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“El acero damasco es mi favorito”

Un nuevo “Desafío sobre fuego” llega este mes al cable en la versión latinoamer­icana y con un participan­te argentino que cuenta sus secretos en la forja. También hablamos con el conductor para conocer la mecánica del ciclo y la forma de evaluación.

- Octubre 2018 Textos: PATRICIA DANIELE. Fotos: HISTORY CHANNEL

Hay un programa en la grilla de History Channel que resulta un imperdible para los amantes de la cuchillerí­a y las armas de hoja: Desafío sobre fuego. Ya lleva varias temporadas poniendo a competir a diferentes orfebres con la motivación de crear determinad­as piezas (que incluyen su historia y uso). Es muy interesant­e ver cómo los participan­tes resuelven, en un tiempo limitado, la consigna de cada emisión.

Y este mes, exactament­e el martes 16 de octubre a las 22, History Channel estrena la primera versión latinoamer­icana del reality, grabado en México con la conducción del actor y presentado­r colombiano Juan Pablo Llano y la participac­ión de un argentino (Pablo Bugallo) que competirá ante especialis­tas de la región para consagrars­e el Me- jor Forjador del continente, con un pozo de U$S 10.000.

Revista Weekend tuvo oportunida­d de conversar en exclusiva con Llano y también con el representa­nte de nuestro país, acerca de esta experienci­a: “Fue muy enriqueced­ora –explica el conductor del reality– y me despertó la curiosidad sobre las armas forjadas, así que me puse feliz cuando tuve la oportunida­d de vivir este mundo de cerca. Es fascinante descubrir algo nuevo y espero seguir aprendiend­o sobre el tema”.

Weekend: ¿Cuál fue, y es, su relación con las armas de hoja?

Juan Pablo Llano: Más de admiración que otra cosa. Soy seguidor de El señor de los anillos, de las peleas medievales, me gusta entrar a una tienda de cuchillos, observarlo­s y pensar en toda la tradición que hay detrás de ellos; esa relación que hay entre las armas y un punto determinad­o de la historia. No veía al cuchillo como un arma que se hizo para matar, sino por quién fue creado, bajo qué necesidade­s, y fui conociendo más en el proceso de Desafío sobre fuego Latinoamér­ica. Cuando les presentamo­s a los concursant­es lo que tienen que hacer, va esa referencia histórica y, basados en ella, tienen que reproducir el arma que les proponemos.

W.: ¿Aprendió cosas nuevas sobre el tema al conducir este Desafío? J. P.L L .:¡ Totalmente! Fue un mundo que se abrió ante mis ojos. Además establecí una gran relación con los dos jurados (el argentino Mariano Gugliotta y el mexicano Antonio de Regil), uno el más experto que hay en

Latinoamér­ica en forja, y el otro muy preparado en entrenamie­nto y manejo de armas. Como actor he tenido capacitaci­ón con armamento y siempre me llamó la atención; establecim­os una excelente relación y aprendí mucho de ellos. Ahora estoy pendiente del tema. Soy el fan N° 1 del damasco. Ojalá que me inviten a los festivales de cuchillerí­a que se hacen, ansío empaparme de este trabajo milenario que, en algunos países, fue dejado de lado y permanece oculto. Sé que en la Argentina la tradición cuchillera es muy importante.

W.: ¿Qué cosas evalúa el jurado en cada prueba sobre el desempaño de los participan­tes?

J.P.LL.: Que sea exactament­e igual que el original. Se fijan en la dureza de la hoja, el grosor del filo en la segunda etapa; la calidad y la totalidad y funcionali­dad del arma. Son ocho competidor­es de cuatro países, cuatro van a una gran final y quedan dos, entre los que se elige al ganador. Prefiero no adelantar cómo les fue. En mi país no hay una gran tradición de cuchillos pero tuvimos un representa­nte que se presentó al gran reto. Tuvimos muy buenos participan­tes, como el argentino (Bugallo), la competenci­a estuvo muy reñida y en cada entrega quedaba fascinado con la velocidad en que una persona puede forjar un cuchillo o una espada; sólo les dábamos seis horas para trabajar. Además, el desgaste físico es importante, cuidábamos que comieran y que estuvieran constantem­ente hidratados, con un equipo médico permanente en el set. Los admiro por eso. Es bien fuerte. Ves que a unos hombres les entregan un pedazo de acero y hacen piezas maravillos­as. Soy feliz aprendiend­o. Esperamos que salgan forjadores de debajo de las piedras para que esta hermosa tradición siga creciendo. Ojalá podamos enfrentar competidor­es estadounid­enses con latinoamer­icanos. Por supuesto, si se hace, quiero conducirlo yo.

Camino meteórico

Por su parte, el argentino en la competenci­a de Desafío sobre fuego Latinoamér­ica, Pablo Bugallo, tiene 38 años, vive en Ituzaingó, está casado con Alejandra y tiene dos hijos. Su relación con los metales es muy particular. Se interesó por los cuchillos luego de que su abuela le regalara el primero: “Siempre estaba al lado de la parrilla, me gustaba asar y también hacer cosas con las manos. Mi abuelo tenía un taller en su casa y me fascinaba meterme

ahí a crear. Hasta que quise hacer mi propio cuchillo para el asado”.

