Weekend

Los mañosos pejes de La Arenera se hicieron presentes p con buenos portes.

En Claromecó se encuentra este espejo que alberga mañosos pejerreyes. Con un poco de astucia –embarcado y de costa– capturamos piezas entre 40 y 70 cm de profundida­d.

- Textos y fotos: MARCELO ALBANESE

Siguiendo el recorrido de este generoso invierno, fuimos en busca de esquivos y grandes pejerreyes a la laguna La Arenera, un espejo de unas 550 hectáreas en forma alargada a pocos kilómetros de Claromecó, ubicado entre los médanos en dirección al Salto tres y medio, como lo conocen los pescadores deportivos. Se accede por camino entoscado en buen estado, indicado mediante un cartel de señalizaci­ón.

Luego de haber recorrido 590 km desde Capital Federal por RN 3, nos encontramo­s con Santiago Iriarte y Oscar Jaureguibe­here (El Vasco) en la ciudad de Tres A rroyos, lugar en el que nos

alojaríamo­s para comenzar, a la mañana siguiente, el trayecto rumbo a la laguna.

Horas esperadas

Luego de un confortabl­e descanso, el reloj nos despertó a las 7 AM. Al rato ya teníamos todo preparado para que Oscar nos pasara a buscar y nos pusiera a tono de algunos tips: con mucha ansiedad de por medio, nos comentó que podíamos practicar las dos modalidade­s de pesca, tanto de embarcado como de la costa. La caracterís­tica de este espejo es que brinda calidad en los pejerreyes que se obtienen, pero hay que trabajarlo­s

y tratar de hacer el menor ruido posible en la embarcació­n. Es un gran reto para los pescadores y pescadoras que la visiten.

Para esta ocasión utilizamos cañas telescópic­as de 4 a 4,50 m con reeles rotativos y frontales con multifilam­ento del 0,18 mm y líneas de tres boyas tramposas con nudos corredizos; predominar­on los colores claros (verde limón, amarillo, blanco y naranja, entre otros), anzuelos N° 1/0 y 2/0, ya que los peces de este ámbito son de boca grande. Carnadas utilizadas: mojarras vivas grandes, magrú fileteado, dientudo o filete del mismo pejerrey andan muy bien.

Comenzamos con un viento bastante fuerte del sector sur que nos complicaba la navegación. Los primeros intentos fueron por la zona de la isla, lugar elegido por el guía Iriarte. La idea era garetear e ir probando en ciertos sectores.

Cardúmenes en moviento

Mientras encarnábam­os los aparejos de flote, Santiago nos comentaba que deberíamos esperar la pasada del pejerrey, porque los cardúmenes se movían constantem­ente. Los piques no se nos dieron de inmediato, cosa que hubo que ir trabajando constantem­ente con las brazoladas de los aparejos

hasta dar con los flechas de plataplata. plata. Luego de una larga espera y un garete muy lento que nos obligó a ir controland­o con el ancla de capa y un muerto gareteador, debido a las fuertes ráfagas que nos empujaban a la costa contraria, retomamos el punto de partida y optamos por anclarnos al reparo de la costa. Allí, nuevamente con los aparejos en el agua, comenzó la espera.

Luego de unos 20 minutos aproximado­s de espera, la línea de Diego El Profe Araujo, otro integrante de la excursión, acusó una suave corrida en una de las boyas, momento en que nos pusimos an

siosos por ver a los peleadores matungos que se habían hecho desear hasta el momento. Al acercarlo a la embarcació­n, asegurando la pieza copo de por medio, vimos que era un lindo ejemplar por arriba del kilogramo de peso. Entonces la adrenalina cambió porque dimos con los ejemplares que venían comiendo a una profundida­d promedio entre los 40 y 70 cm de superficie. Llegó el momento de Oscar concretand­o otro voluminoso matungo, esta vez en una de las brazoladas más arriba, en una profundida­d de 40 cm, vigoroso y muy activo.

Al resguardo de los médanos

Los ejemplares fueron dándose muy esporádica­mente en este sector, por lo que decidimos cambiar de lugar cuando ya eran las 13, momento en que tomamos la iniciativa de corrernos hacia la cola de la laguna, en donde veíamos muchas corridas y borbollone­s, a la vez que encontramo­s reparo del viento.

El clima era mucho más soportable en este sector, por la protección que nos daban los médanos, y la actividad de peces se hacía notar en más cantidad, por lo que apostámos a que estábamos en un buen lugar de pesca. Mi momento me llegó con una corrida muy suave en una de mis boyas, un pique muy remiso que tomaba la carnada y largaba, y jugueteaba en todo momento con el pilotín y las boyas. Era todo un desafío afinar la vista y mover suave la línea, porque sabía que estaba dando con un ejemplar de esos robustos que este magnífico espejo ofrece. No me quería adelantar a concretar el pique hasta que, en un momento, se afirmó la llevada y hubo una explosión en el agua, seguida por el comentario: “Matungazo”. Hasta tenerlo en las manos nada estaba dicho; nuevamente copo de por medio pude ver una pieza más que destacable, de lomo ancho, boca grande y bien vigorosa.

Los piques fueron más constantes con piezas de todos los tamaños, predominan­do pejes de 40 cm en adelante. Por otra parte, Santiago Iriarte en uno de los últimos intentos encarnó con dos mojarras grandes en uno de los anzuelos, para tentar aún más a estos sigilosos pejerreyes. Al instante en que cayó la línea al agua se dio una corrida sorprenden­te: la tarde nos avisaba que la jornada llegaba a su fin con otro de los grandes ejemplares que este espejo de agua ofrece.

Dato a tener en cuenta: aquellos que quieran practicar la pesca de costa, tendrán que caminar para encontrar los mejores sectores. Uno de los más rendidores es “la isla”, donde se dan buenas capturas. A hí habrá que hacer los lances con aparejos de fondo. Otra modalidad que se puede practicar en esa zona es vadeando en diferentes puntos de la costa, con sectores de suaves barrancas y fondo arenoso. Un lugar apto para realizar jornadas en familia, aún con los más pequeños. Agradecemo­s a la Sociedad Rural de Tres Arroyos.

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 ??  ?? Arriba izq.: las mejores capturas se dieron a 40 cm de la superficie, combinando una mojarra grande con un filete de dientudo colgando del anzuelo. Arriba: Diego Araujo con un hermoso ejemplar que capturó casi pegado a la costa. El servicio de botado de embarcació­n se realiza por cuenta propia ya que el lugar no tiene botero.
Arriba izq.: las mejores capturas se dieron a 40 cm de la superficie, combinando una mojarra grande con un filete de dientudo colgando del anzuelo. Arriba: Diego Araujo con un hermoso ejemplar que capturó casi pegado a la costa. El servicio de botado de embarcació­n se realiza por cuenta propia ya que el lugar no tiene botero.
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Centro: cierre de jornada sorprenden­te, con ejemplares arriba de un kilogramo, como lo muestran Santiago Iriarte y Oscar Jaureguibe­here. Der.: Oscar y Diego Araujo, con algunas piezas obtenidas. Izq.: las líneas con colores combinados dieron muy buenos resultados.
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