El paraíso que recuperó su esplendor
BORACAY, Filipinas. Las playas de Boracay, uno de los grandes destinos turísticos de Filipinas, volvieron a recibir turistas tras estar seis meses cerradas para ser limpiadas. El grado de contaminación fue tan alto que el propio presidente, Rodrigo Duterte, las calificó de “cloaca” al ordenar su clausura el 26 de abril de este año. Boracay, que ahora recuperó sus aguas cristalinas y arenas blancas, sufrió las consecuencias de una actividad turística descontrolada. El año pasado recibió más de dos millones de visitantes en poco más de mil hectáreas de territorio. La pequeña isla se hizo famosa por las grandes fiestas nocturnas y la abundante práctica de deportes acuáticos durante el día. A eso se sumó una expansión hotelera desmesurada; en el caso de la playa de Bulabog, varios hoteles construyeron tuberías ilegales para verter directamente sus aguas residuales al mar. Esta reapertura tiene la finalidad de transformar Boracay en un ejemplo de turismo sostenible para otros destinos de Filipinas. Para ello se han aplicado normas muy estrictas, por ejemplo ya no se puede fumar o tomar bebidas alcohólicas en la playa; tampoco está permitido colocar hamacas y sombrillas. La venta ambulante está prohibida, mientras que los deportes acuáticos sólo se podrán practicar a más de cien metros de la orilla.