El basurero más alto del mundo
KATMANDU, Nepal. A pesar de ser un l ugar tan inhóspito, el monte Everest parece no quedar indemne al maltrato del hombre, ya que cada año es mayor la cantidad de basura que l os montañistas dejan en su superficie. Desde carpas, material de escalada y hasta excrementos humanos, en 2017 los alpinistas bajaron 40 toneladas de residuos de la montaña, aunque se estima que es una ínfima parte con respecto a lo que todavía queda allá arriba. Desde el auge de las expediciones comerciales en la década del ‘90, la cantidad de personas que se anima a subir ha ido aumentando con el pasar de los años y, a pesar de que la mayoría gasta grandes sumas de dinero para el ascenso, son pocos l os que toman conciencia sobre su huella ecológica. Debido a esto, las autoridades de Nepal han tomado ciertas medidas para reducir la contaminación. Desde hace cinco años, a cada expedición se le pide una fianza de 4.000 dólares, que se reembolsa si cada montañista del grupo baja al menos ocho kilos de desechos. En el lado tibetano de la montaña, menos frecuentado, las autoridades exigen la misma cantidad e infligen una multa de 100 dólares por kilo faltante. Según la Sagarmatha Pollution Control Committee, sólo la mitad de los escaladores recupera la cantidad de residuos exigida. Es que la pérdida de la fianza representa, en verdad, una suma ridícula en comparación con las decenas de miles de dólares que gasta cada montañista para concretar una expedición en el escarpado y difícil Everest.