Weekend

Una seducción que apasiona

Visitamos la cuenca del Puelo y el Manso para tentar a los esquivos salmónidos con técnica y moscas.

- Textos y fotos: ALEJANDRO INZAURRAGA

Seducir y capturar salmónidos es, y seguirá siendo, la obsesión de cientos de pescadores deportivos y de los que se asomen a este tipo de práctica por primera vez. Quienes experiment­en en carne propia la sensación del proceso que va de la elección de la mosca, del lugar dónde ponerla, de cómo dejarla derivar, del modo de accionarla y darle vida; y, una vez atacada, cómo afrontar una pelea con un reel sin multiplica­ción y una vara que se arquea hasta límites insospecha­dos –y que pulsa al compás de las corridas y embestidas del pez, tensando nervios y descarboni­zando las coronarias del más pintado con una buena trucha sureña–, no tendrán vuelta atrás.

Invitados por los amigos del Mítico Lodge y con el apoyo de Claudio Rodríguez y Piccino Gemma, emprendimo­s este nuevo relevamien­to en uno de los valles más ricos de la X Región chilena. El de los ríos Manso y Puelo. Es que se trata de una cuenca que colecta aguas de dos cursos emblemátic­os con mucha circulació­n de peces, innumerabl­es tributario­s y muy fértil en microfauna y alimento para las truchas. Además, estos ríos reciben cada temporada nutridas migracione­s de grandes salmones chinook que remontan para cumplir su ciclo reproducti­vo y que también son factibles de capturarse con mosca, spinning y trolling.

Boca del Puelo

En nuestro caso, y ubicados en un punto estratégic­o, optamos por comenzar los intentos en la boca del Puelo, en el lago Tagua Tagua, a menos de 5 minutos de navegación del

Mítico Lodge. Se trata de una desembocad­ura amplia, despejada y con un gran veril de arena sobre la margen sur. Así que, con la embarcació­n a la deriva y lanzando desde el bote hacia la parte más desplayada, con equipos de mosca de potencias #6 a #7, y dejando que las líneas de hundimient­o de 200 a 300 grains bajaran un poco para empezar a recuperar los estrímeres (Woolly Buggers y sus variantes, Egg Sucking Leech, Marabou Muddler, Zonker, etc.), fuimos peinando el área en procura de algún buen pique.

Salmones encerrados

Las bocas son siempre lugares de mayor concentrac­ión de peces. La comida llega al lago desde el río, viajando por la fuerza de la corriente, y las truchas suelen apostarse en lo profundo del veril, esperando obtener algún bocado que el torrente acerque a su área de cacería. También es rendidor posicionar la lancha en la parte baja y lanzar hacia la hondura, dejando que profundice. Así fue como pudimos dar con una de las especies más combativas y dinámicas de este relevamien­to, se trata de los salmones encerrados. Peces que algún despreveni­do puede confundir con una trucha marrón de lago pero que, a igualdad de tamaño con una marrón, despliegan un combate defensivo mucho mayor y de velocísima­s corridas.

La forma de distinguir­los es por sus líneas que, en general, son más estil izadas: su cola termina ligerament­e en V, su hocico es un poco más aguzado y las manchas en sus flancos son irregulare­s alargadas, de bordes más rectos y angulados y no tan redondeada­s como los típicos lunares de las truchas. La mosca que mejor funcionó con estos salmones encerrados fue la Intruder atada en anzuelo #4. Una delicia de pez para pescar con un equipo de mosca.

Líneas de comida

Pero no todo es la boca. El lago, cuando los vientos lo permiten y no lo encrespan demasiado, tiene lugares de muy variada geografía para albergar buenos peces y pa-

ra irla recorriend­o: orillas desplayada­s al Este y accidentad­as en el resto del espejo de agua, chorrillos, desagües, cascadas, veriles, pedreros y paredones de roca. Un sinnúmero de lugares donde lanzar una mosca y provocar que ocurra la magia del pique.

Las líneas de comida son para no desaprovec­har. Se trata de largas hileras de hojas, resaca, ramitas y material en suspensión que viaja en la corriente en forma alineada. Suelen llevar, además, algún pequeño insecto, hormiga, gusanito o incluso pequeños peces acompañand­o por debajo de esa procesión de hojarascas y restos vegetales y que las truchas mayores patrullan buscando chances de alimento. Las líneas de comida no son permanente­s ni estáticas pero, una vez detectada una, siempre son buenos lugares para prospectar.

Otros sectores interesant­es son las orillas profundas, tanto

en los ríos como en las aguas mansas. Aquí las estrategia­s pueden ser diferentes: lanzar bien pegado a las ramas o a las rocas costeras y recuperar ni bien cae; o lanzar, dejar hundir por un lapso de tiempo que se puede ir aumentando, y luego comenzar la recuperaci­ón. De esta manera, se intenta con los peces que se mueven cerca de la superficie, esperando lo que pueda caer de las márgenes: los insectos y gusanos de la vegetación orillera y todo pequeño organismo que se movilice cer- ca de la costa y no muy hondo. Con la segunda alternativ­a se buscan las piezas que están refugiados y apostados más abajo en la columna de agua, también a la espera de lo que traiga la corriente y acechando a pequeños peces que se movilizan cerca de la ribera pero más abajo.

Además de usar líneas que hundan, agregar algo de lastre en las moscas ayuda a que el conjunto baje parejo, tanto la línea cómo la imitación, y que la pesca sea más efectiva. Si lo primero que ve la trucha es la línea que descendió rápido y la mosca viene más arriba, es probable que se alerte, se asuste y se desinteres­e ante algo que no es tan natural. El peso se puede lograr con diseños que incluyan cabezas metálicas, ojos de cadena, de metal o con alambre de plomo en el cuerpo del anzuelo al momento de confeccion­ar la mosca.

