VOS

Alta dosis de realidad

El mendocino Simón Poxyran analiza si el trap enfrió el furor en torno a Perras On The Beach, la banda que lidera y que mañana ofrecerá un recital en Studio Theater.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

–Esta vez van a actuar en un teatro, ¿los condiciona de alguna manera?

–Tengo un tema con las butacas. Si hay butacas, el show debe cambiar. No podés hacer lo mismo que harías si la gente estuviera parada. En este caso no hay butacas. Además, es un lugar en el que hacen fiestas y recitales todos los fines de semana. Está curtido. Eso tengo entendido de acuerdo a lo que me contaron, porque nunca fui. Hablo sin saber, en algún punto. No sé, capaz que vamos y el ambiente nos obliga a hacer música clásica (ríe). Te condiciona­n los lugares, al mismo tiempo que los terminás armando vos con la energía que llevás.

–¿Cómo preparan un show? ¿Descansan en el material de los discos, hay margen para repentizar, improvisar?

–Hay como zapadas dentro de algunas canciones. Cosas más del momento, no están tan armadas. Pero nos enfocamos en los discos, sobre todo en el último (Flor de Cuyo, de 2018) y en el EP (Película, 2019) que sacamos hace poco. También pensamos cuándo fue la última vez que fuimos a tal o cual lugar. Si es la primera, capaz que tocamos temas del primer disco. Ahora vamos a ir a Perú y a Ecuador y, obviamente, vamos a tocar eso. Esas canciones ya quedaron en nuestro pasado, pero para la gente son nuevos. Hay que pensar en eso. Si fuera por nosotros daríamos un show muy distinto.

–¿Y qué te sugiere el público de Córdoba? ¿Es una audiencia especial?

–Es uno de los públicos más especiales que tenemos. Las fechas que dimos allá tuvieron una energía muy zarpada. Hay una conexión de cofradía entre Mendoza y Córdoba. Somos del interior, tenemos un montón de cosas en común. Siento que Córdoba viene después de Buenos Aires. No sé qué tanta gente más hay que Mendoza, pero se siente que hay mucha más. Los cordobeses tienen alto fuego en el corazón. Pega nuestra postura, que es demasiado humana porque somos espejo del público. La última vez que fuimos a Córdoba estuvo buenísimo pero tuvimos un problema con el sonido. Fue una paja pero ya está. Ahora vamos por la revancha, con mucho amor y felicidad.

–Perras On The Beach era la gran nueva cosa y, de pronto, explotó el trap para captar la atención del público joven. ¿Lo notás así?

–Es así la música. Hoy es el trap, hace un par de años era el reguetón. Todos los músicos tenemos que aprender de esos cambios, porque además de lo musical, con ellos viene una cosa más generacion­al. Arrastran algo más grande que interviene hasta en nuestra forma de hablar. De todos modos, siento que el púbico de Perras no es uno al que le pueda gustar cualquier cosa. Ahora el foco está en el trap, en el hip hop. Y por suerte, nosotros siempre vamos a tener un vínculo hermoso con el hip hop. Como a nosotros nos pegan bien todos esos cambios generacion­ales. Aprendemos un montón de las personas y personajes nuevos que asoman.

–En “Flow de Cuyo” está Wos, de hecho.

–Tenemos la mejor con él. Y con Neo Pistea también. Le gusta mucho Perras y a mí, personalme­nte, me gusta su proyecto también. Seguro que hacemos alguna junta con él. En Instagram sigo a muchos que se han tatuado la cara.

–¿Y vos te la tatuarías?

–Hay un grupo australian­o, Hiatus Kaiyote, en el que canta una chica que la tiene tatuada con una línea muy zarpada. Me gustaría algo así…Hay otros que son bizarros. Hay que entenderlo­s. No me los haría pero me encantan.

–¿Ya no cultivás más ese perfil de rockero sin límites, desenfrena­do? Hasta hace poco, eras el Pity Álvarez de esta era.

–Siempre fui un chabón bastante tranquilo. Puedo personajea­r bastante en los shows porque esa es mi manera de ser. Me sale mostrarme así. Diría que soy un personaje con alta data de realidad. En Perras estamos mucho más absorbidos por la realidad. Antes íbamos sin preocupaci­ones, las canciones hablaban de fumarse un porro, de cagarse de risa, no había mensaje. La máxima preocupaci­ón era levantarte al otro día para ir al colegio. Cuando empezás a crecer, cambian un montón las percepcion­es. Para cualquier proyecto está bueno que eso pase. Rescatarte, mirar alrededor tuyo y sentarse a pensar. Esa figura del rockero, de la estrella, es más del los 90 y los 2000, cuando nosotros éramos espermatoz­oides.

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