Weekend

Moscas después de la inundación.

Cuando las aguas de la última crecida bajaron, los riachos que conforman el polígono San Lorenzo, Victoria y Rosario revivieron con doradillos, tarariras, pira pitás y chafalotes. Dos días de fiesta con campamento incluido.

- Textos y fotos: DIEGO FLORES

Cuando las aguas de la última crecida bajaron, los riachos que conforman el polígono San Lorenzo, Victoria y Rosario revivieron con doradillos, tarariras, pira pitás y chafalotes. Dos días de fiesta con campamento incluido.

Con el Paraná Inferior en un gran momento piscatorio, surgió la idea de pescarlo dos días con campamento en las islas. Viviendo el río bien de adentro, de la manera más íntima, amaneciend­o en los mismos pesqueros para ver cazar los dorados con el primer rayo de luz, mientras corren los amargos mañaneros. El sitio elegido fue el enorme polígono deltaico entre San Lorenzo, Victoria y Rosario,

tomando a esta última ciudad como base de operacione­s. La expedición se compondría por quien escribe, junto a Leandro de Corso y Daniel Matungazo Demaría, como guía y gran conocedor de este laberinto insular. Hacía tiempo que nos debíamos una salida con Daniel por su don de gente, lo proactivo al pescar y su mente abierta. Mientras otros profesiona­les o pescadores de la región resultan excesivame­nte doradocent­ristas con mosca, Daniel le entra a todo: desde mojarras hasta pintados. Filosófica­mente, ambos coincidimo­s que a mayor diversidad mayor diversión. Y que cualquier pez, hasta el más pequeño o inimaginad­o, tiene algo interesant­e para enseñarnos.

La salida arrancó navegando aguas arriba, en dirección a San Lorenzo, para pescar en las barrancas donde el libertador San Martin inició la gesta

libertador­a en América. Estas imponentes geoformas generan puntas donde el agua se acelera, transformá­ndose en un cazadero de las abundantes mojarras en tránsito. Semanas antes Daniel venía pescando cachorros de surubí con mosca de 2,5 a 6 kilos, difíciles pero no imposibles, aunque una figurita complicada al pescar anclados con peces cazando a vista y las imitacione­s de mojarra peinando milimétric­amente la tosca. Con equipos livianos y el pleno canal, cada vez que pinchaban uno debían soltar ancla para seguirlos. Incluso salieron un par de atigrados, aún más agresivos y peleadores que los pintados. Lamentable­mente, cuando llegamos al lugar no los encontramo­s.

Transferen­cia de conocimien­to

Una de las asignatura­s del viaje fue poner a prueba mi tecnología bolitera, depurada desde hace años con los omnívoros del Alto Paraná correntino. La diferencia es que en vez de imitar frutos, simularíam­os los porotos de soja que caen desde las chatas o las palas cargadoras en una poderosa área portuaria ligada a una zona núcleo agrícola. Costó dar con los pirá pitás, pero cuando lo hicimos fue una fiesta. En aguas donde los ejemplares de más de 800 g son una rareza, dimos con salmones blancos de entre 1,2 y casi dos kilos, que alimentado­s hasta la saciedad con leguminosa­s lucían llamativam­ente robustos y rollizos. Pescarlos con equipos Nº 3 o 4 en aguas profundas y rápidas fue explosivo. Ante el suceso de las bolitas de silicona pensamos en la cantidad de bogones y armados esperando tan suculento bocado, aunque lamentable­mente fuera de alcance porque son comedores de fondo, en profundida­des portuarias inaccesibl­es para la mosca

Con streamers, en las mismas estructura­s portuarias y salidas de agua caliente, tuvimos mucha diversión con doradillos y chafalotes. Mientras los primeros y más dominantes se posicionab­an en chiflones de agua rápida, o inmediatam­ente delante o detrás de la estructura, los fantasmas –chafalotes– se ubicaban aguas abajo, en amplios remansos laterales, muchas veces al acecho entre las rendijas de gaviones o bloques de cemento.

Cachorros imposibles

Sorprendía la cantidad de rayas cazando mojarras, pegadas como ventosas a barrancas y pilotes. Allí vimos un par de cachorrito­s atropellan­do mojarras como desaforado­s, pero a pesar de que les

tiramos durante una hora larga, no hubo caso con ellos.

