponían condimento y sazón a la temporada.

Casi en solitario, la producción de Siddharta realizó un asado para celebrar su liderazgo nacional cuando ya promedia febrero y la temporada va llegando a su fin.

Atrás quedaron las temporadas en las que Nazarena Vélez elevaba la temperatura en Keops o ya en su rol de productora proponía festejos y choripanes para todos en la peatonal para celebrar su éxito. Las galas del Teatro Luxor donde, alfombra roja mediante, se recibía a todos los elencos, los festejos de Flavio Mendoza cada vez que rompía un nuevo récord de taquilla o las salidas nocturnas de Flor de la V junto a su elenco, sólo para citar algunas de las cosas que le faltaron a ésta temporada.

Y si queremos apelar a la nostalgia, los premios Marlo con los artistas disfrutando relajados de una noche especial o la presencia de Ana María Alfaro durante más de 30 años en la peatonal sumando figuras a sus mesas radiales, donde se agolpaban cientos de turistas para llevarse una fotografía, son sin dudas hechos y eventos que se extrañan.

Hoy, la celebración que debería implicar para los elencos ir a las entregas de premios, parece ser un mero trámite donde lo único válido es ganar una estatuilla. Más que nunca, los artistas necesitan en sus redes sociales mostrar la foto con el premio, el galardón. Nada importa fuera de eso. Si contamos que hay cinco nominaciones en cada rubro y un único ganador, nos queda demasiado enojo y poco disfrute.

Y, ante esa visión de las cosas, pierden todos. Tanto el show como el contacto con la gente deben seguir siendo la esencia de las ceremonias de premiación y de la temporada en sí. Productores, elencos y artistas parecen hoy estar apuntando contra la temporada, algo así como pegarse un tiro en el pie.