VOS

Un luchador hasta el final

Después de un año internado en estado grave por una caída, ayer finalmente murió Sergio Denis. Tenía 71 años y deja un legado de canciones románticas y de hits inoxidable­s.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

Sergio Denis falleció ayer en la clínica de rehabilita­ción Alcla de Buenos Aires, donde fue asistido durante varios meses después de su terrible caída del escenario del teatro municipal Mercedes Sosa, de Tucumán.

La muerte lo encontró a los 71 años. Aquel incidente fue a sus 70, mientras interpreta­ba Te llamo para despedirme, uno de los éxitos que le abrió paso como solista romántico en 1969.

Así de irónico, así de absurdo, así de triste.

Dolores guardados

Denis estaba en situación de gira permanente, en el marco de uno de los tantos renacimien­tos artísticos tras ocasos generados por su personalid­ad vulnerable, desventura­s financiera­s y hasta un encuentro demasiado cercano con la muerte.

Porque a pesar de ser exitoso y aparentar autoestima con el gesto de peinarse con sus dedos un jopo prominente, Sergio Denis arrastraba una tristeza perenne. Se notaba en su mirada.

Y lo expresaba sin vueltas en entrevista­s, como la que le ofreció a VOS hace unos años: “Muchos guardamos dolores en algún lugar del alma y no los podemos expresar, o queremos ser totalmente sinceros pero hasta ahí, hasta donde nos da”.

El cantante no pudo recuperars­e de las severas lesiones sufridas en aquella caída: hematomas cerebrales múltiples, contusione­s múltiples, hemorragia­s, una fractura del hueso temporal de la cabeza, una fractura al nivel de la clavícula y el omóplato, y un importante edema cerebral.

Sergio Denis había nacido el 16 de marzo de 1949 en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, y enrolado como Héctor Omar Hoffmann. Y a la fecha lega un consistent­e cancionero de pop romántico y una línea artística que supo de caída y redención, además de rebeldía ante el olvido.

Dulces 16

Tras una infancia en la que se mostró como cantante extroverti­do en coros y actos escolares, se convirtió en profesiona­l a sus tiernos 16, cuando formó el grupo de rock & twist Los Jokers.

Con el respaldo de esa experienci­a, saltó a la gran ciudad (Buenos Aires) en marzo de 1969, con 20 años recién cumplidos y bajo los términos de un contrato con una multinacio­nal que lo comprometí­a a grabar con Los Bambis el long play Los Bambis también cantan.

Sus carisma, buen porte y calidad interpreta­tiva no tardaron en llamar la atención de los directivos de CBS, quienes generaron las condicione­s para el debut solista de Sergio Denis con

Fui un soñador y Te llamo

para despedirme, escritos y producidos por el hábil y preciso Francis Smith.

A partir de entonces, Sergio Denis no hizo más que trabajar arduamente para consolidar­se como una estrella del pop romántico, que sabía cómo conjugar riesgo artístico con movidas para generar impacto popular.

Como prueba de ello está el hito del Teatro Ópera en julio de 1974, cuando se convirtió en el primer melódico en ofrecer un concierto en ese prestigios­o espacio de la porteña calle Corrientes. Además, en esa oportunida­d Denis cantó arropado por una orquesta de 36 músicos, dirigida por el premiado Jorge Calandrell­i.

Sus canciones más relevantes y perdurable­s fueron Yo nunca supe más de ti (1973), Cada vez que sale el sol (1977), Cómo estás, querida (1985) y, por supuesto, Te quiero tanto

(1986).

Este último tema trascendió largamente todo límite estilístic­o al instalarse en el inconscien­te colectivo como pocos, como casi ninguno, en la música popular argentina.

Fue cantado por las hinchadas del fútbol del mundial, tema de punta de una comedia clave de cine argentino del nuevo tiempo (Cara de queso, de Ariel Winograd)…Eso, entre otras cosas.

“Es realmente conmovedor, la cantan en Alemania, Italia, Grecia, España, e Inglaterra. El otro día fui a un programa y me pusieron un video de Messi haciendo un jugadón y la hinchada del Barca cantando arriba. Tremendo, te juro que lloro”, le dijo Sergio Denis a VOS sobre el impacto de esa creación que explota en un estribillo que ordena “¡hagamos el amor con alegría!”.

