Weekend

Gravel: lo último para el off road.

Por qué estas bicicletas que nacieron por el año 2000 ganan cada día más adeptos. ¿Conviene reemplazar una MTB por un modelo símil rutero? Caracterís­ticas distintiva­s.

- Por Aldo Rivero.

Por qué estas bicicletas que nacieron por el año 2000 ganan cada día más adeptos. ¿Conviene reemplazar una mountain bike por un modelo símil rutero? Caracterís­ticas distintiva­s.

Lo primero que uno puede pensar cuando ve a un ciclista rodando por en un camino rural con una gravel es: “Este loco bajó a la tierra con una bici de ruta”, pero no es así. Las gravel (grava, en inglés: caminos sin pavimentar) nacieron en los Estados Unidos por el año 2000, combinando la velocidad y el peso de un modelo de ruta con la polivalenc­ia de una mountain bike.

¿Por qué? Porque ese país tiene similitude­s con el nuestro en cuanto a las grandes distancias, por lo que muchos bikers descubrier­on el ciclismo de larga distancia y el placer de explorar caminos secundario­s, pero las mountain bike no les daban tanta autonomía en kilómetros, y las de ruta se rompían por el peso y las vibracione­s del camino.

En la Argentina ya tenemos a la venta varios modelos de gra

vel de media y alta gama de marcas como Merida, Reid, Trek y Venzo. Y también una interesant­e opción como la que realiza Diego Maldonado, quien toma las dimensione­s del biker y realiza una bici a medida, como si fuera un sastre.

Más allá de la similitud a primera vista con un modelo de ruta, las gravel tienen identidad propia: lo primero que salta a la vista son las cubiertas. Para ganar confort y seguridad fuera del asfalto, la parte interna de la horquilla es generosa y permite utilizar rodado ancho con dibujo mixto. Además, los cuadros generalmen­te son de aluminio o carbono, con la caja pedalera baja para que el centro de gravedad se ubique cerca del piso, lo que otorga estabilida­d. Por eso mismo es que son un poco más largos, una caracterís­tica que le agrega confort de marcha para encarar largas distancias.

Equipamien­to especializ­ado

La polivalenc­ia es fundamenta­l en este tipo de bicicleta, de ahí que la mayoría posea anclajes para guardabarr­os y portapaque­tes, y que sus frenos sean siempre de disco –mecánicos o hidráulico­s–, porque garantizan frenadas potentes aun en condicione­s de lluvia o barro. ¿Y la comodidad ante la falta de una horquilla con suspensión? Unas pocas la tienen de aluminio, pero la mayoría se inclina por horquillas de carbono que reducen el peso y absorben las irregulari­dades del camino, ganando cierto confort, aunque en Europa ya se empiezan a ver desarrollo­s de horquillas de suspensión para estos modelos.

Una pieza clave es la transmisió­n, donde la simplicida­d ganó terreno, porque la relación 1 x 11 es la más utilizada, generalmen­te con una corona de 42 dientes. Esta simplifica­ción ahorra peso ya que se evitan coronas, desviadore­s y shifters.

El manillar es otro de los componente­s que sorprenden: el llamado drop-bar tiene más reminiscen­cia de ruta que de aventura, pero con él tenemos agarre en subidas y bajadas, y podemos apilarnos si queremos ir muy rápido. Además, al permitir una amplia variedad de posiciones, junto a sillines cómodos y ergonómico­s, resulta una pie

za clave para encarar pedaleadas de horas y horas sin parar.

La pregunta es dónde se posiciona una gravel. ¿Vendo la MTB y me quedo con ella?, ¿o me quedo con una rutera y una gravel? Todo depende del factor bolsillo, pero en otros países convive –o hasta suplanta– a la MTB. En lo áspero no podrá igualarla, pero de todas formas puede transitarl­o, y a la hora del camino de ripio o asfalto se distanciar­á de la mountain hasta perderla de vista, sobre todo con una postura cómoda y natural donde los kilómetros pasarán bajo nuestras ruedas sin notar el cansancio.

Su definición sería: una bici ligera, estable y cómoda, pero sobre todo versátil con la que podemos senderear ágilmente, pero también cargarla y encarar largos periplos. Y nadie mejor que un biker experiment­ado como Guillermo Almada para que nos relate un viaje de pesca con mosca y bikepackin­g a bordo de su Reid Granite, junto a otras gravel por los caminos de la Patagonia.

“En nuestras bicis la postura de manejo es perfectame­nte aerodinámi­ca, los hombros y brazos reducen la resistenci­a a los vientos patagónico­s. El secreto son los manubrios, que tienen 42 centímetro­s de ancho –escasos comparados con los 60 en promedio de una mountain bike–. Las distintas formas de asirse en ellos nos otorgan comodidad y la posibilida­d de alternar posturas, costumbres que a medida que pasan las horas se vuelven imprescind­ibles.

Sumado a ello, cubiertas de ancho intermedio y con banda central lisa, infladas a su máxima capacidad, permiten un deslizamie­nto eficaz en el liso asfalto, ahorran consumo de energía y esto suma para permitirno­s pedalear a muy buen ritmo en busca de nuestro destino.

“El asfalto finaliza y queda por delante un camino con sorpresas, ripio, serruchos, arena volcánica y rocas que se asoman como iceberg frente a nuestras naves. No tenemos suspension­es, esto reduce en un par de kilos mínimament­e con respecto a una MTB, pero bajando la presión de los neumáticos a la mitad, nuestra horquil la de carbono –ayudada por una técnica de conducción en donde sacamos peso y tensión el frente de la bicicleta– flota en las olas de los serruchos del camino. Los tacos laterales de las cubiertas ahora se hacen notar y el agarre es perfecto en las curvas con tierra suelta, esas que en bajada asustan a los despreveni­dos.

“A diferencia de otros modelos, en este tenemos 16 cambios, y en la montaña el menor de los platos es el rey: una relación 34/34 nos permite hacer girar la rueda al mismo ritmo que los pedales y las trepadas más duras comienzan a rendirse ante la ya poca fuerza que nos queda. Zigzagueán­dolas burlamos los grados de pendiente y el Paso Córdoba, de más de 2.000 m, cae doblegado ante las gravel. Solo queda el descenso hasta el lago Filo Hua Hum, y por la velocidad que pueden tomar estas bicicletas hace que sea hora de probar unos exquisitos frenos a disco mecánicos. Sencillez y simpleza necesarias a la hora de la aventura lejos de todo, pero cerca de la naturaleza y del equipo de mosca.” Agradecimi­entos: a Gustavo Almada (Instagram & Facebook: Lord Bike) y Diego Maldonado (Instagram Maldonado Bikes, Facebook Maldonado Bike Tech).

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 ??  ?? Exquisitez argentina: una Maldonado gravel armada a la medida de un ciclista.
Exquisitez argentina: una Maldonado gravel armada a la medida de un ciclista.
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 ??  ?? Primer plano de la sección trasera del cuadro, donde se aprecia el ensanchami­ento para el uso de cubiertas más gruesas.
Primer plano de la sección trasera del cuadro, donde se aprecia el ensanchami­ento para el uso de cubiertas más gruesas.
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Izquierda: una imagen a la que nos iremos acostumbra­ndo: una gravel, bikepackin­g... y a la aventura. Arriba: el manillar drop-bar permite múltiples posiciones de agarre, tanto para comodidad como para ofrecer menos resistenci­a al viento. Y detalle de una Reid Granite con sistema de bikepackin­g preparada para viajar.

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