Teatro. Un viaje por aguas profundas
Sebastián Raspanti protagoniza “Cuervo”, unipersonal que dirige Florencia Boasso y que reabre la sala de Medida x Medida.
Sebastián Raspanti y Florencia Boasso compartieron escenario en la obra Tetete, el Che para principiantes, en 2018, bajo la dirección de Jorge Villegas. El actor que se encontró desde hace tiempo con el oficio por necesidad en México convocó a Florencia para poner en escena su propio texto, en la obra Cuervo.
Sebastián cuenta que un amor lo llevó a México y cuando se terminó la relación trabajó como extra y descubrió el gusto por la actuación. Ya en Córdoba abordó el estudio sistemático de teatro junto a docentes y a directores. Gran parte del día es el “doctor Raspanti”, abogado. “Vivo de la profesión y eso me permite hacer otras cosas, como teatro”, dice.
Cuervo cuenta las desventuras de Máximo Buenafortuna, un abogado que pasó de ser hijo del proletariado a defensor de los pobres. Luego la vida exitosa torció su rumbo. En escena, el público lo encontrará escapando a bordo de su velero. Huye para salvar el único bien que no le pueden embargar, ya que el límite es el agua.
En charla con el actor, señala que su personaje es víctima y victimario. “Lo lleva a esa situación: la ambición desmedida del sistema capitalista. Empezamos trabajando con Ignacio Tamagno. La idea se va construyendo sobre un personaje que va perdiendo todo, progresivamente. Y eso porque busca lo que el mandato social le indica que busque”.
–¿Qué pasa en el velero?
–Es el último bien que logra rescatar. Se va y piensa que se puede salvar. Está borracho y empieza a declarar su pasado amoroso, laboral, familiar. Cuenta cómo llegó a la cima y luego la caída.
Cuervo de alguna manera puede considerarse un debut para el actor, ya que Tetete tuvo particularidades como trabajo grupal y la puesta a oscuras. Con respecto a la directora, dice Raspanti: “Florencia ha hecho un trabajo muy minucioso para llevar al personaje al estado en el que se encuentra. Está ebrio y pasado, pero no tiene que caer en el cliché. Es una hora en escena, con la progresión de ebriedad”.
–Este sujeto social, el abogado, ¿qué preguntas despierta?
–Podría ser un empresario, un político o cualquier persona que tiene poder en la sociedad. Hay un sistema que podría llevar a que las personas no tengan ética. Hay una contradicción entre lo que se pregona en lo social (”las personas deben ser honestas”) y el ideal de persona exitosa en lo económico. Es una contradicción política. No se dice que, si queremos construir personas más éticas, tenemos que cambiar el ideal político y social. El mismo capitalismo genera corruptos. Qué es lo bueno y lo malo. Va por ahí.
El primer paso como directora
“Me pareció interesante asumir el rol de directora en este momento, en el que hay un movimiento de mujeres directoras de teatro. Soy joven y dirijo a un actor. Es interesante con respecto a la confianza entre ambos. La dirección es una novedad para mí, que soy muy activa como actriz. Me encontré con un mundo hermoso”, dice Florencia.
Con respecto al rol, prefiere dirigir la actuación, aunque también diseñó la puesta. “Es donde más formación tengo. Es decir, mirar de afuera la actuación del otro y ver lo que él no ve. Y el vértigo de tomar decisiones todo el tiempo”, dice. Y cuenta que la obra fue pensada para ser representada en un velero en el lago San Roque, pero no se pudo por la pandemia. Finalmente, estrenaron en Mendoza y ahora están en la sala MxM.