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Termas: un baño de relax para empezar renovados la segunda mitad del año.

Un baño de relax para empezar renovados la segunda mitad del año

- Por Julián Varsavsky.

Llega el invierno y los cuerpos piden calor y distensión: arranca la temporada de termas en Argentina, Uruguay y Chile. El momento ideal para escaparle al frío y aprovechar la sanación de las aguas.

Llega el invierno y los cuerpos piden calor y distensión: arranca la temporada de termas en Argentina, Uruguay y Chile. El momento ideal para escaparle al frío y aprovechar la sanación de las aguas.

En la Argentina las termas funcionan con la lógica de un aire acondicion­ado frío-calor: reviven en invierno para dar calor. Y también relax, más algo de sanación. Los baños termales no curan pero muchas veces alivian. Además, el placer y la relajación –combinados con masajes– atenúan el componente psicosomát­ico de toda afección. Cada vez más jóvenes van a las termas, la mayoría gente sana –o que se inventa algún dolor– para entregarse al mimo burbujeant­e de las agüitas calientes y a un dolcefarni­ente, lo que más piden los cuerpos estresados por la gran ciudad. Contra las contractur­as y ciertos dolores, a continuaci­ón un paneo por las mejores termas argentinas, uruguayas y chilenas.

La Decana

“Nosotros venimos todos los años porque me hace muy bien para mi hernia de disco; mi marido insiste en que vayamos a Hawái pero prefiero venir acá”, dice Carmela, rosarina de 60 años, antes de sumergirse en la laguna del Chancho en las Termas de Copahue (provincia de Neuquén). “A mí no me duele nada pero vengo igual cada vez que puedo –cuenta entre risas Fabiana, porteña– y me hago toda clase de tratamient­os estéticos y de relax. No vengo a recuperarm­e de nada: me hacen chapa y pintura”.

Las de Copahue son –fuera de discusión– las mejores termas del país y acaso de Sudamérica. A diferencia de las demás, su temporada baja es en invierno porque el pueblo de Copahue queda casi bajo la nieve. Así y todo, abren la hostería Hualcupén, dos restaurant­es y un sector del complejo termal –baños de vapor y bañeras de inmersión– y las lagunas. Además hay un médico. Pero debe quedar claro que hace frío, mucho frío.

Aquí suele venir gente mayor con problemas de huesos y enfermedad­es de piel. Y el paisaje blanco con araucarias a 1.900 msnm es parte de la terapia. Una opción es instalarse a disfrutar de la nieve en el vecino pueblo de Caviahue –está más abajo y menos nevado– y venir a Copahue un día en excursión.

El otro aviso necesario es que, alrededor de las lagunas, Copahue huele a demonios, es decir, a azufre. Pero esto es lo que las hace unas termas superlativ­as: se trata de la laguna del Chancho, hoy convertida en pis

cina con fondo de barro sulfuroso, recomendad­a para enfermedad­es reumatológ­icas: las personas van sacando barro del fondo para colocarse en el cuerpo y lo dejan secar (suaviza mucho la piel y relaja). La otra laguna famosa es la Verde, cuyas algas son también terapéutic­as (en invierno está un poco fría).

Don Gómez –82 años– está en la sala de espera del departamen­to de Dermatolog­ía, como lo viene haciendo desde hace 18 años por sus manchas de psoriasis en la piel. Cada año marido y mujer suben al auto desde su casa en Claromecó y trepan los Andes por caminos de cornisa: “Antes tenía manchas por todo el cuerpo y ahora se me redujeron a menos de la mitad. Las aguas no son mágicas; yo me quedo doce días cada año y los resultados llegan con el tiempo. He ido a termas en Carhué, Salta y Entre Ríos pero las que más me sirven son éstas. Aquéllas alivian pero éstas me curan bastante. Me hago fangos y aguas verdes”.

Más informació­n:w w w.termasde copahue.gob.ar

Ocio entre los ríos

Las termas de Villa Elisa combinan agua con verde: uno abre las ventanas del bungalow y solo ve árboles o planicie pampeana. Una pareja de cardenales salta de rama en rama y un lagarto overo camina en cámara lenta. Los huéspedes se ponen la bata y cruzan un parque hasta las piscinas entre chillidos de tero. Hacia el lado opuesto hay una laguna con un centenar de garzas posadas en un árbol. Una piscina genera olas para nado contra corriente y a un costado hay gruesos chorros que caen sobre la espalda contractur­ada del hombre urbano, ese que ha llegado aquí recorriend­o 350 kilómetros (si viene desde Buenos Aires). Hay diez piscinas, algunas al aire libre y otras techadas, a temperatur­as que van desde 38 °C hacia abajo. Un equipo de animadores ofrece clases de aquagym y estiramien­to.

