Un juego con cartas y figuritas
Elisa Gagliano comenta cómo funciona la estrategia de difusión en redes de la obra. “Las figuritas son un capricho casi infantil de mi parte. En la gráfica quisimos imitar a los juegos de mesa en los que se pregunta ‘¿quién mató a?’ Las imprimimos para que la gente elija su personaje. Y las cartas, porque me encantan, me gusta jugar con las mamushkas de la realidad y la representación. Es un gran rizoma, una gran telaraña. Me encantó que los personajes puedan mandar cartas a los espectadores y saltearse todo lo demás”.
La carta de mamá fantasma
Desde hace varios días han comenzado a circular las cartas de los personajes. La de la mamá fantasma (Eva Bianco) dice así:
“Nunca pensé que acabaría así. Nunca. ¿Qué soy? ¿Un vampiro? ¿Un esqueleto? ¿Un mono? ¿Un recuerdo? Necesito que me orienten. ¿Tengo brazos? ¿Ven mi cara? Aún no logro comprender si la anarquía de una mujer deriva de no amar o si la libertad es mejor marido que el amor. En cualquiera de ambos casos, fracasé.
“Queridxs, quisiera morir de verdad. No esta maqueta espantosa, funcional a la verdad. Déjenme que les muestre. Presiéntanme. Soy ignorante, pero a veces –no siempre– siento un conocimiento dentro para el cual no tengo tradición. Mi familia es mi maqueta.
“Mi fracaso más tierno y terrible. Si al menos fuera fácil, pero no lo es. Porque una mujer, por más invisible o muerta que quiera ser, debe también parecer hermosa, dócil, independiente y mil cosas más que acaban volviéndola un ente teatral amorfo o en el peor de los casos, suave.
“Me cansé. Desde un vórtice imperceptible, les hablo”.