Esquivel
Fechas, nombres, sucesos, todo recuerda la historiadora de Calingasta. Se jubiló como docente pero sigue dando clases en la capilla, en su centro ar tesanal y en La Morocha, con los turistas.
“No me gusta guardarme nada, por eso salgo a contar la historia del lugar, porque es la única manera en que no se puede borrar”, afirma con orgullo y sabiduría. Mientras tanto, una de sus hijas recopila todo lo que Cora sabe para un futuro libro.