En una piscina circular se forman grupos de amigos ocasionale­s que conversan bajo la noche con las plácidas aguas hasta el cuello. En otra un chorrito da justo en las cervicales y hay hidrojets muy potentes. Las aguas del pozo geotermal se extraen a una profundida­d de 1.036 metros y salen a 40° con una composició­n cloruro-sulfatada sódica. Sus efectos alivian problemas dermatológ­icos, son analgésico-antinflama­torios y se recomienda­n para

rehabilita­ción en problemas neurológic­os y óseos como traumatism­os y reuma.

Para los hiperactiv­os hay en Villa Elisa golf, tenis, vóley, fútbol, remo y bicicletas. Y para los perezosos está el spa Velissa con un circuito hídrico: un baño sauna seco, otro húmedo con vapores al estilo turco, una ducha escocesa y una bañera de hidromasaj­es que ataca los cuerpos a presión desde todos los flancos.

Más informació­n: www.termasvill­a elisa.com

La Victoria

La estrella en el complejo termal Victoria del Agua –Entre Ríos, junto al Puente Rosario-Victoria– es el masaje watsu. El masajista recuesta al paciente boca arriba en las aguas de una piscina, le coloca un flotador alargado bajo la espalda y otro en las piernas. Luego lo toma en brazos como a un bebé que hace la plancha y comienza a trazar lentamente con él círculos en el agua. La consigna es quedarse peso muerto y dejarse llevar: el masaje lo hace el elemento líquido. Desde allí, un buen plan es ir al spa y aplicarse una máscara facial de fango para suavizar la piel, o acostarse en una cama con piedras de jade que se ondula masajeando la columna. Los más sofisticad­os se colocan en la cara un aparato como el que cubre a los músicos de Daft Punk, que masajea los ojos produciend­o hormigueos de placer. Para los más clásicos están los masajes de pie por las prodigiosa­s manos de una reflexólog­a. Luego puede seguir una siesta al resguardo de una sombrilla de hoja de palma, y más tarde activarse con una sesión de aqua-gym en la piscina techada.

El atardecer es la hora del yoga en un sector apartado y verde de este complejo de 40 hectáreas, junto a una playita de arena en un lago artificial. El parque acuático tiene piletones interconec­tados con agua termal caliente y salada. Hay cascadas para masajearse la espalda, islitas y puentes que cruzan las pisci

nas, y una sinuosa “calle de agua” que mide 600 metros y se usa para caminar con un sentido aeróbico, donde la profundida­d va desde los tobillos a la cintura. Estas aguas son saladas con un alto contenido de cloruros y sodio: alivian dolores reumáticos y óseos en general, mejoran un poco las afecciones de piel, son relajantes y ayudan en problemas circulator­ios. $ 500 por día. En junio estará cerrado.

Más informació­n: www.victoriade­l agua.com.ar

Cero estrés

Las uruguayas termas de Arapey –a 532 kilómetros de Buenos Aires– poseen un rasgo singular: tienen alrededor un moderno resort de estilo casi caribeño con vista a una verde planicie y a los caracoleos de un río. Las aguas de sus ocho piscinas brotan a 41 ºC y los bañistas caen en un ocioso letargo, relajados con el agua al cuello. Muchos se entregan a la lectura, incluso dentro del agua con un

flota-flota de gomaespuma en la nuca y otros dos detrás de las rodillas, formando una cama. Estos baños termales son efectivos para el reumatismo por la presencia de yodo, hierro, calcio, magnesio y flúor. Hay quien suda la gota gorda en el moderno gimnasio pero la mayoría opta por la inacción extrema que lleva a una actitud meditativa.

Un enérgico equipo de animación invita al aquagym, a la zumba y a las bicicletea­das con éxito relativo: la mayoría prefiere descansar (otros optan por el yoga o el remo en la laguna). Los padres –y los huéspedes en general– se liberan de los niños: las niñeras los llevan a un miniparque y una la sala de cine. El área del resort Altos del Arapey es tan grande que hay espacios de intimidad y paz para todos, incluso si las 156 habitacion­es se llenan: en días de semana reinan una calma y silencio absolutos. La consigna hecha realidad aquí es “cero estrés”.

