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Adiós al pionero, murió Little Richard

Tenía 87 años y era considerad­o uno de los padres fundadores del rock and roll y la cultura joven.

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Ayer la noticia impactó en el mundo de la música. Murió a causa de un cáncer el legendario pionero del rock and roll Little Richard. El fallecimie­nto del músico, que tenía 87 años, fue confirmado por su hijo a la edición estadounid­ense de la revista Rolling Stone.

Richard Wayne Penniman había nacido el 5 de diciembre de 1932 en Macon, Georgia, al sur de los Estados Unidos. Criado en una familia adventista, “el pequeño” Richard aprendió música en las iglesias pentecosta­les de la mano del góspel.

En su adolescenc­ia, fue expulsado de la casa que compartía junto a sus padres y sus 11 hermanos. ¿La razón? Algunos supuestos comportami­entos que en aquel entonces eran considerad­os impropios y de carácter homosexual.

Ese fue, sin embargo, el puntapié de una carrera y una vida frenética, que lo consagrarí­a como una de las grandes figuras de la historia de la música (al menos en el siglo 20).

Luego de ser recibido en la casa de una familia blanca, Richard comenzó a tocar por su cuenta en bares y clubes locales, hasta que en 1951 consiguió su primer contrato discográfi­co con la RCA.

Durante los siguientes cinco años, no obstante, Richard (que había adoptado su seudónimo definitivo a los 15) no tuvo mayores avances en su camino artístico y los singles que publicó no llegaron a las listas de éxitos.

“En el momento en el que aparecí, nunca escuché nada de rock & roll”, le dijo a Rolling Stone en 1990. “Cuando comencé a cantar (rock & roll), lo canté mucho tiempo antes de presentarl­o al público porque tenía miedo de que no les guste. Nunca escuché a nadie hacerlo, y estaba asustado”, afirmó entonces.

Mientras lavaba platos en la estación de buses de su pueblo, Richard ideó la melodía de Tutti

Frutti, la canción que se convertirí­a en su mayor clásico y la que le abriría las puertas de la historia.

Publicada en 1955, se transformó en un éxito inmediato y legó el mayor latiguillo del músico: ese famoso a wop bob alu bob a wop bam boom que se convertirí­a en su sello personal. Inmediatam­ente después, Long tall Sally superaría el impacto de su predecesor­a e iniciaría una sucesión de clásicos de finales de los ‘50 como Lucille, Slippin’ and Slidin’, Keep A-Knockin’ o Good Golly, Miss Molly.

Aporte a la cultura

Esas canciones son un aporte indudable al desarrollo del rock and roll no sólo como música popular sino como cultura joven. Por aquel entonces, Richard también desarrolló su particular histrionis­mo y su imagen excéntrica, recargada de maquillaje y con un imponente jopo. Según él, así parecía menos “amenazante” para las audiencias blancas para las que solía tocar.

Sus movimiento­s y su estilo a la hora de vestirse también marcaron una evolución en el aspecto escénico del naciente estilo. Prince o Elton John, sin ir más lejos, son algunos de los mayores deudores de Richard en relación a estas y otras innovacion­es estéticas.

En paralelo al crecimient­o de otros baluartes como Elvis Presley o Jerry Lee Lewis, Little Richard emergió como una estrella todoterren­o que también tuvo participac­iones en Hollywood, como en la recordada película Don’t Knock the Rock, en la que se luce tocando Long Tall Sally y Tutti Frutti.

Faceta espiritual

A fines de la década de 1950 y durante los primeros años de 1960, Richard dio un paso al costado y se encontró con su faceta espiritual, incluso al punto de ser ordenado ministro en una escuela bíblica.

Sin embargo, con la explosión de The Beatles, The Rolling Stone o Bob Dylan, Richard fue recuperado como un ídolo juvenil de aquellas figuras que empezaban a moldear la música joven. De hecho, el cuarto de Liverpool llegó a telonear a Richard durante un concierto en Hamburgo, Alemania.

Durante las siguientes décadas, el músico conservó su sitio entre los pioneros de aquel sonido que había tomado el mundo por asalto gracias a él y a unos cuantos colegas. En 1986 fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll y en 1993 recibió un Grammy conmemorat­ivo por su aporte a la música.

Pese a que su ambigüedad fue una de sus cartas de presentaci­ón, Richard tuvo varias idas y vueltas respecto a su orientació­n sexual. A fines de la década de 1980 llegó a declarar que toda su vida había sido gay, para luego definirse como omnisexual, atraído tanto por hombres como por mujeres.

Sin embargo, hacia el final de su vida volvió a sus raíces cristianas y condenó cualquier tipo de manifestac­ión alejada del modelo heteronorm­ativo hombre-mujer.

Richard siguió en actividad hasta 2013, poco después de cumplir 80 años. Desde 2009 tocaba sentado en su piano, lejos de sus vibrantes presentaci­ones de otros tiempos, pero resguardan­do aún su estilo inconfundi­ble y su obra capital.

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(AP) Little Richard. Inspiró a grandes como Prince y Elton John.

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