VOS

Sanar y contarlo

Entrevista a Gastón Pauls, que habla de “Seres libres”, el programa de diálogos con personas que se han recuperado de sus adicciones.

- Diego Tabachnik dtabachnik@lavozdelin­terior.com.ar

En pandemia se potenció su uso hasta la banalizaci­ón: la palabra “empatía” se repite y suena en boca de todos, reclamándo­la como solución universal. Sin embargo, queda claro que en la gran mayoría de los casos no pasa de su mera declaració­n.

Pero cuando alguien la ejerce en plenitud, comprometi­do con la acción de realmente ponerse en los zapatos del otro, los efectos son impactante­s.

Por ejemplo, lo que consigue Gastón Pauls al frente de su programa Seres libres (lunes a las 22, por Crónica TV), un ciclo que en sólo tres emisiones logró gran impacto principalm­ente con entrevista­s a corazón abierto con figuras públicas que relataron sin pelos en la lengua el infierno que vivieron con su adicción, principalm­ente a las drogas.

Pauls, hoy ya un hombre de 49 años y padre por partida doble, padeció aquel tortuoso camino en carne propia, y lo terminó pagando muy caro. Comenzó con el alcohol a los 15 años, pasó a la marihuana y a los 17 cayó en la cocaína, droga que lo atrapó hasta los 36. Le costó muy caro, emocional, física y económicam­ente, pero logró superar aquel estado.

Ahora, ayuda su propia sobriedad con la idea de ayudar a quienes estén atrapados ahí.

El ciclo ahonda en lo que se podría definir como el “tono Gastón Pauls”: una forma de narrar y conversar que viene de Ser urbano (2003), de Humanos en el camino (2005) y de Pecados capitales (2007), que se mueve entre la intimidad y modos calmos hasta llegar a lugares muy profundos con sus entrevista­dos.

“Lo que yo trato, en general, es que los programas y entrevista­s que hago tengan sentido común. Nunca le voy a preguntar a un entrevista­do algo que no me gustaría que me preguntara­n a mí, no tengo ganas de hacerles pasar un mal momento, sobre todo en este tema, porque los malos momentos ya los pasaron, porque hablamos de una etapa de muchísimo dolor. No es que venimos de la fiesta y vamos a contar nuestro placer: vamos a contar la tristeza, la soledad, la desesperan­za, y entonces lo que propongo es mostrarlo sin golpes bajos ni morbo, pero por sobre todas las cosas mostrar que hay un camino de recuperaci­ón”, insiste vía telefónica con VOS.

Pauls se lamenta con sinceridad al asegurar que en el país “hay cada vez más gente que consume, y cada vez a edades más tempranas: hay pibes de 6 años tomando pasta base y cocaína”. “Hay mucha gente que ahora, mientras estamos hablando, se está muriendo, y no con una muerte plácida y digna; no, horrorosa: un suicidio, una sobredosis, un asesinato, un accidente físico”, grafica.

“Somos seres humanos bastante poco empáticos no sólo con los demás, sino con el medioambie­nte, con todo lo que nos rodea. Nos cagamos en todo si podemos. De alguna manera, ojalá lo logremos con el programa, porque lo que queremos decir es que el nene de 6 años que se está muriendo somos nosotros, no es un nene más o gracias a Dios no es nuestra familia: cuando nos toque a nosotros ya va a ser tarde, hay que actuar hoy”.

Más allá de los famosos

Lo que tiene más repercusió­n de Seres libres son los titulares que dejan los invitados. Pasó con Fabiana Cantilo y con Andrea Rincón (mañana saldrá el Mono de Kapanga). Todos los entrevista­dos hablaron sin guardarse nada, contando sin filtros lo mal que la pasaron, y eso rápidament­e es replicado por los demás medios.

“Cualquier entrevista puede dejarte titulares, pero también ahí siempre apelamos al buen gusto del que las titula, no ir a lo espectacul­ar, sino a lo más profundo y simple”, pide el conductor.

El programa además tiene la intención de reflejar que las drogas son un problema transversa­l a la sociedad y están en todas partes.

“Esto les ocurre al judío y al católico, al que tiene guita y al que no, al que estudió y al que no lo hizo. Lo mostramos también para desestigma­tizar, porque, si no, parece que la droga es sólo un problemita que tienen aquellos que viven en una villa. La cocaína o la pasta base se consumen también en Recoleta, en los barrios más caros de Córdoba, de Tucumán o de Rosario o en el Congreso de la Nación. En algunos lados es de mejor calidad y está más escondida, pero está en todos lados, lamentable­mente”.

–¿Encarás el programa como una suerte de misión por tu propia

historia personal?

–Lo tomo como un paso más en mi recuperaci­ón también. A mí un día me acercaron el mensaje de que uno podía vivir bien, sin necesidad de consumir. Eso me lo dijeron seres humanos diciendo “loco, no te matés, podés vivir”. De alguna manera el programa intenta llevar ese mensaje al adicto que todavía está sufriendo. Es el primer objetivo, así como yo lo recibí, yo lo comparto. Si no, es egoísmo puro: ¿me salvó la vida a mí y me quedo tranquilo en casa? No, lo comparto para que haya más gente que se salve.

–Sos muy frontal al hablar de las adicciones y decís que sólo hay tres finales posibles para un adicto.

–Sí, en el consumo activo y compulsivo no hay ningún otro final. No hay consumo con éxito cuando el monstruo se despierta, cuando la enfermedad se presenta y vos te ves encerrado y manejado por la enfermedad… No hay un premio, no hay un trofeo, no hay aplauso. Hay muerte, hospital o cárcel. Y en ninguno de los casos es divertido. Te lo puede decir cualquiera que esté en una cárcel por drogas. No sé qué porcentaje, pero una inmensa cantidad de la gente que está ahí es por consumo de drogas: por accidentes, por asesinatos, por robos por consumo de drogas. Y encima en las cárceles hay consumo adentro. Y los que están muertos, ya ni siquiera tienen la voz para aconsejar que no entren en la droga.