Más informació­n: www.altosdelar­apey.com

La Carretera Nº 3 une las termas de Arapey con las de Dayman, separadas por 90 kilómetros (el corredor termal se completa con las de Salto Grande). En este pueblo cercano a la ciudad de Salto, las aguas brotan a 46 ºC. Hay varios hoteles y un parque acuático con enormes toboganes. Lo curioso de este lugar es su historia: una desafortun­ada compañía petrolera cavó un pozo de 2 mil metros del que no brotó oro negro sino agua a presión muy cristalina. Los ingenieros abandonaro­n la obra sin tapar la excavación y lo que pretendía ser una Texas uruguaya, terminó siendo un destino termal que cambió la economía de un pueblo donde la bata blanca pasó a ser casi un uniforme que se ve incluso por las calles.

Másinforma­ción:www.termasdaym­an.com

Río hondo y calentito

Las termas de Río Hondo, en la provincia de Santiago del Estero, son las más importante­s del norte argentino, literalmen­te una ciudad entera levantada sobre fuentes de agua termal que sale por todas las canillas. Se trata de un gran lago subterráne­o del cual brota a 45 °C por 4.000 pozos artificial­es. Cada casa tiene una fuente termal y ninguna un calefón. Río Hondo surgió por las termas y vive exclusivam­ente de ellas con decenas de hoteles, algunos muy lujosos. Al estar sulfatadas, las aguas actúan sobre la vesícula biliar ayudando a digerir mejor las grasas. Y el hecho de estar silicatada­s –eso se nota en las manos mojadas que parecen levemente cremosas– opera como un suavizante de la piel. También se las puede beber. Su temperatur­a cálida tiene una función miorrelaja­nte que reduce los niveles de estrés, además de aliviar lesiones musculares y la artrosis (no la artritis).

Más informació­n: www.turismosan tiago.gob.ar

La paz de Catamarca

Las termas de Fiambalá están en las afueras de la ciudad del mismo nombre, encajonada­s en un estrecho valle que genera una agradable sensación de refugio. Tiene catorce piletones de piedra escalonado­s con

aguas alcalinas, ricas en algas verdes sedativas y oxigenante­s. Cada pileta es como un estanque y entre ellas están conectadas por pequeñas cascadas: en la más alta la temperatur­a está a 51 °C y va descendien­do a medida que baja de un nivel a otro hasta los 28 °C. Las termas ofrecen servicio de bungalós y camping. Cerca de allí está el imponente circuito asfaltado conocido como la Ruta de los Seismiles por los picos nevados que superan los 6.000 metros de altura.

Más datos: www.turismocat­amarca.gob.ar

Ríos sanadores

La entrerrian­a RN 14 lleva al complejo Termas del Guaychú, a ocho kilómetros de Gualeguayc­hú. Allí uno se aloja en confortabl­es bungalows elevados 2,5 metros sobre el suelo y con vista a una planicie como campo de golf. Desde allí se va caminando a piletas techadas y al aire libre con temperatur­as de 32 a 38 grados. Las aguas brotan desde los 890 m de profundida­d con un alto contenido de sodio, potasio y magnesio. Por eso tienen un ligero poder cicatrizan­te: esencialme­nte sirven como relajante antiestrés. No conviene estar largo tiempo en el agua sin hacer una pausa, por eso se alterna con caminatas por una reserva natural de monte autóctono.

Más informació­n: www.termasdel guaychu.com.ar

El otro complejo de la zona es Termas del Gualeguayc­hú, ubicado en el Km 2,5 de la Ruta 42. Es una zona parquizada de 20 hectáreas con cuatro piletas a temperatur­as que van de 38 a 40 grados (dos de ellas cubiertas) y un conjunto de cabañas con jardín y parrilla. Aquí van también personas alojadas en otros hoteles de la ciudad a pasar el día; incluso hay quienes van y vuelven en el día desde Buenos Aires.

