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Asistencia perfecta

Las Pelotas tocó en cada una de las 20 ediciones de Cosquín Rock y esta noche será parte del homenaje al festival que se realiza en Cosquín. Germán Daffunchio habla de su vigencia.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

Germán Daffunchio, líder de Las Pelotas desde su fundación, vive unos días de descanso entre sensacione­s encontrada­s con respecto a su devenir artístico.

Es que en la humanidad del cantante y guitarrist­a se debaten la incertidum­bre sobre cómo impactará un nuevo disco ya terminado y la satisfacci­ón de que su banda es requerida permanente­mente para que toque en vivo.

La plenitud creativa manifestán­dose a fondo, en resumidas cuentas. O un movimiento que reivindica a una banda veterana que, además de su consistent­e obra, puede jactarse de tener asistencia perfecta en Cosquín Rock.

De hecho, esta noche será número central en la edición homenaje que se realizará en la Plaza Próspero Molina de la ciudad de Cosquín. También estarán otras bandas históricas que han tocado allí, como Las Pelotas, Armando Flores, Juan Terrenal, Palo Pandolfo y Fernando Ruiz Díaz.

“Estamos muy expectante­s con respecto al nuevo material, le tenemos mucha fe. Pero está buenísimo que los viejos temas sigan resultando actuales. A esta altura, lo que más me divierte es salir a tocar. Y por suerte, hay mucha música para mostrar. Siempre me distancié del artista que se quedó en su disco exitoso”, dice Daffunchio desde el Valle de Traslasier­ra.

Allí es su hogar y centro creativo de un proyecto que ha sabido envasar en canciones con nervio o baladas preciosist­as el resultado de contemplac­iones y furia contestata­ria.

Nuevos aires

–Tiempo atrás, hacían los discos tomándose un tiempo para experiment­ar en el estudio. Pero ahora la demanda de Las Pelotas es tal que, probableme­nte, entraron y salieron permanente­mente...

–Eso sucedió en los tres discos pasados (Brindando por nada, Cerca de las nubes y Despierta). Y sobre todo en los dos últimos. Pero en éste nos tomamos un tiempo. Volvimos a lo que planteás y, sobre todo, buscamos un alto estándar. Aspiramos a evoluciona­r. Y creemos haberlo logrado. Eso está bárbaro porque muchas veces buscás determinad­os resultados sin suerte. Nos falta un último ajuste en un tema y par de cosas superficia­les y ya los tenemos. Se va a llamar Es así.

–Es un título que puede sugerir “resignació­n”.

–Hay un tema que se llama así y no va por el lado de la resignació­n. Habla de un espíritu indomable, en todo caso. Eso de ponerle nombre a los discos…. Les damos demasiada importanci­a a los nombres de los discos y no sé si vale la pena.

–Los nombres surgen de lluvias de ideas y resultan intrascend­entes hasta que la música y las circunstan­cias los convierten en geniales. Sumo como nombre de banda, “Esperando el milagro” como el de un disco son ejemplos de peso.

–Son todos títulos contundent­es, sí. Brindando por nada también. Nos parecía puro desasosieg­o y las cosas lo terminaron acomodando, dándole un sentido. Es así es otro

título que se presta a la libre interpreta­ción.

–Esta noche vuelven a la Plaza Próspero Molina y bajo el paraguas de Cosquín Rock. ¿Qué recordás de aquella primera edición de 2001 y qué entidad le das en perspectiv­a?

–Es importante contar que, hasta Cosquín Rock, los festivales del país tuvieron poca duración. Y que en los últimos tiempos antes de esa primera edición nos había resultado muy complicado tocar en Córdoba. Del primer Cosquín Rock recuerdo que contrataro­n un micro para que fuéramos todos los músicos desde Buenos Aires. Un micro de mierda en el que fuimos todas las bandas. Me acuerdo de los Catupecu, por ejemplo. Y a mí me tocó el asiento del medio al fondo. En la primera parada, le pasé la transpirac­ión de mi cara al chofer y le dije “¡Poné el aire el acondicion­ado!” Y el resto del viaje fue frío total. Más allá de esa anécdota tonta, hasta ese momento era otro festival en Córdoba o un “vamos a ver qué pasa”. Nadie podía vislumbrar lo que terminó siendo Cosquín.

–¿Y qué termino siendo?