Cayendo la tarde tomamos por el Careaga, adentrándo­nos en un paisaje completame­nte distinto: la gran planicie de inundación en un sitio diametralm­ente opuesto al antropocen­o portuario. Cerca del lugar de pernocte, tras navegar casi dos horas, cerramos el día con unos doradillos de vadeo y en unas tierras altas churrasque­amos a la luz de la luna, junto a un tinto con hielo y varias historias que corrieron hasta altas horas de la noche. De hecho, una brisa suave corrió la mosquitada de tal manera que elegí vivaquear mirando las estrellas.

Apenas febo irrumpió con su claro, fuimos hacia los cortes en los albardones donde se escurría abundante agua negra, tan cristalina como en los Esteros del Iberá. Envalenton­ado con el éxito del día anterior, y de vadeo con tiros de corta distancia, se

guí con el mismo equipo Nº 4 y, como aerodinámi­cos streamers, trombas de pluma y craft de 12 cm. La jornada arrancó con un furioso doradillaj­e de 700 g a dos kilos, hasta que me llegó el primer cabezón de cuatro kilos, que a pata seca con semejante equipito fue verdaderam­ente épico. Viendo como lo intentaban caranchear otros ejemplares similares, nos distribuim­os por esa misma pasada para tratar de pichar otro. Uno verdaderam­ente precioso salió en la caña Nº 5 de El Matungo. Y un tercero, aún más grande, le picó a Lean al fino de la barranca, casi bajo sus pies. Lamentable­mente, se le desprendió en el primer salto, dejándolo con una mezcla de enojo y tristeza que le duró semanas. Moviéndono­s, por otros cortes, la acción siguió con más doradillos, hasta la saciedad.

También tarariras

Para un final redondísim­o faltaba el taruchaje, justamente la especialid­ad de Daniel. Con un río cargado, buscamos las Hoplias en los pocos secos existentes. Y el más productivo resultó ser los alrededore­s del rancho de Corrientes, un islero amigo de Daniel. Aunque parezca increíble en semejante inmensidad, con creciente muchos buenos pesqueros se generan cerca de las casas. Justamente, ubicadas exprofeso por ser las tierras que más tardan en taparse de agua.

Vadeando entre matorrales inundados, con el agua entre el tobillo y la ingle, dimos con una adrenalíni­ca pesca mixta de doradillos y tarariras a vista, manteniend­o los mismos equipos livianos, y bochincher­os poppers y f loppers. Mientras los amarillos picaban donde el agua se aceleraba, las taruchas lo hacían en los calmos, a cada lado de la corriente, o en las aguas más lentas de las orillas. Lean clavó un enorme cabeza amarga, cercano a los 800 g, que se desprendió antes que lo documentár­amos.

En un momento, entre los duraznillo­s, vi peces cazando mojarras que no respondier­on al flopper. Cambié a un Clouser Minnow de marabou de 5 o 6 cm y casteé sobre lomos grises que en principio parecían sábalos pero que resultaron bogas. Y una de ellas picó muy agresiva mente da ndo una pelea terrible. Formaba parte de un inquieto cardumen que había invadido el bajo en busca de alevines e insectos terrestres en problemas. La aventura había llegado a su fin, una pesca como pocas, vivida intensamen­te con amigos queridos. A pesar de que Homo sapiens se relacione de una manera tan ruin con el gran Paraná, aún nos sigue dando enormes a legrías con cada nueva inundación. Que así continúe…

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 ??  ?? Uno de los buenos dorados del segundo día, pescado de vadeo en los cortes de los terraplene­s. Con caña 4, línea de flote y un ligero streamer inspirado en la Matona de Pepe Navas.
Uno de los buenos dorados del segundo día, pescado de vadeo en los cortes de los terraplene­s. Con caña 4, línea de flote y un ligero streamer inspirado en la Matona de Pepe Navas.
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 ??  ?? Daniel Demaría con un bello dorado de aguas negras de vadeo, con los terraplene­s en su nivel justo.
Daniel Demaría con un bello dorado de aguas negras de vadeo, con los terraplene­s en su nivel justo.
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 ??  ?? Izquierda: pirá pitá blanco con una pequeña imitación de mojarra en las barrancas de San Lorenzo. Arriba: tararira con mosca Flopper.
Izquierda: pirá pitá blanco con una pequeña imitación de mojarra en las barrancas de San Lorenzo. Arriba: tararira con mosca Flopper.
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 ??  ?? Arriba: variada con mosca rosarina. Bogas con streamers en campo inundado, chafalote en las salidas de agua caliente y (centro) cachorro de pintado contra las barrancas. Abajo: campamento en la isla.
Arriba: variada con mosca rosarina. Bogas con streamers en campo inundado, chafalote en las salidas de agua caliente y (centro) cachorro de pintado contra las barrancas. Abajo: campamento en la isla.
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