Weekend

La Paz alterada por dorados.

Pese al frío, capturamos muchos tigres de río de portes grandes y parejos. Una vez más, el Paraná entrerrian­o nos genera esa ansiedad irrefrenab­le de ir por más.

- Por Julio Pollero.

Pese al frío, capturamos muchos tigres de río de portes grandes y parejos. Una vez más, el Paraná entrerrian­o nos genera esa ansiedad irrefrenab­le de ir por más.

El río está bajando claro, con mucho paso de carnada pues los dorados vienen comiendo mojarras y sabalitos a dos manos!”. Esas fueron las palabras exactas de un viejo conocido paceño, como para dejar todo y llegar lo más rápido posible a la ciudad de La Paz, provincia de Entre Ríos. Estaba planeando otro viaje pero, ante semejante comentario, no pude contener las ganas de llamar a mis amigos para invitarlos a acompañarm­e en esta aventura. La idea era pescar en días de semana para no tener tanta presión en los lugares habituales y poder

intentar la búsqueda en varios pesqueros, hacia el norte y sur del puerto de la ciudad. Nuestra idea era usar solamente artificial­es, aunque luego se sumarían un par de amigos para hacerlo con carnada viva natural.

Una vez solucionad­o el tema de quienes me acompañarí­an, ordenamos un poco el trabajo y viajamos hacia Entre Ríos por una empresa de ómnibus que hace su parada técnica en la YPF Duval Flores, en la rotonda de entrada al pueblo, lugar de reunión de muchos pescadores y donde comienzan varias salidas de pesca. Los horarios son muy buenos porque se llega muy temprano por la mañana y se vuelve a última hora del día. Veníamos de un veranito inusual para la época pero se pronostica­ba el clima que nos tocó el día que llegamos: un frío tremendo para estar 4:30 am paraditos en la estación. Sinceramen­te no esperamos mucho a que nos pasara a buscar el guía, y muy pronto estábamos aprontando los equipos, esperando que amaneciera para salir en busca de los primeros dorados.

El frío no detiene el disfrute

Los equipos para la pesca con señuelos serían cañas de baitcastin­g entre 1,80 y 2.10 m de largo, con acción de punta en 14 a 20 lb de potencia (1 lb = 453,592 g); reeles de bajo perfil tamaño 151 y 201, cargados con multifilam­ento de 40 y 50 lb. También llevaríamo­s equipos de spinning con cañas de 2,10 m de largo y reeles frontales de tamaños 3000 y 4000, cargados con multifilam­ento de

30 y 50 lb. En cuanto a los señuelos, lo de siempre, tenemos un núcleo ferretero que nunca pueden faltar, pero siempre llevamos todos por las dudas; es mejor que sobren arriba de la lancha y no guardados en casa.

Mientras hablábamos con Anibal, nuestro anfitrión y quien había sido el responsabl­e de la repentina llegada a La Paz, los guías de su operación nos contaban lo buena que venía la pesca, aunque siempre hay un pero: “Ahora no sé qué pasará con este frío. Esperemos que los peces no se aletarguen”. Rápidos de reflejos, junto a mi compañera le dijimos: “¡Ahora no vengas con esa y llevanos a pescar que para eso vinimos!”. Las risas de todos los presentes se hicieron notar y se veía en las caras de los guías las ganas de que tengamos una gran jornada de pesca.

Entre correderas

El sol asomaba en el horizonte pero el frío aún no calmaba, por lo cual acudimos a todo el abrigo posible para no sufrir, principalm­ente, en la navegación. En el arroyo de acceso ya estaban los truckers preparados; en la primera incursión iríamos junto a Ramón, Dalma y Aníbal, esperando hasta el mediodía a que llegaran nuestros compañeros. Navegamos muy poquito hacia el sur y llegamos hasta unas conocidas barrancas que, al pie, tienen gran cantidad de piedras formando correderas que chocan contra algunos árboles semisumerg­idos y contra enormes piedras que asoman en superficie. Bajando la

velocidad de navegación nos largamos a la deriva unos mil metros antes de las primeras correderas, manteniend­o la embarcació­n con el motor eléctrico de proa.

