Las batallas de “freestyle”, con distancia social
Uno de los fénómenos populares que más jóvenes convocan se adaptó a la nueva normalidad de la pandemia.
En tiempos de pandemia y cuarentenas por todas partes, las batallas de freestyle parecen haber perdido algo del amplio terreno ganado en los últimos años.
Sin embargo, pese a los condicionamientos que frenan la posibilidad de realizar encuentros presenciales, también empiezan a aparecer los primeros síntomas que confirman que este tipo de espectáculo parece haber llegado para quedarse, al menos por un buen tiempo.
“Red Bull Batalla de los Gallos”, la franquicia más importante de batallas en el mundo hispano, dio el puntapié inicial para la reconversión del evento a modo remoto y realizó ya dos transmisiones de “fechas exhibición” vía streaming.
Ambas emisiones, de poco más de una hora y 15 minutos, contaron con cuatro participantes, tres jurados y un presentador, todos conectados a través de videollamada.
Para quienes hayan presenciado alguna de estas batallas con anterioridad, las diferencias saltan a la vista rápidamente. Sin público y sin ambiente, las mejores líneas y remates pierden impacto, más allá de los gestos que puedan transmitir los propios competidores, jurados y presentador.
También es notorio cómo afectan a las interpretaciones las condiciones técnicas de cada conexión a internet, los baches en el sonido yel delay propio de este tipo de comunicaciones.
Kapo 013, el maestro de ceremonias de ambas funciones virtuales, comentó más de una vez las particularidades de una batalla a través de videollamada. “Los he visto bastante cómodos”, acotó el presentador luego del choque inaugural de la primera transmisión entre Skone y Valles-T, para luego agregar: “Evidentemente no es lo mismo a lo que están acostumbrados encima de un escenario”.
Las batallas, que incluyeron palabras clave y emojis que iban apareciendo en pantalla –y que los competidores debían incorporar en su improvisación–, variaron drásticamente en su contexto, pero no en su riqueza lingüística.
En ambas transmisiones (cada una de ellas con dos semifinales, una final y una contienda por el tercer puesto) quedó en evidencia que, pese a los contratiempos, es posible imaginar un avance en el desarrollo digital de este tipo de eventos mientras la pandemia de coronavirus siga manteniendo a buena parte de la población mundial en sus casas.
El final de estas primeras batallas también mostró una particularidad del mundo hiperconectado en el que vivimos. Al realizarse la transmisión a través de los canales de YouTube y de Twitch de “Red Bull Batalla de los Gallos”, el público pudo enviar sus preguntas para la entrevista final entre el presentador y los ganadores de ambas exhibiciones, que fueron Skone y Skiper respectivamente.
En menos de un día, el video de la primera transmisión superó con creces las 600 mil reproducciones en YouTube y fue tendencia número uno en la versión argentina de la plataforma.
Ese es otro dato para tener en cuenta: lejos de dispersarse, el fanatismo por este tipo de contiendas es perfectamente trasladable a un contexto digital en el que, en paralelo, circulan muchos videos de batallas y freestylers reconocidos y congrega a una comunidad cada vez más grande.
¿Ha perdido envión el arte de las rimas improvisadas? Los dos primeros intentos de la franquicia hispana de Red Bull no parecieran indicar eso, al menos por ahora.
Aunque la experiencia es claramente distinta y la adrenalina está lejos de ser comparable a la de un evento en vivo, este tipo de transmisiones representan una opción más que efectiva para este “mientras tanto” que supone la pandemia en nuestras rutinas.
Seguramente, el regreso a la normalidad sea con ansias y con mucho por volver a descubrir (¿llegarán a ser como antes las batallas?, otra incógnita que queda flotando en el ambiente). Por lo pronto, agendarse una próxima transmisión y seguir a nuestros competidores favoritos será uno más de los planes posibles que podremos seguir concretando desde nuestros dispositivos móviles.