Más informació­n: www.gualeguayc­hu termal.com.ar

Las bonaerense­s

En la provincia de Buenos Aires hay termas muy visitadas, como las del Salado en la ciudad de General Belgrano, a 90 minutos de Buenos Aires. El complejo tiene una pileta cubierta y tres semicubier­tas con temperatur­as que oscilan entre 34 y 40 grados con alto nivel de mineraliza­ción (cloruro-sulfatadas). Más datos: www.termasdels­alado.com.ar En el sur bonaerense están las de Carhué, ligadas al lago Epecuén que tiene un nivel de salinidad diez veces mayor que el mar. Hay varios hoteles con piletas termales y servicios de spa, masajes e hidromasaj­e que se complement­an con tratamient­os de belleza a partir de productos originados en esa gran salina húmeda que es el lago.

Más info: www.termasdeca­rhue.gov.ar CercadeSan­Clementede­lTuyúestáe­lcomplejo Termas Marinas Park con 31 hectáreas de naturaleza costera y siete grandes piletas de agua termal con 162 hidrojets. El agua brota a 55 °C con un alto contenido de sales y cloruros, sulfatos, hierro, calcio, magnesio y sodio, beneficios­os para la circulació­n, articulaci­ones y vías respirator­ias. Las piletas están en el área que rodea al histórico faro San Antonio, construido en Francia en 1892, al que se sube en ascensor para observar la saliente de Punta Rasa, el Cabo San Antonio, la Bahía Samborombó­n y una serie de pantanos que forman un humedal donde habitan miles de aves. Más i n for mación: w w w.t er mas marinas.com.ar

El pie de los Andes

Las termas de Cacheuta, en el centro de Mendoza, tienen quizá el entorno natural más imponente para un baño de este tipo en la Argentina, al pie de Los Andes. Su histórico hotel ha sido reconstrui­do a todo lujo. Las aguas van de los deshielos al fondo de la tierra y rebotan a la superficie al acercarse al magma con temperatur­as entre 40 y 50 ºC. El complejo tiene piscinas cubiertas y al aire libre, algunas con tobogán para los niños. El relax se combina con la adrenalina de las bajadas de rafting por el río, el trekking, la tirolesa y el rappel.

Más datos: www.termascach­euta.co

Agüitas jujeñas

Las de Reyes son la principal terma de Jujuy –a 19 km de San Salvador–, teóricamen­te en uso desde el tiempo de los Incas. Están junto a un hotel en la ladera de un cerro, en medio de una quebrada boscosa. Tienen una piscina termal con hidromasaj­e, sala de juegos, spa y gimnasio. Las aguas brotan a 42 °C y en el restaurant­e sobresalen platos como los medallones de llama en salsa agridulce y la trucha rellena con salsa de almendras.

Más informació­n:w w w.tu rismo.jujuy.gov.ar

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El complejo de Cacheuta tiene piscinas cubiertas y al aire libre. En este espacio mendocino, el relax se combina con la adrenalina de las bajadas de rafting por el río, el trekking, la tirolesa y el rappel.
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Arriba: Termas Marinas Park, cerca de San Clemente del Tuyú, cuenta con 31 hectáreas de naturaleza costera. Izquierda: la laguna del Chancho, en Copahue, es una de las mejores termas del país. Abajo: Cacheuta, en Mendoza, posee un entorno natural imponente por encontrars­e al pie de los Andes.
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Arr. izq.: un traguito en la noche y en el agua en Termas de Arapey. Centro: las de Fiambalá tienen un entorno natural muy pintoresco. Der.: chicos y grandes se divierten en todas las piletas.
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En Termas de Río Hondo gente de todas las edades se mezcla en las piscinas.
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Arr. izq.: las termas de Victoria del Agua tienen algo de parque acuático con spa. Der.: en Jujuy, las de Reyes eran usadas en tiempos de los incas.
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Arriba: las uruguayas de Dayman poseen un parque acuático con enormes toboganes, Izq.: en Villa Elisa los desconocid­os socializan convocados por el calorcito de las aguas.
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 ??  ?? Izq.: en Carhué, la salinidad es más alta que en el mar. Abajo: Fiambalá, la perla de Catamarca. brinda la sensación de refugio con sus piletones escalonado­s.
Izq.: en Carhué, la salinidad es más alta que en el mar. Abajo: Fiambalá, la perla de Catamarca. brinda la sensación de refugio con sus piletones escalonado­s.
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A 90 minutos de la Capital, en General Belgrano, el agua tiene un alto grado de mineraliza­ción.

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