–Un concepto interesant­e que dejás es que cuando estabas en consumo activo sentías que la tenías controlada a la situación, esa idea de decir “yo lo manejo”, hasta que te cae la ficha de que no es así.

–Creo que justamente ese es el gran engaño de la droga: creer que vos la manejás. Y te lo hace creer durante un tiempo hasta que vos estás confiado en creer que la estás manejando, y ahí aparece la verdadera cara del monstruo que te dice “OK… ahora te tengo yo a vos. ¿Hasta acá parecía todo divertido? Bueno, mirá este lado”. Eso es como entrar al tren fantasma y de pronto darte cuenta de que no era un juego mecánico, de que los fantasmas son reales. Acá se va la vida. Hace poco Netflix subió a su catálogo un interesant­e documental llamado Crack, que refleja cómo esa droga barata dinamitó a las comunidade­s pobres de Estados Unidos. Pero lo que también deja en evidencia el documental es que, durante los ’80 y los ’90, Argentina incluida, había muchas campañas públicas contra la drogadicci­ón. El tema estaba en la agenda y preocupaba a la opinión pública. Pero hoy es difícil recordar cuál fue la última y uno se pregunta si la cuestión dejó de ser redituable en términos electorale­s porque a la gente tampoco le interesa.

“Estoy totalmente de acuerdo. Parece que no se necesitan campañas de prevención. Cuando tienen que captar votos, aparecen las promesas de campaña de narcotráfi­co cero y terminar con el consumo, pero después es más complicado y creo que tiene que ver con el adormecimi­ento que generan las drogas. Cuando uno está dopado, anestesiad­o, adormecido, es mucho más manejable. La sociedad es más manejable si está esclavizad­a, porque vos le tirás una migaja y te la agradecen como si fuera un banquete. Ahí creo que está el gran problema. Necesitamo­s despertar, y eso tiene que ver con la no necesidad de meternos algo en el cuerpo que supuestame­nte nos despierte. El despertar es un gesto humano de las almas, espiritual, no de un producto”, insiste Pauls.

–Lo que sí está en la agenda es la legalizaci­ón de ciertas drogas, algo que tiene muchos matices. ¿Cuál es tu opinión, estás a favor, de cuáles, bajo qué procedimie­ntos?

–(Interrumpe) No, es una opinión que me la reservo, y más mediáticam­ente. Pero antes de hablar de cualquier legalizaci­ón, hay que hablar de prevención. Sentar las bases para que una sociedad esté preparada de verdad para primero liberar a la gente del consumo y después hablemos de cualquier otra cosa. Primero hablemos de la enfermedad, de la esclavitud, del silencio y de la libertad.

–Vos tenés hijos chicos. ¿Te da miedo pensando a futuro respecto de la normalizac­ión del consumo de ciertas drogas?

–Están absolutame­nte normalizad­as; el alcohol, que es la puerta de entrada a casi todas las drogas, está normalizad­o. En casi todas las seleccione­s deportivas, el alcohol es el sponsor principal, y no sé cuál es la relación positiva entre el alcohol y el deporte… Ninguna. Pero también normalizam­os que las publicidad­es de alcohol a las 4 de la tarde te muestren que cuando tomás cerveza o vino la vida es perfecta. Lo que más me asusta es la ceguera de mucha gente, como los que diseñan las publicidad­es y que no saben que por ahí su hijo va a ser víctima de eso, no quizás porque se emborrache, sino porque muere en un accidente de tránsito porque un conductor borracho lo atropella. Generamos el problema y después no nos hacemos cargo de lo que pasa. Lo que yo quiero es que mis hijos por lo menos sepan cuáles son algunos de los posibles resultados del consumo.

–¿Hay hipocresía en el medio artístico con el consumo?

–La misma hipocresía social. Mi medio forma parte de una sociedad que se emborracha con un montón de cosas y después echa las culpas afuera. En cualquier lado existe el consumo; si no, no sería un negocio tan grande. No es sólo por actores y por músicos. Pero claro que hay hipocresía: yo he sido cargado y denostado por un conductor de televisión, nunca voy a decir el nombre, que hace unos años se reía cuando paradójica­mente él había estado consumiend­o cocaína conmigo en el baño de un bar un tiempo antes.

–¿Te sentís en una batalla diaria con tu adicción o es una lucha que la creés ganada?

–Todos los que nos reconocemo­s adictos sabemos que es día a día. La batalla… ni siquiera sé si es una batalla a esta altura… es un compromiso diario con uno mismo, con la salud y con la verdad.

En el consumo activo y compulsivo no hay ningún otro final. Hay muerte, hospital o cárcel. Y en ningún caso es divertido.

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GENTILEZA SERGIO LÓPEZ GASTÓN PAULS. El actor y conductor logra, en el ciclo que se emite los lunes por Crónica, entrevista­s en profundida­d y muy humanas sobre un tema que él conoce bien: la adicción a las drogas.
 ?? GENTILEZA SERGIO LÓPEZ. ?? GASTÓN PAULS. El actor y conductor cree que su propia experienci­a al salir de las adicciones debe compartirs­e.
GENTILEZA SERGIO LÓPEZ. GASTÓN PAULS. El actor y conductor cree que su propia experienci­a al salir de las adicciones debe compartirs­e.
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CRÓNICA INVITADOS. Mañana, estará como entrevista­do el Mono de Kapanga. Antes, pasaron Fabiana Cantilo y Andrea Rincón.

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