Gigantes de las sierras
En el río Ávalos, provincia de Córdoba, un lector disfrutó de una intensa jornada a puro fly cast, con truchas arcoiris increíbles. La más grande: 6,15 kg.
Cuando decidimos planificar una salida, siempre nos dejamos llevar e imaginamos una jornada soñada. Esta vez no fue la excepción, sólo fue necesario que mi compañero, Alberto Carini, dijera “lindo día para pescar” para que, en cuestión de minutos, estuviéramos en camino hacia el río Ávalos, en la locación cordobesa de Los Gigantes, que no visitábamos desde la temporada pasada. Además, antes de emprender el viaje pasamos a buscar a Franco Petricig, un gran conocedor de las sierras e infaltable aliado de lances.
El entorno de esta zona es para resaltar, una hermosa postal enmarcada por las bellas serranías cordobesas, en las que los arroyos de aguas cristalinas bajan serpenteantes entre laderas tapizadas de pajonales y ocasionales tabaquillos –especie arbórea en peligro de extinción–, donde en las profundidades de sus recodos se suelen esconder magníficas truchas; bestias nada fáciles de tentar con nuestros artificiales, que nos obligan a agudizar el ingenio al momento de elegir la mosca correcta que las persuada a atacar.
El río Avalos nos recibió sin mucha tardanza con la primera pieza del día, una hermosa trucha arcoiris de 3,89 kg. Aun así, el plato principal llegó más tarde, cuando Franco me hizo señas para indicarme un truchón que estaba en un pozo bastante grande. Después de analizar la situación, hice el lanzamiento con mosca y tuve la suerte de que el ejemplar aceptó el engaño sin titubear. En ese instante, el corazón casi se me sale del pecho.
Un trofeo inesperado
Fue una gran batalla con varias corridas y sacadas de línea, sumada a otras dificultades como piedras filosas, ramas y la liviandad del equipo, que en total implicó 35 minutos de pura adrenalina hasta que pude concretar la captura. La pieza fue digna
de recordar, una trucha arcoiris enorme, una hembra de 6,15 kg que dejaría conforme al pescador más exigente. Las fotos no se hicieron esperar, nos sentíamos obligados a inmortalizar el momento. Después, con todos los cuidados posibles, realizamos el proceso de oxigenación y la liberamos en óptimas condiciones.
Tras haber tenido la experiencia de pescar en ríos como el Limay, el Dorado o el complicado Dulce, me atrevo a afirmar que Los Gigantes, por sus ríos, arroyos, especímenes y características morfológicas, es un lugar difícil para esta disciplina, pero también un desafío muy atractivo para todos los aficionados a la pesca de salmónidos. En la modalidad fly cast, lo recomendable es utilizar cañas #2, #3 y #4, con no más de siete pies de largo y un reel del mismo núme-
ro, con una carga de backing para evitar sorpresas. Los leaders tienen que ser más bien largos y se debe ocultar la línea, ya que la claridad del agua nos va a delatar; mientras que el tippet puede ser de 3x o más. Debemos encontrar un equilibrio entre presentación y robustez. La elección de la mosca queda a gusto del pescador, no hay una infalible que asegure el pique, todo va a depender de las condiciones del día.
Un sueño posible
En los inicios en el f ly cast, pensar en una captura como ésta sólo era posible en nuestros sueños, nutridos por los relatos de los pioneros de la pesca en las sierras, que contaban historias de truchas gigantes que se convertían en motivo de re- unión para ser degustadas. Hoy en día podemos decir que las reuniones sólo son para planificar la próxima salida y, en el caso de poder capturar un trofeo de esta talla, se lo hace para tomar una buena foto y se lo devuelve al agua, para que pueda continuar con su vida. Ojalá que en los próximos años, ejemplares como éstos dejen de ser una novedad y puedan ser disfrutados por todos.