W.: ¿Adónde aprendió a forjar armas? Pablo Bugallo: Al principio no tenía informació­n. Me pasé cuatro meses investigan­do en un foro. Allí me enteré de que había una exposición y, cuando fui, conocí a mi maestro, Mauricio Daleschi, allá por el 2012. Un fin de semana por mes me iba a la escuela de Mauricio en Santa Fe a aprender. El, además de ser muy bueno con la técnica, es una excelente persona que me cautivó y realmente me hizo apasionar por el arte de hacer cuchillos. Estuve así dos años y medio, mientras trabajaba como soldador en una automotriz. Hasta que un día decidí dejar el trabajo y dedicarme a esta pasión. Le estoy muy agradecido a mi familia (mi señora y mis hijos) por el apoyo que me dieron para lanzarme a esta aventura que para mi es un arte, lo tomo como una forma de expresión. Me produce una gran satisfacci­ón que quien me compra una pieza esté muy contento y quiera un cuchillo mío. Al principio me daba vergüenza venderlos; fue una barrera a vencer cuando me largué solo, hasta que al final entendí que tenía que vivir de esto.

W.: ¿Cuán importante es contar con el equipamien­to correcto? Me refiero a la protección.

P.B.: Es bastante importante cuidarse porque somos nuestra propia herramient­a: hay que cuidar las manos, los ojos, todo el tiempo saltan chispas, el calor es constante. Y yo lo disfuto, no lo sufro para nada.

W.: ¿Cómo llegó a esta competenci­a?

P.B.: Un día estaba trabajando y suena el teléfono; me dicen que llaman de la productora Nippur Media porque estaban haciendo un casting para la versión latina. Claro que me encantó la idea porque siempre lo veía por TV. Para nosotros, los que hacemos forja, es algo que tenemos que ver, todo el tiempo se aprende, me conozco todos los capítulos. Y ahora lo viví desde adentro. Aunque estaba con mucho trabajo, hice un video, lo mandé y después pasó bastante tiempo. Faltando días para el viaje, quedé. Y ahí me fui a México por una semana, con ganas de ver qué podía hacer. Lo que ves desde afuera es totalmente diferente. Disfruté muchísimo esos días, fueron los mejores de mi vida, una muy linda experienci­a. Toda la gente de la producción

“Megusta muchoel campo.Forjar cuchillos criollosen damascole poneuntoqu­e personal”.

me trató. súper bien, no me sentí competidor con los otros colegas, que hacían las cosas diferentes porque eran de otro país pero compartimo­s informació­n, sobre todo con el colombiano. La pase súper bien con una experienci­a que te ponía a prueba. Hubo mucha presión para hacer los cuchillos en tan poco tiempo... El fuego, la hora que te corre, las cámaras, pensar si llego o no a cumplir con la consigna. Ahí fueron clave las decisiones que se tomaron.

W.: ¿Cuál es el tipo de cuchillo que más le gusta hacer?

P.B.: A mi me gusta mucho el campo, me gusta mucho el cuchillo criollo y es uno de los modelos que más fabrico. Y que lo haga en damasco, no tan tradiciona­l, le pone el toque personal.

W.: ¿Qué es, a su criterio, lo más complicado de forjar un arma? P.B.: Hay que tener muchísimo cuidado en el tratamient­o térmico, el temple; una hoja puede estar mal templada y puede ser muy bella pero no corta o quedar muy dura y se podría romper. Hay que estar bien atento en esa parte. Personalme­nte, al hacer cuchillerí­a de autor, hay que ponerle lo que mejor se pueda y darle algo de estilo personal, terminar de agregarle el estilo único y, a la vez, tratar de mantener lo que uno tiene como artista. Mi firma, además del apellido, es una pluma porque me encantan las aves.

Este programa fue como un llamado de atención, el diario para aventar el viento del fuego, avivar la profesión sin conocernos entre los participan­tes. Me gusta aprender, es un oficio hermoso el de la forja, que la industria dejó atrás y no se conoce en todo el mundo. Por suerte avanzó mucho y Desafío sobre fuego tiene mucho que ver con eso. Gracias a Dios que existe este programa que fomentó el oficio.

W.: ¿Cuál es el metal qué más le gusta trabajar y por qué?

P.B.: El acero damasco es lo que más me gusta hacer, multilamin­ado. Compro dos aleaciones diferentes y las mezclo entre sí para hacer patrones o dibujos en la hoja. Es como un hojaldre, sólo que caldeado a 1.250 gados, es como plastilina. Se pueden fabricar nuevos patrones, nunca un cuchillo es igual al otro. Este tipo de piezas me toman desde cinco días a 15 o 20. La que más me llevó tomó 25 jornadas de trabajo. Hay patrones que son más difíciles que otros. Está en la destreza del forjador.

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 ??  ?? Juan Pablo Llano, el conductor del ciclo, hoy un fanático de los cuchillos.
Juan Pablo Llano, el conductor del ciclo, hoy un fanático de los cuchillos.
 ??  ?? Recién en 2012 Pablo Bugallo comenzó a aprender forja. Hoy es uno de los especialis­tas más destacados.
Recién en 2012 Pablo Bugallo comenzó a aprender forja. Hoy es uno de los especialis­tas más destacados.
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 ??  ?? Escenas del ciclo que comenzará a emitirse el martes 16: los participan­tes escuchando la devolución del jurado y en plena acción, luego de calentar el metal a 1.200 grados.
Escenas del ciclo que comenzará a emitirse el martes 16: los participan­tes escuchando la devolución del jurado y en plena acción, luego de calentar el metal a 1.200 grados.

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