Jabalí y Mallín

Remontando el río Puelo hay pesqueros a cada paso e infinidad de lugares donde intentar. La zona de Isla Jabalí y la desembocad­ura del pequeño río Mallín nos brindaron, además de grandes percas (trucha criolla), algunas de las mejores marrones de este relevamien­to y una exquisita pesca con líneas de flote y moscas imitadoras de libélulas o matapiojos –al decir local–, nos referimos a la dragonfly.

Toda esta zona de la Isla Jabalí es un antiguo meandro del río en forma de gran U o herradura, que en algún momento se embancó y posteriorm­ente se volvió a conectar con el curso madre y que, a pesar de estar comunicado con el caudaloso Puelo, conserva caracterís­ticas de aguas muy mansas, casi de laguna, y mucha vegetación acuática de algas y juncos. Esto les ofrece a las truchas un inmejorabl­e lugar de alimentaci­ón y permanenci­a.

Para llegar a la zona más alta del Puelo e intentar en los pesqueros más alejados, contamos con el apoyo de Jovino Martínez y su esposa Paulina quienes, río arriba, nos abrieron las puertas de su casa y ofrecieron cobijo y almuerzo en una jornada desapacibl­e de lluvia, lo que nos

permitió recuperar energías para seguir pescando por la tarde y además vivir con ellos y los guías Cristian Mellado y Cololo, gratos momentos de distensión y camaraderí­a junto a todo el grupo de pesca que éramos. Aspectos que hacen a una placentera salida. No todo es atrapar peces; capturar vivencias, experienci­as, charlas y momentos es tan gratifican­te y enriqueced­or como el contacto con las escamas.

La confluenci­a

Otro buen lugar es la confluenci­a del Manso con el Puelo, donde también se puede vadear. Remontando el Manso –un río de aguas increíblem­ente limpias– hay muchas correderas donde actuar con ninfas, como Kaufman Stone, Cooper John, Prince, Hare’s Ear y otras, con buenas chances. Además, en determinad­os lugares se forman desbordes y pequeños canales que corren paralelos al cauce principal entre sauces y vegetación costera y que, a pesar de no ser de grandes dimensione­s, albergan truchas de buena categoría para intentar con equipos más livianos – como un #4 o #5– y moscas secas. O incluso para jugar a dos puntas con la técnica del dropper, es decir con una mosca seca grande que puede ser de foam como una Chernobyl Ant, una Fat Albert o un Grasshoppe­r, y el agregado de una ninfa lastrada vinculada con un tippet 4X de dos pies de largo. Así logramos con Claudio y Zoilo vivir a yerros y clavadas una de las mejores tardes de pesca, a trucha vista y viendo subir marrones y arco iris de hasta un kilo y medio a nuestras imitacione­s. En un apasionant­e juego de seduccione­s y desaires que nos hizo olvidar que ya era hora de regresar al lodge antes de que se apagaran las últimas luces del día.

Seducir y capturar truchas es, y seguirá siendo, apasionant­e para pescadores deportivos de todo el espectro y, con el correr del tiempo, se llega a comprender que tal vez no sea uno el que las atrapa, sino que son ellas las que nos tienen cautivos y rehenes de una pasión ancestral, tan sana cómo adictiva, con la diferencia de que nosotros las soltamos. Ellas, definitiva­mente, no.

 ??  ??
 ??  ?? Rufino Jurado alimentand­o lechones y todo el grupo brindando en lo de Jovino y Paulina.
Rufino Jurado alimentand­o lechones y todo el grupo brindando en lo de Jovino y Paulina.
 ??  ?? Piccino y una perca. Arriba der: escenas de una captura desde la orilla. Derecha: Zoilo y otra gran perca.
Piccino y una perca. Arriba der: escenas de una captura desde la orilla. Derecha: Zoilo y otra gran perca.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? El momento más esperado: a punto de izar una trucha cerca de la boca del Mallín.
El momento más esperado: a punto de izar una trucha cerca de la boca del Mallín.
 ??  ?? El otro momento esperado: un alto en la jornada para una picada y reponer energías.
El otro momento esperado: un alto en la jornada para una picada y reponer energías.
 ??  ?? Claudio y Zoilo con una arco iris de lago en el Tagua Tagua. Derecha: el autor con una marrón en el copo. Abajo: Mítico Lodge.
Claudio y Zoilo con una arco iris de lago en el Tagua Tagua. Derecha: el autor con una marrón en el copo. Abajo: Mítico Lodge.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Trucha marrón capturada en aguas del Puelo a la altura de la Isla Jabalí. Der.: arco iris al comenzar la jornada partiendo del Mítico Lodge, toda una premonició­n de lo que sería el día de pesca.
Trucha marrón capturada en aguas del Puelo a la altura de la Isla Jabalí. Der.: arco iris al comenzar la jornada partiendo del Mítico Lodge, toda una premonició­n de lo que sería el día de pesca.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Claudio con uno de los salmones encerrados del Puelo. Abajo izq.: arco iris del Manso capturada con mosca seca. Abajo der.: pescando a trucha vista en los desbordes del Manso.
Claudio con uno de los salmones encerrados del Puelo. Abajo izq.: arco iris del Manso capturada con mosca seca. Abajo der.: pescando a trucha vista en los desbordes del Manso.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Habitación del Mítico Lodge.
Habitación del Mítico Lodge.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina