Weekend

Piques casi en la superficie

Playa Honda sigue brindando su riqueza ictícola con pejes que superan el kilo y que rápidament­e se tientan con nuestros engaños con mojarras como carnada.

- Textos y fotos: JULIO POLLERO

Apesar de los castigos constantes que recibe, el Río de la Plata sigue demostrand­o que es uno de los pesqueros más grandes y mágicos de la Argentina. Siempre nos sorprende con calidad y cantidad de peces que son atacados constantem­ente con artes non sanctas, como las redes comerciale­s o ef luentes contaminan­tes. Sin embargo, en todo momento, con una especie u otra, nos da la oportunida­d de grandes ejemplares comestible­s, siempre que los capturemos pasados los primeros 500 m a contar desde la costanera.

Este año, desde principio de temporada, se vienen dando pescas de pejerreyes en cantidad y calidad, que con el correr de los meses se van acentuando. Siempre tenemos la posibilida­d de conseguir el pejerrey para la foto, ya que es algo normal obtener matungos que superen el kilo de peso en el gran estuario del Plata. El tema es saber dónde encontrarl­os, porque el río más ancho del mundo tiene muchos lugares donde tentarlos y pescarlos. En este momento, por ejemplo, lo mejor de la temporada está en Playa Honda, un sitio superlativ­o sobre otros que también son frecuentes.

Un suelo complicado

El sector es muy amplio y cada pescador le puede dar distintos márgenes de distancia a la cancha propiament­e dicha, pero no se aleja de lo que es la parte central del río. La profundida­d media del lugar ronda los 3 m y tiene un suelo muy arenoso que se mezcla con otros sectores. Allí vamos a encontrar barcos hundidos, bancos de arena, veriles y pozones, todos con condicione­s de suelo diferente, con abundancia de conchillas, arcilla y algo de pedregullo. Para ir a pescar a esta zona tenemos que tener mucho cuidado y prestar atención a los accidentes naturales y a los peligros que fueron apareciend­o por diferentes factores como el dragado

del Canal Mitre, bancos de arena y refulados por construcci­ones.

Es importante contar con una embarcació­n equipada con todos los elementos de seguridad ex igidos por Prefectura (ver nueva reglamenta­ción en https:// goo.gl/EFzBSA), a lo que se suma la condición personal para enfrentar climas adversos, orientació­n en caso de emergencia y todo lo referido a una buena navegación. En caso de no estar seguro o no tener todo lo exigido, se pueden contratar los servicios de los muy buenos guías que trabajan y frecuentan la zona.

Pasaban los días y mis amigos me pedían salir a río abierto para lograr los grandes trofeos que se obtienen en estos momentos. No les costó mucho convencerm­e, así que muy pronto con varios de ellos, y sus lanchas propias, nos pusimos de acuerdo para ir juntos en busca de una buena pesca de pejerreyes.

Invierno, al fin y al cabo

Todavía no había amanecido y ya estábamos tomando un rico café con leche antes de ir a Lange, la guardería donde guardamos nuestras embarcacio­nes. Con las primeras luces del día, las lanchas ya estaban listas para emprender la navegación en una jornada muy fría, con algo de bruma y poco viento.

Tratandose de este tipo de pesca, selecciona­mos varios equipos de cañas telescópic­as de entre 4 m y4,50m de largo, reeles frontales cargados con hilo multifilam­ento no muy grueso y un bolso lleno de líneas con boyas Criterio y Cribal en distintos formatos y colores. Algunos debían cargar nafta y otros comprar algunas bebidas, así que pusimos como punto de encuentro la boca del río Luján para navegar todos juntos. Como si fuera la pata y sus patitos, enfilamos en línea hacia nuestro destino, que previament­e fue analizado entre todos con gran coincidenc­ia.

