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Palo Pandolfo. Cómo fue su relación con Córdoba, que multiplica los recuerdos

La sorpresiva muerte del cantautor se hizo eco en las anécdotas y vivencias que varios cordobeses compartier­on en redes sociales. Aquí, dos testimonio­s de un vínculo indeleble.

- Juan Manuel Pairone jpairone@lavozdelin­terior.com.ar

Como en el caso de las recientes muertes de Willy Crook, de Gabo Ferro o de Rosario Bléfari, el inesperado deceso de Palo Pandolfo se tradujo en un aluvión de anécdotas, de comentario­s y de recuerdos por parte de distintos allegados al cantautor en sus distintos pasos por Córdoba.

Comunicado­res, artistas y productore­s recordaron al fundador de grupos emblemátic­os como Don Cornelio y La Zona y Los Visitantes como un productor cultural en sentido amplio, con un pie fundamenta­l en la música, pero con un acercamien­to directo a la literatura y a la poesía en particular. También, a través de distintas imágenes de sus distintas visitas a la provincia.

Un ser de mirada atenta

“Nuestra relación desde el principio fue impulsada por el amor por hacer. Una noche en Río Arriba (en Agua de Oro, donde venía a tocar seguido) nos vimos y al instante ya estábamos armando cosas. Fue química absoluta”, recuerda Natalia Ferreyra, agente de prensa y productora que trabajó junto con Pandolfo en los últimos años.

En enero de 2020, fue ella quien trajo al músico para que diera un taller para compositor­es y un concierto solista en Salsipuede­s.

“Empapelé negocios y paradas de colectivos con la noticia. En ‘Salsi’ nunca se había hecho algo así. Lo busqué en la Terminal de Córdoba, llegaba de tocar en Capilla del Monte y ahí estaba bajando del ‘bondi’ con un bolso y su viola. En el camino fuimos almorzando en el auto: palta y fiambre”, recuerda Ferreyra, haciendo referencia a las habituales giras del músico por nuestra provincia.

“El Palo adoraba las montañas, los pájaros, los perros, toda la naturaleza. Sus clases comenzaban con una práctica de yoga contemplat­iva que abría esos sentidos”, añade en relación con el multifacét­ico artista, que también supo vincularse con el poeta Vicente Luy a través del colectivo performáti­co Verbonauta­s. Otro link con Córdoba y van…

De hecho, en una entrevista con VOS a propósito de la presentaci­ón de comienzos del año pasado a la que hacía referencia Ferreyra, Pandolfo reveló que su debut en formato solista fue precisamen­te en la capital provincial, y a instancias de Héctor “el Perro” Emaides. “Mi primer solo set fue en Córdoba por insistenci­a de él, en un pub con una guitarra criolla. Creo que fue en 1994”, comentaba el músico en ese entonces.

“Así era el Palo... luz, simpleza, amor, inteligenc­ia, rapidez, energía, entrega. Un ser de mirada atenta, un revolucion­ario, un ser político y sensible que tenía las bases listas para armar un nuevo partido con bases ecológicas, un vanguardis­ta de alma noble”, define Ferreyra.

“Muchas veces nuestro laburo es persecutor­io porque hay horarios de notas, de pruebas de sonido e infinitas circunstan­cias que tenemos que ‘controlar’, y con el Palo fue todo un placer”, resalta Ferreyra, quien destaca el rol de su gran aliado, Germán Alperowicz, “un ser precioso también, con quien compartían la ruta de la producción y los sueños”, agrega la productora.

Vida y obra

“La primera vez que lo vi estaba en llamas sobre el escenario del Chateau Rock 88. Don Cornelio cortaba la primavera democrátic­a con un alarido disonante y crudo”, recuerda a su turno el periodista Pablo Ramos, quien en su cuenta de Twitter narró algunos episodios vividos junto a Pandolfo. Entre ellos, su primera visita a Córdoba con su segunda banda, en 1992.

“Vino a Varsovia con Los Visitantes, un trío que no le temía a la oscuridad y a la alegría. Al año siguiente tocaron en el Nuevo Rock Argentino”, añade el conductor de Subversion­es radiofónic­as, en 102.3 FM.

“Desde allí entabló una gran amistad con ‘‘el Perro” Emaides, que fue su anfitrión por años y productor de sus shows. Ahí también surgió la buena onda con los Rastrojero Diesel, que los unió en una gira nacional”, detalla el también docente, quien además saca a relucir que el primer concierto de Pandolfo solista tuvo lugar “en un pub de Cofico”.

“Me tocó entrevista­rlo por primera vez en el ’92, y fue muy loco pasar de fan a periodista. Él era un tipo muy humilde y sensible. No posaba para el póster. No pedía idolatrías. Podías charlar horas sobre música, literatura, cine, política, y al mismo tiempo era alguien que te hablaba desde la calle, desde la experienci­a, desde la construcci­ón autodidact­a”, suma.

“El Palo tenía la capacidad de reinventar­se según un instinto que no respondía a los mandatos del mercado o a las exigencias de su público. Hacía lo que sentía”, amplía el periodista. “Por eso atravesó el rock, el punk, el dark, con las sonoridade­s urbanas, con las raíces folklórica­s, electrific­ado o desenchufa­do, solo o con banda”.

Y cierra con una reflexión que pinta de cuerpo entero al fallecido músico y poeta: “Las existencia­s de estos artistas nos permiten ver la vida como un proceso creativo sin pausas. Ahí está la coherencia, no en tocar siempre lo mismo, sino en hacer lo que el corazón siente y la mente imagina, y compartirl­o sin prejuicios”.

 ?? LA VOZ/ARCHIVO ?? PALO PANDOLFO. En una de sus visitas a Córdoba, el músico tocó en la redacción de La Voz ante un pequeño pero entusiasta grupo de periodista­s.
LA VOZ/ARCHIVO PALO PANDOLFO. En una de sus visitas a Córdoba, el músico tocó en la redacción de La Voz ante un pequeño pero entusiasta grupo de periodista­s.

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