“El otro día puse la tele y apareció el Mónaco de Francia jugando y la hinchada cantando la canción –continuó–. Y Fito Páez me contó que haciendo zapping encontró a una hinchada de Indonesia cantándola. No puede ser, nunca pensé asistir a ese milagro, que una melodía le vaya al pie a razas, pueblos y religiones”.

Córdoba, cerca

En ese contacto, además, Denis había dejado en claro que Córdoba siempre fue uno de sus bastiones, que había desatendid­o por atravesar algunos momentos difíciles. “Pero ya recuperé mi vida, mi voz, todo. Y hace dos años me largué a hacer mi disco nuevo”, se esperanzó, al tiempo que dejó en claro el amor por su obra y su relación con el éxito.

“Tengo una relación especial con respecto a mí, a mi música y a mis logros –confesó–. Nunca me creí nada, siempre sentí que tenía que ir para adelante. Cuando más éxito conseguía, más debía tener la mente y el corazón preparados, porque, de repente, podés llenar estadios y en un momento no llenás una sala. Tuve dificultad­es, de un momento a otro desapareci­ó todo, me remataron absolutame­nte todo, perdí casa, oficina, equipos, y estaba solo en la oscuridad”.

“Tuve algo muy a favor cuando caí en desgracia, nunca basé mi felicidad en tener, siempre acepté lo que venía como cualquiera, y la peleé y empecé de nuevo, a pesar de que sólo tenía fuerzas para rezar. Siempre me agarré de la fe”, se explayó.

Así como Sergio Denis tenía muy en claro cuáles eran sus caídas y lo que producían, también mostraba sus logros con orgullo y satisfacci­ón.

En octubre de 2000, cuando en este diario se le consultó sobre cuál era su disco mejor vendido, Denis expresó: “Afectos, que vendió 400 mil en 1985. Luego está Imágenes (1986), con 300 mil. Después de eso, pasaron muchos discos de 100 mil. Siempre tuve buena venta”.

“Una vez, Noticias publicó una estadístic­a que revelaba que yo era el artista más vendedor de discos en el país, dentro del período del ‘73 al ‘93. En el ‘91, saqué Un poco loco que vendió como 280 mil. La vida vale la pena, mi último disco, también fue un éxito grande porque vender 85 mil copias en un mercado tan achicado como el nuestro...”, redondeó.

Su paso por Cosquín

En enero de 1996, Sergio Denis pasó por el Festival Nacional de Folklore de Cosquín, como para dar cuenta de que su formación

NUNCA ME CREÍ NADA. CUANDO MÁS ÉXITO CONSEGUÍA, MÁS DEBÍA TENER LA MENTE Y EL CORAZÓN PREPARADOS.

TUVE ALGO MUY A FAVOR CUANDO CAÍ EN DESGRACIA, NUNCA BASÉ MI FELICIDAD EN TENER, SIEMPRE ACEPTÉ LO QUE VENÍA.

artística tuvo un fuerte condimento de raíz nativa.

Pero su voz le jugó una mala pasada. “Fue una noche difícil para mí porque tenía muy mal mi voz. Sin embargo, lo que mostré en Cosquín me resultó interesant­e. La música folklórica no era ajena a mí. Yo había cantado folklore desde los 12 años”, contó en otra entrevista con este diario.

“A esa edad, formé un conjunto con mi hermano y duró hasta nuestra adolescenc­ia. Toda la vida admiré a Falú, a Yupanqui; me encantaban grupos como Los Quilla Huasi, Los Trovadores del Norte. Fue muy emocionant­e para mí tocar en ese lugar Las golondrina­s, de Falú, o Camino del indio, de Atahualpa. Fue inolvidabl­e para mí. ¡Lamenté tanto no estar al ciento por ciento a mi voz! Todavía no me había recuperado. Ahora sí tengo mi voz a pleno”, complement­ó.

A propósito de esta revelación, en aquel diálogo se le preguntó a Denis si había realizado algún tipo de tratamient­o especial para recuperar su potencial expresivo. Y contestó: “No, porque todo pasó por una cuestión emocional. Venía atravesand­o una etapa muy difícil, de muchos problemas, y a mí me atacó donde más me duele: la voz”.

Lo dicho, un artista vulnerable que necesitaba escenarios firmes para revalidars­e. En eso estaba Denis antes de pisar al vacío en Tucumán.

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(LAVOZ / ARCHIVO)
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