–Hay que situarse en tiempo y espacio, el rock en los ’90 era sinónimo de “comeniños”, de gente mala y oscura…No sé si recordás la cantidad de vallas policiales que había que atravesar para llegar a la ciudad y a la Próspero Molina. Estaba todo preparado para una hecatombe. En fin, fue un gran aprendizaj­e tanto para los músicos como para los productore­s.

Backstages

A la hora de rearmar la génesis de Cosquín Rock, Germán Daffunchio también recuerda que el backstage fue un lugar de encuentro: “Había una barra de cerveza... Era una fiesta de los músicos, nos encontrába­mos todos. Fue como el comienzo de una nueva era en la que nos encontrába­mos asiduament­e. Y tras Cosquín Rock, empezaron a aparecer festivales de cerveza, de gaseosas, de telefónica­s. Pero ése mantuvo un rasgo federal. Hoy se habla mucho de federalism­o y realmente si hay algo que no hay en el país, eso es federalism­o”.

Federalism­o

–¿Cómo fundamenta­rías el rasgo federal de Cosquín Rock?

–Cosquín Rock ha generado un fenómeno de fidelizaci­ón que me consta. Conozco pibes de provincias que ahorran todo el año para venir al festival. En Las Pelotas siempre tratamos con respeto al público, pero en Cosquín Rock estábamos especialme­nte obligados a entregar lo mejor. Porque los festivales son una monotonía: vas al hotel, probás sonido, volvés al hotel, de ahí al lugar otra vez, tocás, viene el otro grupo. Como sé que vienen pibes de todos lados, trató de compromete­rme mucho más desde lo emocional.

–Además, está el dato categórico de que tienen asistencia perfecta. ¿Por qué creés que tocaron en todas las ediciones? ¿Cercanía geográfica, buena vibra con los productore­s?

–Ese plus federal que te marqué es fundamenta­l. Después, hay cosas que no se pueden explicar mucho, como por qué tocamos 10 veces con los Stones si no somos una banda rollinga. Lo de tocar en Cosquín Rock se terminó tornado una tradición, un amuleto. Pero por otro lado me hace sentir orgulloso que Las Pelotas seguimos como banda y vigentes.

Política

–Por último, los nuevos simples de la banda, “Dando vueltas” y “Nadie fue”, se enfocan decididame­nte en el devenir sociopolít­ico…

–Al disco Esperando el milagro lo hicimos en 2003 y hablaba

de una justicia corrupta, por ejemplo, de cosas que siguen pasando. Son cosas tristes. Corderos en la noche, Chupa chupa, La clave

del éxito…Nunca nos callamos la boca. Nadie fue era una necesidad. Y Dando vueltas se refiere a la cuestión de siempre: estamos en una rueda tratando de mordernos nuestra cola. Y a todo esto, a los políticos los ves hablando, prometiend­o. Con Las Pelotas pudimos recorrer Argentina de punta a punta y recibís pruebas de que todo es una farsa total. Nadie fue es un pedido de justicia. Nunca nadie es responsabl­e de la hecatombe. Por otro lado, con el video, que fue un trabajo complicado porque había que hacer algo político pero no partidario, es una historia de ciudadanos comunes que viven de frustració­n en frustració­n. No ser cómplices, esa es la idea, decir las cosas que uno piensa por más que después nos puteen o nos digan “ustedes son unos caretas o son macristas – kirchneris­tas”. Es como un gran orgullo haber hecho ese tema.

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(LA VOZ)
 ?? (LA VOZ/ARCHIVO) ?? Siempre ahí. Las Pelotas tocó en todas las ediciones de Cosquín Rock, en los varios escenarios que tuvo desde 2001. Aquí, en 2018, en uno de las más recientes shows.
(LA VOZ/ARCHIVO) Siempre ahí. Las Pelotas tocó en todas las ediciones de Cosquín Rock, en los varios escenarios que tuvo desde 2001. Aquí, en 2018, en uno de las más recientes shows.
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(LA VOZ/ ARCHIVO) Dupla. Con Alejandro Sokol, en 2003.
 ?? (LA VOZ/ ARCHIVO) ?? La tercera. La banda en el tercer Cosquín Rock, en 2003.
(LA VOZ/ ARCHIVO) La tercera. La banda en el tercer Cosquín Rock, en 2003.

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