La idea era probar varias profundida­des para saber adónde estaban más activos los peces cazadores, principalm­ente los dorados. Dalma eligió un formato tipo mojarra, Aníbal un Minnow y una banana curva de 36 g con paleta Nº 2 fue la selecciona­da por mí para esos primeros lances.

Hacíamos los tiros bien pegados a la barranca y recogíamos de forma moderada con velocidad. La primera pasada no dio resultado, aunque antes de cambiar de lugar retomamos la pasada por la misma zona. Ya el sol iluminaba el lugar y la pesca tomó otro plano: de cada tres o cuatro tiros, teníamos uno o dos piques simultáneo­s. El primero fue Aníbal con un doradito de unos dos kilos e inmediatam­ente después, Dalma nos sorprendió con un hermoso dorado que superaba los cinco kilos, hermoso ejemplar.

Tamaños parejos

Mientras hacíamos la deriva, veíamos nadar y saltar a los cardúmenes de mojarra y, de vez en cuando, alguna boga salía disparada por el aire, segurament­e producto de un ataque dorado. Se dieron muchos y muy buenos piques de dorados que llegaron hasta los seis y siete kilos de peso, sinceramen­te una pesca mucho más que divertida y con tamaños muy parejos. Volvimos a buscar a nuestros amigos que recién habían llegado y, abordando dos embarcacio­nes, rumbeamos hacia el norte buscando el reconocido arroyo Arrastrade­ro, un lugar típico de pesca para los que conocen la zona.

Nosotros seguimos pescando con señuelos, obteniendo varios piques, todo muy parecido a lo experiment­ado por la mañana. En cambio, nuestros amigos se anclaron en la salida de un desborde para probar con carnada viva y también les fue muy bien, obteniendo más de una docena de dorados en un lapso no mayor a las tres horas de pesca. Todos muy contentos regresamos temprano a puerto para organizar nuestro segundo día, que haríamos todos juntos en la misma embarcació­n.

Sabiendo que iba a hacer mucho frío en la mañana, tratamos de dilatar la salida, pero primó la idea de salir temprano para volver igualmente temprano. Contando toda la experienci­a vivida el día anterior, llegamos rápidament­e al lugar de pesca y nos propusiero­n hacer un partidito arriba de la lancha. No vamos a decir cómo fue el resultado, solo que la pasamos muy bien, nos divertimos mucho y nos propusimos volver a juntarnos para la revancha.

En un día fresco el sol estaba bien arriba y la idea era comer un asadito en la isla y luego regresar para volver temprano a casa. Todo salió redondito, pescamos, paseamos, comimos y disfrutamo­s de dos días tremendos con amigos y muy buenos dorados. La Paz te espera en invierno y verano, no la dejes pasar.

 ??  ?? Hermoso dorado en manos de una joven y entusiasta pescadora que, luego de sacarlo, lo devolvió sano y salvo a su medio natural. Pescado con una mojarra de media agua que tomó a mitad de camino. Seguro rondaba los cinco kilos de peso.
Hermoso dorado en manos de una joven y entusiasta pescadora que, luego de sacarlo, lo devolvió sano y salvo a su medio natural. Pescado con una mojarra de media agua que tomó a mitad de camino. Seguro rondaba los cinco kilos de peso.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? El autor con un gran dorado de casi seis kilos que picó bien pegado a la barranca. Buff y anteojos de sol por seguridad ante algún señuelazo.
El autor con un gran dorado de casi seis kilos que picó bien pegado a la barranca. Buff y anteojos de sol por seguridad ante algún señuelazo.
 ??  ?? Dalma Bucalo mirando el momento justo cuando Aníbal Balher clavaba otro dorado. El frío no hizo mermar la pesca, al contrario, nos regaló un día bárbaro con pesca de cantidad y calidad.
Dalma Bucalo mirando el momento justo cuando Aníbal Balher clavaba otro dorado. El frío no hizo mermar la pesca, al contrario, nos regaló un día bárbaro con pesca de cantidad y calidad.
 ??  ?? Varios de los momentos que se repitieron: dobletes de dorados y los guías pescando. Abajo: el arroyo de salida y una vista aérea de Las Palmeras.
Varios de los momentos que se repitieron: dobletes de dorados y los guías pescando. Abajo: el arroyo de salida y una vista aérea de Las Palmeras.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina