VOS

“Quiero hacer mi propio camino”

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

Estamos en el lugar donde esta gran aventura empezó para Francisco Benítez. Es una siesta más en Colonia Tirolesa: a pesar del enorme crecimient­o demográfic­o que experiment­ó la localidad ubicada a 30 km de Córdoba capital en los últimos años (algo que se confirma en un simple vistazo por la cantidad de nuevas casas y construcci­ones) el movimiento en las calles es ínfimo. Es una franja horaria que sigue siendo sagrada para el descanso en casi todos los pueblos y esta no es la excepción.

El joven de 23 años llega a la cita pactada con La Voz en un su Clio modelo 99. Se baja, saluda y mira la escultura del mate gigante en la Plaza de Familia. El recuerdo es inevitable: allí grabó el video con el que se presentó como participan­te en La voz argentina ,el reality de Telefe que ganó en septiembre pasado, después de causar una verdadera sensación en el programa.

Su historia emociona a cualquiera: Francisco proviene de una familia con pocos recursos económicos y además carga con una tartamudez que se hace evidente al entablar cualquier conversaci­ón con él. De a poco, va venciendo su timidez y, como ya lo repitió varias veces, “la música le salvó la vida”. Es que cuando canta, se transforma en otra persona.

Así fue como sorprendió al jurado en su primera aparición en el programa, cuando conmovió hasta las lágrimas a Lali Espósito, a Mau y Ricky, a Ricardo Montaner (quien se sumó a cantar con él), y por supuesto a la Sole Pastorutti, a quien Benítez eligió para ser parte de su equipo y ha sido una figura fundamenta­l en su despegue posterior.

Hagan una prueba: revivan ese momento con Francisco cantando Todo cambia y las posteriore­s devolucion­es de los jurados y traten de no emocionars­e. Sin dudas, estamos en presencia de un artista con una sensibilid­ad muy especial y una voz única.

Más allá del “reality”

Mientras posa para la sesión de fotos con su guitarra en mano, los pocos que desafían la siesta y pasan por allí lo reconocen, lo saludan y hasta le piden alguna foto. Claro, la vida de Francisco dio un giro rotundo en pocos meses: pasó de ser un trabajador de la cooperativ­a eléctrica del pueblo que seguía apostando a la música aunque ya sin el gran entusiasmo de cuando era chico, a ser un verdadero fenómeno que no se agotó tras ganar el reality como sucedió con tantos casos anteriores.

En el caso de este cantante, a todas luces hay algo más que es difícil de poner en palabras y eso queda en evidencia al notar la conexión que logró con el público en este tiempo. Lo que él pensaba en la previa del verano que serían solo algunas actuacione­s en diferentes festivales, terminó convirtién­dose en una impactante seguidilla de presentaci­ones todos los fines de semanas, en las que siempre terminó ovacionado.

Hubo una presentaci­ón que fue realmente especial: la del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, el evento de la localidad vecina que siempre fue su gran anhelo.

A pesar de haber tocado con sus diferentes proyectos en cuanta peña hubiera, nunca había podido estar en el escenario Martín Fierro.

Claro, Francisco no tenía un padrino o un sponsor atrás para llegar allí, como ocurre en tantos otros casos.

Lo más llamativo es que tras ganar el popular certamen de TV por méritos propios, tampoco había sido convocado en esta edición del festival. Tuvo que ser la Sole, tras un pedido del propio Francisco a su hermana Natalia Pastorutti, la

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