“Casi feliz”.
Miradas opuestas sobre la serie.
Ezequiel Arias es otro de los tantos artistas con un lanzamiento entrampado por la pandemia de coronavirus. A este dee jay y productor, nacido en Bariloche pero residente en Córdoba desde hace 12 años, le quedó en estado de suspensión una colaboración (otra más) con el canadiense Simon Doty. Se titula Sonoma y se lanzó por Anjunadeep, el sello londinense fundado por Above & Beyond y James Grant.
Hablamos de la realeza del deep house, ese género que enriquece al house de Chicago con texturas asequibles, placenteras, de fácil escucha. “El track salió a fines de febrero y tuve la oportunidad de ponerlo en un solo show. De todos modos, pude testearlo con la gente. Por lo general, me decían ‘che, muy bueno el lanzamiento, eh’”, dice Arias.
“Estoy contento, tanto por lo artístico como por la recepción. Los lanzamientos en la electrónica suelen tardar muchísimo tiempo. Imaginate que Sonoma estaba listo desde agosto del año pasado y recién pudo salir hace unos meses…Pero las ventas anduvieron bien, estuvo 72 días en el top 100 de Billboard y en Spotify alcanzó las 120 mil reproducciones. No sé si en otra situación podría haber tenido mejor suerte”, analiza Arias, quien desarrolló una carrera meteórica con el aval fundamental de Hernán Cattáneo.
En sólo siete años, Arias propagó su visión musical hasta ser considerado como parte esencial de los catálogos de Sudbeat, Balance Music y Suara, además del ya citado Anjunadeep.
Hay otro modo de mensurar su impacto: en el tiempo que un artista pop araña los dos discos de estudio, él pasó de pistero apasionado a dee jay valorado en las cabinas más refulgentes, al extremo de poder abandonar su trabajo de chef para vivir definitivamente de la música.
Entonces, Arias tiró paredes con Cattáneo, James Grant, Nick Warren, Dosem, Jody Wisternoff, Eelke Kleijn y Guy Mantzur; y pinchó en clubes míticos europeos y latinoamericanos.
“Nací en Bariloche y viví ahí hasta los 17, edad en la que terminé el colegio. En Bariloche, estaba la Universidad del Comahue pero sin carreras que me interesaran. Por eso me vine a Córdoba con otros seis amigos en 2008”, reconstruye Ezequiel.
“Ya establecido, estudié cocina y trabajé como chef hasta hace dos años…Porque este es el segundo año que vivo de la música. Estudié en Celia, hice posgrados, trabajé un par de temporadas en México. Siento una pasión grande por la cocina”, revela.
–¿Y la pasión por la música cuándo despertó?
–La música me acompañó desde chico. En la escuela siempre elegía Música como materia recreativa. Toqué el piano y la guitarra pero siempre en un plano “de escuela”. Y con la electrónica también empecé temprano, gracias a la hermana de uno de los chicos que se vino conmigo a Córdoba. Ella era dee jay y nos llevaba a las fiestas en las que tocaba, pese a que nosotros sólo teníamos 13 años. Miraba todo (la mesa, los mezcladores) muy de lejos. Y decía “yo sólo voy a escuchar, no me voy a animar a hacer”. Me vino más de grande eso de meterme de lleno a producir.
–¿Cuándo despuntás como productor?
–En 2012. Investigando me contacté con Kevin Di Serna, un productor de Buenos Aires con el que empecé a incursionar en el manejo de programas y demás. Kevin venía con una carpeta bastante formada y tenía un lanzamiento en el sello de Hernán Cattáneo. Hice un curso de producción con él y, a medida que avanzaba, logré redondear un tema. “Che, esto a Hernán le va a encantar”, me dijo Kevin. “¿Querés que se lo mandé?”, me preguntó después. Y se lo mandó.
–Y supongo que así comenzó tu relación creativa con Cattáneo.
–Así fue. En principio yo me relacionaba con Hernán como fan. Siempre fui muy fanático suyo, iba a verlo a Buenos Aires. Hasta entonces, iba al lugar en el que tocara y me paraba en el medio para escucharlo. Jamás me imaginé que podría llegar a él. Veía como muy lejano que Hernán pudiera usar un tema mío. Pero pasó. Al tema que le mandó Kevin lo puso en Resident, el programa semanal que él tiene en la (radio) Metro. A partir de eso, Kevin me dijo “te doy el e mail, escribile vos porque le encanta la música que hacés” y empecé un ida y vuelta constante. Cada vez que yo sacaba un tema, él lo ponía en sus sets... Empecé haciendo música solo con una computadora y la persona que me estaba enseñando tenía una buena relación con Cattáneo, así lo explico yo.
–¿Cuáles son las particularidades de tu estilo?
–Podría decir que mi música está siempre determinada por algún componente melódico, algo que pueda llegar a las emociones de las personas, sin dejar de lado la parte rítmica. No me gusta encasillarme en un género, pero podría decir que tiene rasgos del house progresivo al que le doy un toque más cinematográfico.