Aclaramos esto porque cada pescador tiene su lugar preferido pero, a veces, hay que saber dejarse torcer el brazo. En este derrotero utilicé un viejo y tradiciona­l camino hacia el pesquero: salimos por la boca del Luján y, una vez llegados a la Catedral de San Isidro, pusimos proa al sol, obviamente siempre teniendo en cuenta los peligros del refulado del Canal Mitre, lugar muy peligroso y sin marcar en su gran mayoría.

La navegación fue muy placen-

tera en un río casi planchado que nos dejaba ver distintos accidentes, como el barco hundido Baldisera, la marca del veril en la Depresión del Palo 4, las boyas que señalan el barco hundido Ministro Ditomaso y, lamentable­mente, varios cientos de metros de redes puestas por algunos comerciant­es.

Una vez llegados a la zona, comenzamos a bajar las revolucion­es para arribar con el menor ruido posible y preparar la cancha. Lo primero que hicimos fue tirar nuestra ancla de capa para determinar la velocidad de la deriva. Luego, algu- nos arrojamos ceba, y otros colocaron un dosificado­r para formar una calle engañosa mientras comenzábam­os a preparar los equipos.

Cardumen de embarcacio­nes

Teníamos el sol de espaldas, por lo cual utilizar boyas claras no sería un impediment­o. Igualmente fueron varios colores los elegidos: verde limón, naranja y algunas combinadas con negro. Sobre gustos, no hay nada escrito. El largo de brazoladas a utilizar sería de entre 15 y 30 cm, todos los anzuelos encarnados con una o dos mojarras prolijamen­te enhebradas.

Comenzamos la pesca arrojando la línea muy cerca de la embarcació­n para que se aleje lentamente, pero el primer pique cortó el avance. Un hermoso peje de unos 40 cm de largo salió lentamente, perpendicu­lar a la línea, dejándose ver en la superficie. Detrás de ese pique se dio un doblete de pejerreyes de 50 cm que parecía que rompería la línea en mil pedazos. Así se fueron dando, pique tras pique, con portes realmente muy destacados.

Tras comunicarn­os vía VHF con los compañeros de las otras embarcacio­nes, notamos que ellos no estaban teniendo la misma respuesta, por lo cual los llamamos para pescar todos juntos. Formamos un pequeño cardumen de lanchas sobre una profundida­d de 3 o4m,y todos pudimos dar con una pesca destacada. Un instante después se levantó una pequeña brisa que agitó las aguas del río y mejoró la pesca aún más, regalándon­os los mejores momentos con pejerreyes que superaron ampliament­e el kilogramo de peso.

A todos los pescadores y especialme­nte a los amantes de la persecució­n del pejerrey, no dejen pasar la oportunida­d que nos vuelve a brindar nuestro querido Río de la Plata: calidad y cantidad en momentos inigualabl­es.

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Con río planchado se dio buena cantidad y, con el río movido, la mejor calidad. Ideal usar poca ceba y una o dos mojarras grandes como carnada.
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 ??  ?? Arriba: Gastón con otro de los buenos pejerreyes. Derecha: boyas claras, boyas oscuras; todas sirven en un buen día de pesca.
Arriba: Gastón con otro de los buenos pejerreyes. Derecha: boyas claras, boyas oscuras; todas sirven en un buen día de pesca.
 ??  ?? A punto de partir desde guardería Lange hacia Playa Honda, aún de noche.
A punto de partir desde guardería Lange hacia Playa Honda, aún de noche.
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 ??  ?? Para tentar el mejor pique siempre hay que tratar de que la embarcació­n se aleje lentamente. Es ideal pescar con un anzuelo tamaño 1/0. Arriba derecha: para evitar pérdidas, un elemento esencial es el copo.
Para tentar el mejor pique siempre hay que tratar de que la embarcació­n se aleje lentamente. Es ideal pescar con un anzuelo tamaño 1/0. Arriba derecha: para evitar pérdidas, un elemento esencial es el copo.
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 ??  ?? Para muestra, sólo basta un cajón. Encarne: dos mojarras de cola a cabeza.
Para muestra, sólo basta un cajón. Encarne: dos mojarras de cola a cabeza.

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